2 diciembre, 2014
Los viejos jóvenes del cine argentino
Otra edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata ha terminado. Nuevamente el amplio espectro que ofrece el festival, desde el cine más clásico al más radicalizado, se presenta como una de las propuestas más interesantes, que aquí intentamos comentar. En esta primera parte, la retrospectiva dedicada al cine de Daniel Tinayre.

Otra edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata ha terminado. Nuevamente el amplio espectro que ofrece el festival, desde el cine más clásico al más radicalizado, se presenta como una de las propuestas más interesantes, que aquí intentamos comentar. En esta primera parte, la retrospectiva dedicada al cine de Daniel Tinayre.
Quienes asistimos regularmente a los festivales de cine entendemos muy bien a quienes creen que son un riesgo y que no se puede entrar a ver cualquier cosa. Lo entendemos porque también lo padecemos. En las reseñas aparecen cosas como: “Una película de ocho exquisitos planos”; “un documental de observación sobre 17 monumentos”; “otra película sobre jóvenes que no saben qué hacer de sus vidas”. Y sí, a veces los festivales antes que atraer a los públicos los espantan.
Sin embargo el lector seguramente pueda citar por lo menos diez títulos recientes de Hollywood que haya visto y no le hayan gustado. En definitiva, -y sin querer caer en Jorge-Bucay-ismos- toda elección en la vida es un riesgo, y entre todas ellas, qué película ver. En el marco de un festival, donde hay cientos de películas juntas, podemos decir, siendo un poco injustos, que hay de todo.
Como recomendación para el futuro, una tendencia interesante en los festivales es la programación de retrospectivas. Estas películas a veces pueden verse en internet pero muchas veces son oportunidades únicas. El BAFICI es quizá el festival argentino que mejor programa retrospectivas de directores vivos o en actividad, porque es línea editorial del festival esa búsqueda de lo nuevo (que tan acotada queda cuando programa cine argentino). Mar del Plata, por su parte, principalmente gracias al apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), cada vez más consolida sus retrospectivas de grandes directores argentinos clásicos.
Este año la figura más importante fue sin dudas Daniel Tinayre. Director de títulos notables como La patota, Extraña ternura o La Mary, Tinayre se caracterizaba por ser exponente del mejor cine argentino de género, principalmente policial.
Específicamente Extraña ternura (1964) narra la historia de un joven, Fabián, interpretado por el después galán de las telenovelas Norberto Suárez, que se enamora de Olga, una prostituta de un cabaret, interpretada por la bellísima Egle Martín. Hay dos terceros en cuestión que intentarán impedir este romance. Por un lado el esposo de la prostituta, el dueño del cabaret en el que ella baila y hace sus striptease. Por el otro, el padrino del joven que no quiere que su ahijado salga con alguien de otra clase (eso dice abiertamente), y porque además lo ama y lo quiere para él (esto lo oculta pero es evidente).
Tinayre se caracterizaba por incluir en sus películas personajes homosexuales (ya sean gays o lesbianas) que no eran el típico estereotipo sino personajes más complejos, siendo esta película un ejemplo. La desaparición del joven será la razón por la que todos los personajes de la película van a la policía a dar su testimonio.
Extraña ternura, en esta estructura narrativa en la que la historia se va reponiendo a partir del relato de los personajes, recuerda a la película Rosaura a las 10 (1958) de Mario Soffici (que está en Youtube y desde aquí recomendamos), que a su vez dialoga con El Ciudadano/Citizen Kane (1941) de Orson Welles. No es casual la referencia a películas que, aún dentro de ciertas estructuras clásicas, empezaban a romper las normas duras del clasicismo, sin alejar a los públicos.
El relato más sentido quizá sea el de la prostituta Olga, que narra cómo ella también se enamora del joven Fabián. Una de las más bellas imágenes del cine argentino es sin dudas el primer encuentro sexual, que es además la primera vez de Fabián. Narrado con una enorme carga de suspense, Fabián no sabe cómo desvestir a Olga, que se ríe, intentando calmarlo mientras deja caer su vestido. Al rato, Olga le sonríe y le dice que ya es un hombre.
Y así es cómo después de ver las películas de Tinayre una pregunta empieza a asomarse. ¿Qué pasó con este cine? Sucede que el cine argentino no hace más que negar su pasado constantemente. Si aquellos preocupados por los nuevos cines apenas pueden citar dos o tres películas de la primera generación de “nuevo cine” que es la del 60, ni siquiera van a poder nombrar al clasicismo porque lo rechazan de antemano. Entonces: ¿qué pasó con este cine? Ganó la ignorancia. Realmente habrá nuevo cine cuando se deje de rechazar la historia de nuestro cine.
Por eso es importante que los festivales empiecen a programar tan bien estas secciones. Son aportes para forjar un cine argentino popular y nuevo, que felizmente podemos decir que lentamente empieza a emerger.
Matías Marra – @wturbio
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