Fútbol argentino

15 diciembre, 2014

Era éste el año, Academia

Racing venció a Godoy Cruz y salió campeón después de 13 años. Reconstruido institucionalmente después de la quiebra y el gerenciamiento, el gran mérito de este plantel liderado por Diego Cocca fue sacarle al club el aura perdedora que acumulaba desde hace tiempo.

Racing venció a Godoy Cruz y salió campeón después de 13 años. Reconstruido institucionalmente después de la quiebra y el gerenciamiento, el gran mérito de este plantel liderado por Diego Cocca fue sacarle al club el aura perdedora que acumulaba desde hace tiempo.

“Este es el año Academia / no le falles a tu gente / esa que siempre te alienta / la que siempre esta presente”. Canción de cancha, común y corriente, un poco trillada incluso. Para Racing, sin embargo, se había convertido en un karma. Después de años de fracasos bajo el dominio de Blanquiceleste S.A., la recuperación institucional no mejoró los resultados deportivos; múltiples planteles se construyeron en busca del título y fallaron en el intento.

Después de una crisis interna producto de la ruptura entre las dos facciones de la comisión directiva, lideradas por los entonces presidente y vice, Gastón Cogorno y Pablo Podestá, apareció la figura de Víctor Blanco como prenda de paz. Y el nuevo mandamás -que en el mismo día de la consagración validó su mandato en las urnas con más del 50% de los votos- acertó un pleno a la hora de conformar un equipo.

Acertó, primero, al conseguir el regreso de Diego Milito. Uno de los últimos ídolos albicelestes, que fue campeón en 2001, que fue estrella del fútbol mundial y ganador de la Champions League, y que volvió convertido en otro jugador, más técnico, más inteligente; pero sobre todo, transformado en un líder.

Acertó con un entrenador que no tuvo una gran carrera como futbolista, y que traía como mayor pergamino el primer ascenso a Primera en la historia de Defensa y Justicia; que traía, además, todo el catálogo de futbolistas de su representante Christian Grabarnik, el hombre que maneja la carrera de casi una decena de futbolistas de este Racing.

Acertó con Gastón Díaz y Gustavo Bou que, especialmente el delantero, venían de pasos poco exitosos por Gimnasia. El entrerriano pasó de ser el gran cuestionamiento al entrenador, al goleador del campeón. Fue el artífice del triunfo en cancha de Boca, donde la Academia le dio vuelta el partido al Xeneize en 34 minutos. Ese encuentro, visto a la distancia, fue el quiebre que convirtió a Racing en un equipo capaz de pelear por el título.

Nueve victorias, un empate y una derrota en los últimos 11 partidos. El envión que traía el equipo de Cocca permitía pensar en una definición tranquila. Local de Godoy Cruz, un equipo bien intencionado pero con muchos errores que lo convierten en el más goleado del torneo, en el Cilindro estaba todo dado para que fuera una fiesta del local, que desde el primer minuto fue superior. Salió confiado, sin dar muestras de nerviosismo, y a lo largo de la primera etapa tuvo al menos cinco situaciones claras de gol que convirtieron en figura al arquero de los mendocinos, Sebastián Moyano.

Cuando la lógica indicaba que, ahora sí, la tensión se apoderaría de las piernas y las mentes de los jugadores, Racing mostró madurez: salió aún más convencido a jugar el segundo tiempo y fue así que logró encontrar el gol a los tres minutos. Fue una combinación entre una sorpresa, Gastón Díaz, y una eterna promesa, Ricardo Centurión. Ese pibe que dio tantas muestras de talento como de incapacidad para tomar buenas decisiones, que se fue a Europa pero volvió muy rápido y sin haber aprendido demasiado. Que alternó buenas y malas a lo largo del torneo y de toda su carrera, y que a todo esto tiene apenas 21 años. Ese pibe hoy fue el héroe. Ojalá, por el bien del fútbol argentino, sea el quiebre que le permita explotar definitivamente todo su potencial.

Sufrió poco Racing. Apenas los últimos 15 minutos en los que Godoy Cruz empujó sin demasiadas ideas. Y fue campeón. Todo bastante naturalmente, sin demasiada épica. Decía hace algunos meses el periodista Alejandro Wall en Informe Escaleno: “[Los hinchas de Racing] parecemos atrapados en los tiempos de la desdicha, los días en los que las únicas proezas ocurrían en la tribuna”. Finalmente, la Academia logró abandonar esa lógica. Logró jugar al fútbol y ser el mejor del campeonato; sin esperar una desgracia que nunca llegó, lejos ya de los tiempos de la quiebra y el estadio lleno para no ver jugar a nadie. La hinchada ya no se alienta a sí misma: festeja volver a ver a su camiseta albiceleste en lo más alto.

 

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

 

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