8 septiembre, 2014

Sergio Berni, la carta justa

Por Jazmín Rodríguez. En un contexto en el que los posicionamientos de cara a las próximas elecciones se hacen en relación a un discurso punitivo y de profundización de la faceta represiva como respuesta a la conflictividad social, es necesario analizar las apariciones del funcionario responsable de algunos de los debates actuales en la escena nacional.

Por Jazmín Rodríguez. En un contexto en el que los posicionamientos de cara a las próximas elecciones se hacen en relación a un discurso punitivo en auge respecto de la seguridad, y de profundización de la faceta represiva como respuesta a la conflictividad social, es necesario analizar las apariciones del funcionario responsable de algunos de los debates actuales en la escena nacional.

En las últimas semanas diferentes hechos tuvieron como protagonista al secretario de Seguridad, Sergio Berni. Por un lado el desalojo del barrio Papa Francisco en la Capital Federal a través de la Gendarmería -y de paso el cruce con la Policía Metropolitana y el gobierno porteño-. Por otro, las polémicas declaraciones acerca de que los extranjeros que delinquen en el país deben ser deportados, asociando automáticamente inmigración con delito –lo que abrió el debate respecto de la política de migraciones, aunque su planteo, teñido de xenofobia, se basó en apreciaciones que los datos estadísticos no respaldan, y le valió el apoyo tanto del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, como del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, por el lado del oficialismo, así como de Cristian Ritondo desde el lado del PRO.

Y por último, la respuesta dada en torno a la actuación del comandante Juan Alberto López Torales, el gendarme “carancho” que simuló ser atropellado para detener violentamente en un corte de la autopista Panamericana a un manifestante que apoyaba a los trabajadores de la autopartista LEAR. El video que muestra el accionar de la Gendarmería puso a prueba su legitimidad y por eso, si bien primero justificó la situación, luego fue insostenible la defensa del caso y terminó por reaccionar corriendo de su cargo a Roberto Galeano, ex militar retirado y reincorporado por Berni, quien respondía por la actuación de esa fuerza de seguridad en los operativos. Un gesto que de todos modos no modifica la tendencia que empezó a mostrarse en los últimos meses a reprimir los episodios de protesta social.

Recorrido y actualidad

Sergio Berni es secretario de Seguridad desde el año 2012. Nacido en Capilla del Señor, provincia de Buenos Aires, se recibió de médico y realizó su residencia en el Hospital Militar, desarrollando así su tarea en el Ejército Argentino, donde llegó al grado de Teniente Coronel.

Desde 1989 ejerció como médico en la provincia de Santa Cruz y fue designado en 1991 director de un hospital en la localidad 28 de noviembre, por el entonces gobernador Néstor Kirchner. Desde esa época está vinculado al kirchnerismo. Más adelante, desde el año 2003, pasó a desempeñarse en el ministerio de Desarrollo Social, donde llegó al cargo de viceministro.

Ya en 2011 fue electo senador en la provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria, por un tiempo breve ya que en 2012 fue designado por la presidenta Cristina Fernández en el lugar que hoy ocupa. Allí tiene a su cargo a las fuerzas federales: Policía Federal, Gendarmería, Policía de Seguridad Aeroportuaria y Prefectura Naval, y ha cumplido un importante rol en la intervención de conflictos, siempre del lado del accionar de las fuerzas represivas.

Desde el comienzo de su carrera política fue hombre de confianza del gobierno. En la actualidad, con un clima preelectoral completamente instalado, sus declaraciones y acciones, así como las debidas repercusiones que éstas conllevan, deben ser interpretadas cuidadosamente. Berni parece ser la carta apropiada en un contexto en que el discurso punitivo es lo que hace subir en las encuestas a los posibles candidatos para las elecciones del año que viene. Su perfil calza bien en esta etapa.

Porque su persona es la cristalización de un corrimiento hacia la derecha de la escena nacional y él cumple bien su papel. Los distintos actores se posicionan en relación a sus declaraciones. Su exposición mediática va a tono con la profundización de una faceta represiva del gobierno en lo que respecta a la conflictividad social, que se agudiza en los sectores golpeados por la situación económica, y es parte de una estrategia para no desentonar con los espacios opositores que le hacen competencia.

Berni obnubila las exigencias de mano dura de Sergio Massa y el Frente Renovador cuando despreocupadamente culpa a los inmigrantes del delito y propone responder fuertemente a ello. Quita argumentos a Mauricio Macri y el PRO cuando despliega a la Gendarmería en un desalojo en Capital Federal. Responde muy bien al clima de época que determina que son las políticas de seguridad y el “orden” las que mueven las encuestas. Tampoco es casual que sea su nombre el que empieza a resonar y aparecer en las mismas.

El sciolismo lo respalda y comienza a sondear su imagen pública, mientras el ala progresista del kirchnerismo muestra sus reticencias. Si bien él mismo negó ser candidato a ningún cargo para las próximas elecciones, cuenta con una importante cuota de poder en un área que cotiza alto en la actualidad y el gobierno nacional parece disponerse a usarlo.

 

@Jazmin_Rodrigz

 

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