17 diciembre, 2014
San Lorenzo contra los oficinistas
El Auckland City es un club semiprofesional, que lleva años dominando el fútbol neozelandés y la Champions League de Oceanía. Está jugando por sexta vez el Mundial de Clubes y, con un argentino en sus filas, llega por primera vez a las semifinales.

El Auckland City es un club semiprofesional, que lleva años dominando el fútbol neozelandés y la Champions League de Oceanía. Está jugando por sexta vez el Mundial de Clubes y, con un argentino en sus filas, llega por primera vez a las semifinales.
Nueva Zelanda respira rugby. El dominio colonial británico dejó este deporte como marca en el país oceánico, a tal punto que los todopoderosos All Blacks son la marca que distingue mundialmente a este estado de 4 millones y medio de habitantes. Pero los ingleses también llevaron el fútbol. Tal es así que la selección local, conocida como los All Whites, disputó dos mundiales de fútbol, en España 1982 y Sudáfrica 2010.
El equipo más importante es el Wellington Phoenix, representante de la capital. Sin embargo, no compite con sus compatriotas: desde su fundación, en 2004, participa de la A-League, la primera división del gigante vecino, Australia. A nivel local, el dominio es de los dos “grandes” de la mayor ciudad, Auckland: el Auckland City y el Waitakere United, que además, desde el paso de los australianos a la confederación asiática, dominan la competencia continental.
El Auckland City fue fundado en 2004 por Ivan Vuksich, un tradicional dirigente de origen croata. Desde entonces, ganó en cinco ocasiones la primera división neozelandesa y seis veces la Champions League de Oceanía (las últimas cuatro de forma consecutiva). Como ganador, participó en la misma cantidad de ocasiones del Mundial de Clubes, donde hasta ahora su mayor logro había sido una victoria 3-2 sobre el TP Mazembe de Congo -que al año siguiente llegaría a la final-, en el partido por el quinto puesto de la edición de 2009.
Es tal la debilidad del fútbol neozelandés que la mayoría de los equipos se mantienen en el amateurismo. De ahí la diferencia que consiguen los grandes de Auckland. “Nosotros entrenamos cinco días en la semana, a diferencia de los demás clubes que lo hacen uno o dos días”, cuenta Emiliano Tade, delantero argentino del equipo. Este santiagueño llegó hace cinco años a Oceanía aprovechando la “Working Holiday Visa”, un sistema que otorga a los argentinos doce meses de permiso de trabajo. Tade, que había hecho inferiores en el Club Atlético Mitre de su provincia, trabajaba como lavacopas cuando comenzó a jugar en la tercera división. Rápidamente fue visto por el técnico español del Auckland, Ramón Tribulietx, que se lo llevó para el equipo. Lleva anotados para el equipo 34 goles en 44 partidos.
Está disputando su tercer Mundial de Clubes de manera consecutiva. De los dos anteriores se fue con las manos vacías, pero en esta ocasión logró primero eliminar por penales al campeón marroquí, Moghreb Tetuán, para acceder a los cuartos de final. Allí el Auckland City eliminó a los campeones africanos, los argelinos del ES Sétif, tras ganarles por 1-0. Ese triunfo es el que ahora les permite enfrentarse con el campeón de la Libertadores, San Lorenzo de Almagro.
«Creo que ninguno de nosotros ha podido tomar noción realmente de lo que hemos logrado. Con mis compañeros nos miramos y decimos: ‘¿Qué carajo estamos haciendo?, ¿dónde estamos?», reconoce en una entrevista con Télam. Están en las semifinales de un Mundial de Clubes. Se enfrentarán a un club infinitamente superior, soñando además con llegar a una final increíble frente al Real Madrid.
Será muy difícil, casi imposible, que Auckland pueda superar a San Lorenzo. Pero nadie podrá quitarle lo bailado a este equipo de empleados bancarios y profesores universitarios, perdido en una isla donde el rugby es una religión y el fútbol apenas un detalle.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
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