30 septiembre, 2014
“El PT debe ser osado para que la derecha no se apropie de las insatisfacciones”
El Partido de los Trabajadores (PT) experimenta la disputa más apretada desde que asumió el gobierno de Brasil en 2003. Opina el abogado y referente de la Consulta Popular, Ricardo Gebrim.

El Partido de los Trabajadores (PT) experimenta la disputa más apretada desde que asumió el gobierno de Brasil en 2003. Para el abogado y referente de la Consulta Popular, Ricardo Gebrim, el desgaste se relaciona a la insatisfacción de los sectores medios, los que menos se beneficiaron en ese gobierno y que encontraron en Marina Silva una opción electoral.
Las últimas encuestas, divulgadas el viernes 26 de septiembre mostraron, sin embargo, en la recta final, un crecimiento de Dilma Rousseff y Aecio Neves, así como una caída de Marina Silva. En relación a la encuesta anterior, Dilma creció 3 puntos (37% a 40%), Aécio creció 1 punto porcentual (de 17% a 18%), y Marina Silva descendió 3 puntos (30% a 27%). En un probable ballotage entre Rousseff y Silva, la actual presidenta tendría 47% de las intenciones de voto y Marina 43%.
En medio a la campaña electoral, decenas de movimientos populares de Brasil apostaron, sin embargo, a otra campaña. Realizaron por todo el país un plebiscito popular acerca de la necesidad de una Constituyente soberana y exclusiva para el sistema político de Brasil. “En las manifestaciones de junio de 2013 se veían miles de carteles que decían ‘ustedes no nos representan’. Ellos expresaban la profunda insatisfacción que existe con el actual sistema político”, explica Gebrim.
En un diálogo exclusivo con Notas, el abogado y referente de la Consulta Popular de Brasil da cuenta y analiza la situación pre electoral del país más importante de América Latina. A continuación la primera parte.
– Las elecciones presidenciales giran alrededor de tres candidaturas Dilma Rousseff (PT), Aécio Neves (PSDB) y Marina Silva (PSB). ¿Cómo caracterizaría cada uno de los proyectos de esos partidos?
– El embate que marcó las últimas décadas, desde 1994, fue entre un proyecto programático neoliberal, apoyado principalmente por los sectores financieros y «rentistas» de la burguesía, alineado con la política externa de los EEUU de un lado. Del otro lado un frente conformado por los sectores organizados de la clase trabajadora y parcelas de la burguesía más volcadas al mercado interno.
Eso es porque PSDB y PT se enfrentaron desde entonces en todas las elecciones presidenciales. La candidatura de Marina Silva reúne los sectores que financiaron y mantuvieron hasta hoy el PSDB y se dan cuenta de que la viabilidad electoral exige abandonar la candidatura de Aécio. Marina solamente será viable con esta sustentación política. Acordémonos que la derecha ideológica y la burguesía brasileña siempre tuvieron una actitud pragmática. Hicieron eso con Fernando Collor y con Jânio Quadros. Si Marina representa una posibilidad de victoria, no flaquearán.
– ¿Cómo se explica la caída y el desprestigio del PSDB a nivel nacional en contraposición al ascenso y prestigio de Marina Silva?
– Atravesamos la conjunción de un cuadro recesivo en las elecciones brasileñas. Existe un intenso desgaste de los sectores medios de la sociedad, aquello que podríamos llamar de una clase media tradicional. Es fácil entender la razón. Al final, fueron los que menos ganaron en los últimos 11 años de gobierno petista.
Este sector social se alejó de los más ricos – que llevaron sus ganancias a las alturas – y si acercó a los más pobres, que también obtuvieron mejoras, aunque modestas, pero suficientes para disminuir la distancia entre la clase media tradicional y la clase media baja. Esa pérdida relativa del poder de compra de la clase media fue el elemento material que condujo parte de ella a votar a la oposición a Lula y Dilma en las elecciones anteriores. Sin embargo, en esas elecciones demuestran un rechazo y agresividad mucho más grande a las candidaturas del PT.
El segundo polo de resistencia tiene un corte etario – la juventud – en una intersección con los sectores medios, pero también con sectores de la clase trabajadora que obtuvieron conquistas en los últimos años. 40% de los que tienen entre 16 y 24 años evalúan el gobierno como regular y las encuestas indican que es un electorado que exige cambios en la política y en la economía, viendo a Dilma y al PT como una simple continuidad, incapaz de realizar cambios. Es en esta conjunción que la candidatura de Marina conquista una base electoral. Pero, repito, ella solo es viable por el apoyo de la clase burguesa que aposto al PSDB en los últimos años, sin eso no se sostendría mínimamente.
– ¿A qué factores se debe el actual desgaste del PT a nivel nacional? ¿El modelo neodesarrollista viene mostrando sus límites en Brasil?
– La alianza con los sectores burgueses, que podemos didácticamente denominar como una burguesía interna, confirió una fuerza y posibilidad de construir en la práctica un frente neodesarrollista. “Neo” porque el viejo modelo llamado de desarrollista que impulsó la economía de 1930 a 1980 fue desarmado por la ofensiva neoliberal.
Este proyecto va desgastándose porque el sistema político favorece la construcción de la hegemonía burguesa en el Congreso Nacional y la economía va entrando en una fase recesiva. Es la contradicción entre los pasos dados y los límites del neodesarrollismo que no puede avanzar en relación a las reivindicaciones más estructurales, frente a las presiones burguesas del interior del frente.
Sin osadía, sin buscar apoyo popular para enfrentar el sistema político, ese agotamiento permitirá que la derecha se apropie de las insatisfacciones.
– ¿Cuál es su balance de los 12 años de gobierno federal del PT?
– Fue fundamental derrotar el neoliberalismo a partir de 2002. Si alguien duda de esta importancia, basta comparar nuestra situación con la de México, donde el neoliberalismo se mantuvo en el gobierno. En esos 11 años la participación de los salarios en la renta es de un 45% en Brasil y en México es de un 29%. Mientras nosotros reducimos la pobreza absoluta a 15,9% de la población, en México aumentó a un 51,3%.
La principal crítica a realizar a la experiencia petista en el gobierno es no haber invertido en la organización popular. No que fuera posible hacerlo sin pelearse con los aliados de la burguesía interna, pero esa es la pelea que valía la pena. En todas las situaciones en que se abrieron perspectivas de fortalecer los movimientos sociales y la organización popular, los gobiernos del PT no aceptaron cualquier enfrentamiento con las clases dominantes.
Un ejemplo ocurrió ya en el principio del gobierno Lula, con el conflicto entre José Graziano da Silva y Frei Betto en la coordinación del Programa «Fome Zero» (Hambre Cero). Mientras el primero defendía el modelo que terminó predominando, la propuesta de Betto apuntaba a la organización popular de base. Se eligió la opción que no generaba conflictos.
El resultado es que hoy tenemos una juventud beneficiada por programas de acceso a la universidad, como el ProUni [programa de becas públicas en universidades privadas], que ni siquiera apoya otros programas como el Bolsa Familia o el Más Médicos y viceversa. El saldo organizativo del PT es mínimo y eso quedó evidente en las manifestaciones de junio y julio de 2013.
Dafne Melo – @daflpmm
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