1 octubre, 2014
Encuentro para fortalecer a los partidos de izquierda en América Latina
Este martes concluyó el Encuentro Latinoamericano Progresista 2014 realizado en Quito, Ecuador. Durante dos días representantes de 35 partidos políticos de izquierda de 20 países del mundo debatieron, entre otras cosas, sobre los retos de la izquierda en el poder y las estrategias de la derecha para derrocar a los gobiernos progresistas.

Este martes concluyó el Encuentro Latinoamericano Progresista 2014 realizado en Quito, Ecuador. Durante dos días representantes de 35 partidos políticos de izquierda de 20 países del mundo debatieron, entre otras cosas, sobre los retos de la izquierda en el poder y las estrategias de la derecha para derrocar a los gobiernos progresistas.
La Casa de la Cultura Ecuatoriana recibió durante dos días al Encuentro Latinoamericano Progresista 2014 (ELAP 2014). El mismo llevó por título “La revolución de las izquierdas frente a la restauración conservadora”.
Participaron delegaciones de 35 partidos de izquierda y progresistas de 20 países distintos. Estuvo presente el presidente ecuatoriano Rafael Correa, responsable de abrir el ELAP y además figuras como las colombianas Clara López (ex candidata a presidenta partido Polo Democrático) y la ex senadora Piedad Córdoba (Marcha Patriótica). También estuvo presente el actual senador colombiano, Iván Cepeda; el ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya; y el eurodiputado español de Podemos, Pablo Iglesias.
En total hubo más de 100 delegados representando organizaciones de Venezuela, Cuba, España, Brasil, Grecia, Argentina, Chile, Panamá, Colombia y México, Uruguay, Paraguay y Cuba, entre otros.
Según reseñó la agencia pública ecuatoriana Andes la agenda de debate incluyó paneles sobre “América Latina, una década de cambios; soberanía e integración regional: los principales desafíos; geopolítica en el Sur global frene a la desestabilización social; medios de comunicación, entre el bien público y la desestabilización; y, la lucha contra el capital financiero, voluntad política y ciudadanos movilizados”.
El objetivo es, de acuerdo a lo planteado por los organizadores, conformar una coalición de organizaciones progresistas y de izquierda que “sesionen de forma permanente para hacer frente a la restauración conservadora”.
Unidad para enfrentar a la derecha
El lunes el presidente ecuatoriano Rafael Correa, del partido anfitrión, Alianza País, habló en la conferencia inaugural de la ELAP. Allí hizo un llamado a “la izquierda latinoamericana a unirse, construir agendas comunes, defender los gobiernos progresistas y edificar la patria soberana regional”.
Correa también convocó a “reconocer las especificidades de cada país en la construcción del socialismo, lo cual implica evitar las estandarizaciones”.
Por otra parte resaltó la importancia de “construir un concepto propio de desarrollo que se enfoque en la búsqueda del buen vivir y no repita los mismos objetivos capitalistas referidos al consumismo, la industrialización, la acumulación de capital, entre otros”.
Además alertó sobre el proceso de restauración conservadora en la región y afirmó que “la derecha ya superó el aturdimiento y se está reorganizando”. Por eso cada vez “es más necesaria la unión y para eso se realiza la presente cita”.
El presidente denunció a su vez el “neodependentismo” que se evidencia, por ejemplo, en los tratados de inversión recíproca, “los cuales otorgan supremacía al capital por encima del ser humano, y privilegian a las trasnacionales en detrimento de las sociedades”.
Correa aseguró que el desarrollo “es un problema político y depende de quién manda: las elites o las grandes mayorías, el capital o el ser humano, el mercado o la sociedad”.
A cuatro años del golpe, por la unidad de la izquierda regional
El cierre de la ELAP coincidió con el cuarto aniversario del intento de Golpe de Estado a Rafael Correa mediante un levantamiento policial en 2010. Fue así que en la Plaza de San Francisco de Quito, ante una masiva movilización que conmemoraba la fecha, se leyó el documento final elaborado tras los debates realizados en las jornadas previas.
El texto fue leído por partes por Ana Elisa Osorio, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); Alejandro Rusconi, del Movimiento Evita de Argentina; Mónica Valente, representante del Partido de los Trabajadores de Brasil; y el ex presidente de Honduras, Manuel Zelaya, derrocado en 2009.
Allí se desarrollan 24 puntos propositivos donde se destaca el llamado a “radicalizar la democracia” ampliando los procesos de participación popular; promover la despatriarcalización de “nuestras sociedades y las formas de hacer política” así como “profundizar la participación de las mujeres en los movimientos y partidos”; y construir una “nueva articulación de los partidos y movimientos políticos de izquierda” acorde a “los nuevos tiempos y las necesidades de consolidación de las propuestas posneoliberales y poscapitalistas”.
El documento, en sintonía con lo planteado a lo largo de los paneles, también alerta sobre la restauración conservadora en América Latina y el mundo. Denuncia los abusos del “gran capital, la banca y las transnacionales” así como también llama a rechazar “toda forma de agresión imperialista” poniendo por encima el principio de “autodeterminación de los pueblos”.
Puntualmente hace un llamado a la solidaridad con el pueblo argentino ante “las prácticas depredadoras y de intimidación de los Fondos Buitres” y reclama la soberanía sobre las Islas Malvinas. También rechaza la injerencia de la derecha internacional contra la Revolución Bolivariana, convoca a denunciar y terminar con el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y apoya la independencia de Puerto Rico.
Finalmente llama “a todas las fuerzas de izquierda progresista de la región y del mundo a sostener, promover e impulsar esta Declaración en todo lo que demande”.
Santiago Mayor – @SantiMayor
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