3 noviembre, 2014
¿Un papa comunista?
Por Ulises Bosia. Entre el 27 y el 29 de octubre se llevó a cabo en El Vaticano el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, convocado bajo el lema “Tierra, Techo, Trabajo”. ¿Qué es lo que está pasando?

Por Ulises Bosia. Entre el 27 y el 29 de octubre se llevó a cabo en El Vaticano el Encuentro Mundial de Movimientos Populares, convocado bajo el lema “Tierra, Techo, Trabajo”. ¿Qué es lo que está pasando?
El evento fue organizado por el Consejo Pontificio de Justicia y Paz dirigido por el cardenal ganés Peter Turkson, la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y distintos movimientos populares del mundo, entre los que se destacan la Vía Campesina Internacional y la Federación de Cartoneros y Recicladores de la Argentina. Además contó con la participación del papa Francisco y también del presidente boliviano, Evo Morales.
La nómina de colectivos y organizaciones que estuvieron presentes en el encuentro es notable y vale la pena detallar su proveniencia, para que quede en evidencia el alcance del evento, que incluyó los cinco continentes, reuniendo a personas de distintas religiones e ideologías.
Junto a unos treinta obispos relacionados con las luchas sociales, participaron alrededor de 150 delegados de organizaciones de la mayoría de los países de Nuestra América como México, Bolivia, Argentina, Brasil, Perú, Paraguay, Chile, Venezuela, Colombia, Ecuador, Cuba, Uruguay, Haití, Honduras, Nicaragua, Guatemala y El Salvador; pero también de África como Egipto, Mali, Zimbabwe, Senegal, Mozambique, Kenia, Malawi, Tunes, Marruecos y Sudáfrica; de Europa como Bélgica, el País Vasco, Francia, Bulgaria, Italia y el Estado Español; de Asia como Turquía, India, Camboya, Corea del Sur y Palestina; de Oceanía como Nueva Zelanda y Filipinas y finalmente de los Estados Unidos.
Si se las dividiera de acuerdo al sector del pueblo que representan se podría decir que fueron de la partida organizaciones campesinas y de agricultores familiares, de pueblos originarios, de empresas recuperadas, de cuentapropistas y de la economía popular en general, de mujeres, de habitantes de villas y barrios periféricos, ecologistas, de cartoneros y recicladores, de cooperativistas y trabajadores informales, de asociaciones sindicales, de juventudes, de sin techo y resistentes contra los desalojos, entre varios otros colectivos más difíciles de clasificar.
Las palabras del papa
En el marco del Encuentro, Francisco pronunció un discurso que dejó varios elementos contundentes, en el marco de su reivindicación de la Doctrina Social de la Iglesia.
“¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella! No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o, si llegan, llegan de tal manera que van en una dirección o de anestesiar o de domesticar”, dijo el papa.
“Este encuentro nuestro responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos, pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría: tierra, techo y trabajo», afirmó el sumo pontífice y agregó: «Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista. No se entiende que el amor a los pobres está al centro del Evangelio”.
En otro extracto de sus palabras el mandatario del Vaticano aseguró: “Vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios… pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias. ¡Cuánto duele escuchar que a los asentamientos pobres se los margina o, peor, se los quiere erradicar! Son crueles las imágenes de los desalojos forzosos, de las topadoras derribando casillas, imágenes tan parecidas a las de la guerra”.
Francisco retomó algunas de las posturas expresadas en el encuentro cuando sostuvo que “algunos de ustedes expresaron: Este sistema ya no se aguanta. Tenemos que cambiarlo, tenemos que volver a llevar la dignidad humana al centro y que sobre ese pilar se construyan las estructuras sociales alternativas que necesitamos”.
“Digamos juntos desde el corazón: Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo”, concluyó.
El significado del Encuentro
Distintas voces calificaron de “histórico” el Encuentro, en la medida en que es la primera vez que un papa convoca a esta cantidad de movimientos populares a discutir al Vaticano.
América Latina es el único rincón del planeta donde el neoliberalismo fue enfrentado con relativos niveles de éxito por las luchas populares en los últimos 15 años. La presencia de Evo Morales en el Encuentro expresa este reconocimiento, que tras la muerte de Hugo Chávez, encuentra su mejor representación en el presidente boliviano. Francisco pretende que sea la propia Iglesia la que haga este reconocimiento, que amplía al conjunto de las organizaciones populares en lucha en el mundo.
Pero a nivel mundial, a pesar de la continuidad de la crisis económica y de sus consecuencias sociales, el neoliberalismo mantiene con fuerza su reinado. Y para peor no aparecen con fuerza alternativas. Ese es el contexto en el que se inscribe la prédica de Francisco y el horizonte que promueve para la Iglesia.
¿Cuánto pueden cambiar las palabras de un papa? ¿Hasta dónde llegará esa voluntad transformadora que asumió que sin una nueva orientación era imposible remontar la crisis de la Iglesia Católica? ¿Cuánto están dispuestas a ser modificadas las estructuras eclesiásticas de una institución emparentada íntimamente con el mismo sistema endiosador del dinero que el papa denuncia?
Más allá de las respuestas que cada uno pueda adelantar a estas preguntas, desde el punto de vista de las organizaciones populares, el respaldo del papa a sus reivindicaciones es un apoyo cualitativo que refuerza y legitima sus luchas.
Está por verse si un sector de la Iglesia decide hacerse cargo de la propuesta de Francisco y acompañar al pueblo organizado en su lucha. En la historia de Nuestra América sobran ejemplos de mártires que así lo hicieron; pero lamentablemente también existen los casos contrarios, que no fueron pocos.
Hasta el momento, lo que puede verse es que ante las amenazas de una restauración conservadora que polarizan a nuestro continente, la voz del papa es un obstáculo para la nueva derecha y, al mismo tiempo, una palabra incómoda para quienes asumen el “realismo” de pensar que ya se hizo suficiente y que más no se puede.
@ulibosia
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