26 agosto, 2014
Socorristas en red: solidaridad, resistencia y derecho al aborto
Socorristas en red surge como un espacio de articulación que busca acompañar a aquellas mujeres que desean interrumpir un embarazo, para que puedan hacerlo en condiciones de respeto y no violencia, buscando sortear situaciones de vulneración y violencia institucional. La legalización del aborto como reconocimiento de las mujeres en tanto sujetos con capacidad de decidir sobre sus cuerpos.

Socorristas en red surge como un espacio de articulación que busca acompañar a aquellas mujeres que desean interrumpir un embarazo, para que puedan hacerlo en condiciones de respeto y no violencia, buscando sortear situaciones de vulneración y violencia institucional. La legalización del aborto como reconocimiento de las mujeres en tanto sujetos con capacidad de decidir sobre sus cuerpos.
En nuestro país el aborto está penalizado salvo los casos reglados en el Art. 86 del Código Penal. Esta situación obliga a las mujeres a recurrir a circuitos ilegales para interrumpir un embarazo o a depender de una autorización médica que interprete su caso dentro de las causales despenalizadas, dejándolas en una clara desprotección e imposibilidad de elección sobre sus propios cuerpos. Esto se sostiene sobre múltiples situaciones de violencia institucional, donde su integridad es vulnerada constantemente y los abusos de poder son moneda corriente.
Socorristas en red surge como una articulación que busca acompañar a las mujeres que desean interrumpir un embarazo para que puedan hacerlo en condiciones de respeto y no violencia, como una forma de resistencia solidaria feminista ante los atropellos cotidianos.
“Yo no voy a atenderte porque creo que lo que hiciste está mal, que sos una asesina, suerte que no te denuncio. Ahora andá a pensar y fijate cómo resolvés esto vos porque te metiste sola.”, escuchó Anabela en un consultorio privado, después de que le hayan cobrado $300 de “plus” por darle un turno antes de 3 meses. Negar la atención médica post aborto es abandono de paciente, incumplimiento del juramento hipocrático, así como imponer criterios íntimos y personales sobre la salud de una mujer poniéndola en riesgo.
Carolina busca el consultorio 108, vio un cartel que decía que ahí puede preguntar. Llega, y le dicen que espere. A la hora y media, entra y un batallón de médicos/as, trabajadores y trabajadoras sociales, y psicólogos/as que le hacen las mismas preguntas una y otra vez. Le dicen que vuelva en una semana a otra entrevista para que ellos puedan definir si van o no a habilitarle su derecho a decidir. Carolina sale llorando, su vida entera se puso en cuestión en ese consultorio, fue maltratada, mirada, manoseada, y aún no sabe si van a garantizar su aborto. Pero la historia de Carolina es una con suerte, ella justo llegó a uno de los consultorios amigables donde la posibilidad de garantizar un aborto existe, donde al menos la escucharon. La “suerte” de ser mujeres hoy y querer decidir sobre el propio cuerpo en el marco de una institución médica suele ser esta, pasar por maltratos, someter la propia vida a criterios personales de otros y otras, ser violentadas en lo más íntimo.
Carolina, Anabela y Susana son algunas de las mujeres que todos los días pasan por el problema de abortar en un país que se niega a reconocerles esa práctica como derecho. Abortar en Argentina implica, para cada mujer que decide hacerlo, una seguidilla de situaciones violentas que pueden llegar a poner en riesgo su vida. La difusión del misoprostol como método abortivo seguro, la creación (lenta e insuficiente) de espacios amigables en efectores de salud, y el tendido de redes de solidaridad feminista que acompañan a las mujeres que necesitan abortar para que lo hagan de una manera segura, son influencias innegables en el descenso de muertes de mujeres gestantes por abortos, la más extrema de las violencias institucionales a las que se las somete. Como forma de resistencia a esta violencia surge Socorristas en Red, como una necesidad de dar una respuesta autónoma y contundente a un derecho negado.
El trabajo de esta red no se reduce al acompañamiento de cada caso específico que se acerca, sino que sostiene a la legalización del aborto como medida indispensable para hacer frente a la vulneración de derechos de las mujeres. No sólo para llevar a cero la cifra de muertes y complicaciones por abortos, sino como instrumento jurídico que reconoce en las mujeres sujetos con capacidad de decisión sobre sus cuerpos, con derecho a vivir una vida libre de violencias, donde la autonomía personal sea respetada y cuidada.
En tanto se continúa con el reclamo por una ley que logre dar el marco legal desde donde perseguir las prácticas violentas instaladas en las instituciones, los espacios de resistencia feminista van construyendo nuevas formas de abortar y de parir libertades que el Estado se encarga de negar.
Pilar Escalante
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