7 noviembre, 2014

EEUU reconoce haber expuesto a sus soldados a armas químicas

Luego de varios años y denuncias no escuchadas, el Pentagono reconoció que expuso a más de 600 soldados a los efectos nocivos de armas químicas. La investigación oficial se realizó luego de una denuncia hecha por The New York Times.

Luego de varios años y denuncias no escuchadas, el Pentagono reconoció que expuso a más de 600 soldados a los efectos nocivos de armas químicas. La investigación oficial se realizó luego de una denuncia hecha por The New York Times.

En total, según los resultados de la investigación del Pentagono, al menos 629 soldados estadounidenses fueron expuestos a agentes químicos durante la ocupación de Irak.

El estudio fue ordenado por el secretario de Defensa, Chuck Hagel a partir de una denuncia del diario The New York Times que reveló 17 casos de militares afectados por gas sarín o agente mostaza de azufre, durante su estancia en el país de Medio Oriente.

Para el diario neoyorquino, el nuevo recuento de casos «sugiere que hubo más contactos de humanos con las armas químicas», incluyendo soldados extranjeros, tropas iraquíes y civiles.

A partir de esto el Pentágono anunció que creará una línea telefónica nacional gratuita para que los miembros de las Fuerzas Armadas en actividad y los veteranos puedan informar de las exposiciones que pueden haber sufrido. De esta forma serán evaluados y atendidos por médicos.

Por su parte el director de los programas de veteranos en el Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, Phillip Carter, afirmó que fue «un fracaso del Pentágono» la forma de organizar y dar seguimiento a la información, lo que consideró un descuido impresionante.

Así lo manifiesta también el ex sargento del ejército Jordan Zoeller, afectado por exposición a armas químicas durante su estadía en irak. El oficial declaró a The New York Times que es «demasiado poco y demasiado tarde» lo que está haciendo ahora el Pentágono.

Zoeller integraba un pelotón que fue expuesto a un agente mostaza de azufre, mientras destruían proyectiles de artillería enterrados cerca de Taji, Irak, en 2008. El militar se retiró del servicio activo por razones médicas ya que comenzó a desarrollar una serie de problemas de salud, como el asma y la psoriasis pocas semanas después de la exposición a esos químicos.

«En ese momento, el Ejército negó que hubiera estado expuesto», sostuvo y no examinó sus afirmaciones. «Nunca nadie me creyó», dijo Zoeller.

Seis años después, quizás, ya es demasiado tarde.

 

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