Cultura

19 diciembre, 2014

Se aprobó la ley de centros culturales

Con un número de 56 votos afirmativos la Ley de Centros Culturales se aprobó en la Legislatura porteña en una sesión extraordinaria que tuvo como otro tema la jura de los representantes de los abogados ante el Consejo de la Magistratura.

Con un número de 56 votos afirmativos la Ley de Centros Culturales se aprobó en la Legislatura porteña en una sesión extraordinaria que tuvo como otro tema la jura de los representantes de los abogados ante el Consejo de la Magistratura.

Hace apenas una semana, cuando marcharon por última vez para reclamar su aprobación, los Centros Culturales independientes de la Ciudad de Buenos Aires, lo hicieron reclamando lo mismo que hace 6 años: una Ley que les permita agruparse y el fin de las clausuras arbitrarias que el Gobierno municipal venía llevando a cabo desde hacía meses.

Por eso, el panorama que se presentaba una semana más tarde no era el más alentador y cuando el referente de la agrupación Abogados Culturales, miembro además del Club Cultural Matienzo, Claudio Gorenman, declaró que la Agencia Gubernamental de Control (AGC) presentó modificaciones “inaceptables” todo indicaba que la Ley no sería tratada en 2014.

Gorenman se refería al hecho de que la AGC pretende quitarles a los teatros independientes la posibilidad de comenzar a funcionar con el inicio del trámite de habilitación como ocurría hasta ahora y, por supuesto, rechaza extender esa posibilidad a los centros culturales. Además, demoraba hasta dos años la habilitación definitiva y tampoco quiere que los centros culturales puedan vender comidas y bebidas y les exige que cumpla con la ley de accesibilidad, a pesar de que muchos funcionan en casas alquiladas.

“Pedimos una ley flexible y nos responden con esta ridiculez. Los diputados del PRO prefirieron desoír a la cultura. Logramos el compromiso de los bloques del Frente para la Victoria, Unen y la izquierda para que no habiliten el tratamiento sobre tablas. Por lo tanto, la discusión continuará el año que viene en las comisiones”, declaró entonces Gorenman.

Esta Ley impulsada por el Movimiento de Espacios Culturales y Artisticos (MECA), un colectivo de Centros Culturales, asegura buscar “un cambio en las condiciones para la práctica cultural” a partir de una legislación que se adapte a los tiempos que corren, y que busca desde hace seis años ser aprobada.

“La política cultural del macrismo se basa principalmente en el fomento a los grandes emprendimientos comerciales. Se invierten sumas millonarias, como en el caso del planeado festival Rock in Río, con empresas privadas que sean capaces de organizar este tipo de eventos. Pero no se coopera con los espacios barriales”, aseguraba en 2013 Pablo Vergani dirigente del San Nicolás Social y Cultural (SNSyC), que fue cerrado por primera vez a mediados de 2012.

Uno de los puntos centrales de la Ley de Centros Culturales es la cuestión de los tiempos habilitatorios, justamente uno de los ítems que la AGC rechazaba, que se requieren para poder emprender un proyecto de estas características, apoyándose en leyes ya aprobadas para así evitar discusiones sobre cuestiones que poco tienen que ver con la Gestión Cultural. Desde MECA planteaban que, de aprobarse, todos los espacios deberían poder funcionar con el inicio del trámite.

“Tomamos algo que ya existe para los Teatros y lo usamos para los CC y lo que hicimos fue buscar una habilitación definitiva para los Clubes de Cultura, pero hasta 150 espectadores, porque sino lo que iba a pasar era que todos se iban a notar como CC o buscar la doble habilitación y lo que nosotros queremos es que cada espacio tenga su propia identidad y entendimos que era un buen mecanismo”, asegura Gorenman.

Shopping y macdonal

En los últimos meses, los inspectores del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires han clausurado decenas de espacios culturales, alegando incumplimientos a las normas de seguridad, ruido excesivo y hasta el clásico argumento de que “hay gente bailando”.

El primer caso que resonó fuerte sucedió en La Gran Jaime, el 19 de julio, cuando los inspectores clausuraron el lugar por no presentar “el plan de evacuación positivizado” y por no contar con el baño de material ignífugo en “toda la casa, incluyendo pisos, sillas, mesas, sillones, barandas, puertas del baño, baño en su totalidad y terraza”. El lugar permaneció cerrado nueve días, perjudicando no solo a sus dueños, sino a aquellos docentes y alumnos de los diferentes talleres que allí se brindan. El segundo caso tuvo lugar el 7 de agosto, y el espacio clausurado esta vez fue Ladran Sancho, con la misma consecuencia: días sin poder trabajar y el perjuicio de los talleristas y alumnos.

En las últimas semanas del año, a los casos de La Gran Jaime y Ladran Sancho, se les sumaron el de Zaguán Sur, Teatro Mandril y por último el Salón Pueyrredón. Como consecuencia de esto el jueves 11 de diciembre siete mil personas se unieron en una manifestación por la cultura independiente en la puerta de la Legislatura porteña para pedir, entre otros puntos, una Ley de Centros Culturales que los represente.

En la marcha se presentaron las 30 mil firmas conseguidas por Cultura Unida un movimiento que nuclea a distintas organizaciones culturales como MECA, ESCENA, ARTEI, FAAO, Potencia Unida, La Cultura No Se Clausura, Seamos Libres, Roja y Blanca y Abogados Culturales.

El pueblo, unido

La Ley de Centros Culturales iba a ser tratada, en realidad, la semana pasada pero, según publica el diario Clarín, el proyecto no pudo llegar a ser debatido por un escándalo que estalló poco antes de la medianoche, cuando la sesión ya llevaba diez horas. En ese momento, el diputado del Frente de Izquierda (FIT) Macerlo Ramal acusó por amenazas a Roberto Quattromano (PRO) en plena sesión y armó un revuelo. Si bien el legislador oficialista lo desmintió, Ramal dejó constancia de la denuncia en la comisaría 2da y el caso quedó en manos de la fiscalía N° 16.

Por eso, cuando pasado el mediodía la Legislatura porteña comenzó a tratar finalmente esta ley, grande fue la sorpresa. Tímidamente y por las Redes Sociales se empezó a correr el rumor, a pesar de las declaraciones de Claudio Gorenman el día anterior, que la Ley iba a ser finalmente tratada. Entonces la presidenta del Pro, Carmen Polledo, dio la iniciativa para que se votaran los proyectos de ley con números de expedientes 2028-14 y 2330-14, que permiten la creación de una figura legal para los Centros Culturales porteños.

“Hace 6 años que venimos peleando por el reconocimiento de los centros culturales y por fin se va a sacar de la clandestinidad a los centros culturales que tanto aportan a la identidad de la Ciudad y lograr su legitimidad en algo concreto. Esto es un triunfo tanto de la oposición como del oficialismo”, aseguró el legislador Pablo Ferreyra, de Seamos Libres, uno de los máximos defensores del proyecto.

A sus dichos se sumó Alejandro Bodart quién pidió además un subsidio de 50.000 pesos para que “todos los centros puedan estar en iguales condiciones de habilitación”. Por parte del kirchnerismo, la legisladora Lorena Pokoik (FpV) fue la encargada de cerrar los discursos antes de la votación: «Votamos una ley con amplio consenso. Todos se han puesto esta ley al hombro y aún cuando parecía que no llegábamos volvieron a hacerlo. Esta ley no es un regalo, es una conquista de los centros culturales y esta Legislatura supo interpretarlo así».

 

Manuel Soifer – @tampocoestanasi

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