31 octubre, 2014
Los mapuches en los medios: estigmatización, racismo y criminalización
En las últimas semanas este Pueblo Originario ha vuelto a ser protagonista de distintas notas y editoriales en donde se los presenta nuevamente como usurpadores y violentos, y donde se los vuelve a calificar como extranjeros sin derechos. Paralelamente, las comunidades y organizaciones mapuches han denunciado persecución y violencia.

En las últimas semanas este Pueblo Originario ha vuelto a ser protagonista de distintas notas y editoriales en donde se los presenta nuevamente como usurpadores y violentos, y donde se los vuelve a calificar como extranjeros sin derechos. Paralelamente, las comunidades y organizaciones mapuches han denunciado persecución y violencia.
Hace unas semanas, el incendio del Refugio Neumeyer del Club Andino Bariloche en jurisdicción del Parque Nacional Nahuel Huapi, fue tapa de distintos diarios. En los mismos, sin mucha problematización sobre el asunto, se acusaba al Pueblo Mapuche y se utilizaba el hecho para volver a caer en el discurso de “los mapuches son chilenos, violentos y usurpadores”.
Como muestra la editorial de La Nación del miércoles 22 de octubre, para estos medios los abusos y atropellos a los Pueblos Originarios existen en otros países o en el mejor de los casos en otras zonas de la Argentina, como Formosa, pero no en Río Negro y Neuquén. Según sostienen, en estas provincias lo que hay son “tendencias anárquicas” que se manifiestan en “ocupaciones de campos y otras usurpaciones a la propiedad privada”, violando “los legítimos derechos de decenas de propietarios que han visto menoscabado su derecho de propiedad”.
Al referirse a la cuestión de la “propiedad privada”, estos medios evitan explicar que en el caso de Patagonia, los antiguos pobladores originarios del territorio no recibieron títulos de propiedad como sí obtuvieron los “pioneros” que fueron llegando. Dentro de jurisdicción del Parque Nacional Nahuel Huapi, por ejemplo, los antiguos pobladores -mapuches y criollos- solo tuvieron acceso a Permisos Precarios de Ocupación y Pastaje, que daban derecho al usufructo y no a la propiedad de la tierra, generando una clara diferencia con “los privados”. Los conflictos actuales son -en parte- consecuencia de esta política, pero eso, al parecer, no es importante de explicar.
No solo las complejidades que refieren a la cuestión de “la propiedad” son evitadas. Hay un esfuerzo por no profundizar en ningún tipo de análisis. Hasta se llega a sostener que “quienes estudian el origen y destino de los Pueblos Originarios coinciden en sostener que los mapuches son originarios de lo que hoy es el sur de Chile”. Esto es una absoluta falacia que distintos investigadores de diversas disciplinas se han esforzado en desmentir. Sin embargo, en estos medios no existe lugar para el disenso. La verdad parece ser una sola y se presenta como neutral, mientras todas las otras opiniones son desestimadas por “ideológicas” y “políticas”.
Se llega a sostener que el artículo 75 inciso 17 de la Reforma Constitucional de 1994 refiere “únicamente al reconocimiento étnico y cultural de tales poblaciones, pero sin habilitar la modificación del derecho de propiedad”. Este es justamente el eje del conflicto: afirmar que el reconocimiento étnico y cultural puede estar escindido del reconocimiento territorial. Es decir, como es común escuchar en Patagonia: si quieren recuperar su idioma, sus ceremonias, su vestimenta está bien, pero si quieren reclamar derecho sobre territorio inmediatamente son criminalizados.
La editorial de La Nación termina proponiendo que la forma de resolver el problema es definir claramente qué Pueblos son originarios y cuáles no los son. La pregunta que deberíamos hacernos es cómo proponen definir esto cuando niegan las opiniones de expertos y de las propias organizaciones indígenas. Y también debería preocuparnos la mínima mención a que “los hombres libres y justos no tengan ante sus manos otra alternativa más que la defensa propia de sus derechos”. Un planteo extraño para quienes dicen buscar “paz y orden”.
La opinión vertida en estos medios no es menor, cuando la estigmatización hacia este Pueblo habilita la violencia y la persecución. Así, en el marco de la investigación por el incendio del Neumeyer, el martes 21, Gendarmería allanó una vivienda perteneciente a la comunidad Colhuan Nahuel y sus integrantes denunciaron represión por parte de las fuerzas de seguridad. Frente a esto las comunidades Maliqueo y Colhuan Nahuel realizaron una conferencia de prensa en la que volvieron a negar públicamente ser los autores del incendio y remarcaron que no existían pruebas para realizar el allanamiento.
Durante la conferencia, Ignacio Prafil, werken de la Coordinadora del Parlamento Mapuche en Río Negro, hizo fuerte hincapié en la estigmatización mediática y la violencia que ésta genera. Asimismo, afirmó desconocer si el grupo autónomo que se adjudicó el incendio existe o no: “Puede ser un montaje, hoy cualquiera puede imprimir un panfleto”. Además, agregó que “cuando se encontró al nazi acá (se refiere a Erich Priebke encontrado en Bariloche) la sociedad no salió a repudiar al pueblo alemán”.
Lamentablemente, para medios de comunicación masiva como La Nación no importa mucho lo que tengan para decir las comunidades y organizaciones mapuches, ni los académicos que desde hace años vienen trabajando con este Pueblo. No les interesa tampoco que existan leyes nacionales y convenios internacionales ratificados por nuestro país que respaldan y legitiman el reclamo mapuche por sus derechos al territorio. Invisibilizando o tergiversando todas estas cuestiones escriben notas y editoriales que no hacen más que estigmatizar a este Pueblo y contribuir a fomentar la violencia que se vive día a día en los territorios.
Florencia Trentini, antropóloga – @flortrentini
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