7 noviembre, 2014
Messi, el futbolista mochilero
En 10 años de carrera el argentino ya se posicionó como uno de los mejores futbolistas de la historia. Con sus problemas físicos y la pérdida de hegemonía del Barcelona, entró en un período de transición hacia la parte final de su carrera. Siempre con el peso de su club y la Selección sobre la espalda.

En 10 años de carrera, el argentino ya se posicionó como uno de los mejores futbolistas de la historia. Con sus problemas físicos y la pérdida de hegemonía del Barcelona, entró en un período de transición hacia la parte final de su carrera. Siempre con el peso de su club y la Selección sobre la espalda.
El 16 de octubre de 2004 Lionel Messi debutaba de manera oficial con la camiseta del Barcelona en un encuentro contra el Espanyol. El rosarino ingresó por Deco y jugó 8 minutos. Parece que pasó una vida entera en estos 10 años de carrera de Lionel. Su aparición y su posterior explosión futbolística cautivaron al mundo primero y a los argentinos después, que lo miraban con cierto recelo por emborracharse del periodismo que hace un culto del hablemos sin saber que muchas veces es critiquemos sin analizar.
En 10 años Messi sacudió el tablero de la mesa chica de los grandes de la historia, se ubicó allí por méritos propios y cosechó títulos, premios y veneraciones por doquier. También hubo de lo otro, críticas, finales perdidas y momentos agrios que moldearon su personalidad actual.
Lio tuvo que lidiar con una de las peores crisis del fútbol argentino de los últimos tiempos. La selección argentina venía de seis años de Marcelo Bielsa al frente de la mayor y de 13 de José Pekerman y Hugo Tocalli al mando de las juveniles. Luego del «Loco» la mayor tuvo seis técnicos (Pekerman, Basile, Maradona, Batista, Sabella y Martino) en 10 años y la Sub 20 luego de Tocalli tuvo a cuatro entrenadores (Batista, Perazzo, Trobbiani y Grondona) en siete años.
En ese contexto se jugó el Mundial 2010 y le pedimos a Messi que nos salve. El 0-4 con Alemania fue un golpe durísimo para un Lionel que cada vez era un jugador más completo en Barcelona. Luego vino la gota que rebalsó el vaso en la selección, que fue la eliminación en cuartos de final de la Copa América Argentina 2011 contra Uruguay por penales.
Messi intentaba hacerse líder de un equipo que estaba en caída libre y el tobogán lo arrastraba aunque no quisiera. Pero su crecimiento no se detenía y ya con Alejandro Sabella como entrenador encontró el contexto ideal para levantar a una selección que parecía abatida.
Si el 2011 en la selección fue para enderezar el barco con el partido con Colombia en Barranquilla como despegue, el 2012 fue su pico de rendimiento allí. Pero ese año con la celeste y blanca no fue casualidad, porque si bien en Barcelona vivía el cambio de mando de entrenador (Guardiola por Vilanova), su presente era inmejorable. Ya afianzado como “falso nueve”, en la última temporada de Pep como técnico del Barsa, en 2011/2012, convirtió 75 goles en 61 partidos. Luego se tomó como algo personal la primera temporada de Tito Vilanova al frente del equipo. Además de ayudar a su nuevo técnico, por el que tenía un gran aprecio, quería demostrar que Guardiola no se había equivocado ubicándolo de nueve y que el Barcelona podría funcionar igual sin su mentor. Esa temporada 2012/2013 metió 65 goles en 54 partidos.
Pero el 2 de abril de 2013, en un partido por Champions contra el París Saint Germain, su físico le puso un freno de mano que duró nueve meses por vueltas apresuradas y decisiones equivocadas, tanto de él como del club. Si bien tuvo regresos esporádicos, se tomó el final de año de 2013 y el principio de 2014 para recuperarse de cara a la parte definitoria de la temporada y al Mundial de Brasil. Era tan alto el nivel suyo antes de la lesión que volver a recuperarlo le iba a llevar tiempo. De hecho todavía está en ese proceso.
El problema fue que sus lesiones y su vuelta coincidieron con una crisis en el equipo donde él se refugiaba cuando la selección era un torbellino. Pasó de ser dirigido por el mismo entrenador en cuatro años a tener cuatro técnicos distintos (Vilanova, Roura, Martino, Luis Enrique) en dos años.
Todo lo que anteriormente vivía en la selección ahora lo sufría en el Barcelona, un equipo a la deriva. Si el 2012 fue de esplendor para Messi, el 2013 fue de lesiones y el 2014 de frustraciones. Del 9 de abril del 2014 al 13 de julio del mismo año pasaron poco más de tres meses. En ese lapso Lionel Messi, con el Barcelona, quedó eliminado en cuartos de la Champions por el Atlético Madrid, equipo que le daría la vuelta en la cara tras empatar 1 a 1 en el Camp Nou en la última fecha de la Liga de España. Además perdió la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid y jugó el partido que soñó toda su vida en el Maracaná, la final del Mundial. Era la ocasión indicada para sacarse el gusto amargo de un año para el olvido pero los merecimientos no se pueden medir y su disparo en la final contra Alemania se fue a centímetros del palo. Muchos golpes juntos, pero ahora de los dos lados, de Argentina y de Barcelona.
Y a los golpes dentro de la cancha hay que sumarle los de afuera: en menos de tres meses sufrió las muertes de su ex entrenador en Barcelona Tito Vilanova y de su amigo el periodista argentino Jorge “Topo” López.
La Era Messi se encuentra en un año de transición, después de nueve inigualables. El maldito destino quiso que justo sea en el año del Mundial que tanto soñó. Así y todo llevó con sus goles a Argentina hasta los octavos y comandó el pase a cuartos. El rosarino deberá comprender que su físico se va desgastando con el correr de los años y deberá sumarle a su extraordinaria lectura y realización de las jugadas una mejor caracterización de los partidos, sobre todo los importantes. También va a necesitar como nunca de sus compañeros porque no siempre puede hacer todo sólo, ni en Barcelona ni en la selección.
El periodista español Martí Perarnau escribió en su blog del Diario Marca que “Messi vive tentado por hacer también de Xavi. Tentado y obligado. Tras haber marcado centenares de goles, se siente obligado asimismo a iniciar la jugada. No es un propósito sencillo. Esa carambola precisa finura y que las piezas estén perfectamente alineadas.”
Las lesiones de 2013 y el desgaste por los partidos importantes perdidos en 2014 sin poder gravitar influyeron en el momento futbolístico del Messi actual. Esta transición de Messi sería el mejor momento de la carrera de muchos futbolistas pero Lionel puso la vara tan alta que un momento de impasse parece malo, aunque no lo sea.
Los primeros diez años de carrera de Messi lo catapultaron a ser uno de los mejores de la historia, le quedan otros diez donde tendrá que preocuparse más en mostrar que en demostrar. Si la primera década tuvo desgaste y disfrute, el rosarino deberá tratar que en los próximos años haya más de lo segundo que de lo primero.
Si viviste el 2013 de las lesiones, si sufriste el 2014 de las frustraciones, no te pierdas el 2015 de la resurrección. Porque antes de que surja el “¿Era todo?, pregunté. Soy un iluso”, luego de nueve años fantásticos, resurgirá Messi para revalidar que es, fue y será “el único héroe en este LÍO”.
Lucas Jiménez – @lucasjimenez88
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