22 agosto, 2014
Ojos biónicos: mirar más acá del horizonte
Cómo son los nuevos implantes para combatir la ceguera que utilizan nanotecnología en contacto directo con los nervios cerebrales.

Cómo son los nuevos implantes para combatir la ceguera que utilizan nanotecnología en contacto directo con los nervios cerebrales.
En enero de este año en el Centro Ocular Kellogg, dependiente de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, le implantaron el Argus II a un paciente llamado Roger Pontz. El implante es un “ojo biónico”: un dispositivo que le permitió recuperar progresivamente parte de la visión perdida. La ficción se convierte en ciencia y se asemeja a la magia.
Pontz comenzó a perder la visión durante la adolescencia. Fue diagnosticado con una enfermedad ocular hereditaria que daña la retina -la capa de tejido en la parte posterior del ojo que convierte la luz en señales nerviosas y las envía al cerebro- conocida como retinitis pigmentaria.
Pero este no es el primer paciente en recibir este ingenio tecnológico, desarrollado por la empresa estadounidense Second Sight Medical Products y los profesores Thiran Jayasundera y David N. Zacks, expertos de la ya citada casa de estudios en oftalmología y las ciencias visuales. Desde 2011 se ha utilizado en Italia y Alemania pero en Estados Unidos no estaba aprobado oficialmente. Esto ocurrió recién a fines del año pasado.
¿Cómo funciona Argus II?
1. Se realiza un implante quirúrgico de una prótesis que contiene electrodos en la superficie de la retina.
2. El paciente se coloca un par de lentes que vienen con una diminuta cámara de video que captura las imágenes.
3. Luego hay que ajustar la computadora que procesa lo que graba la cámara.
4. Una vez que se pone en funcionamiento, el procesador convierte a las imágenes en señales eléctricas y las envía a los lentes.
5. Los anteojos envían estas señales de manera inalámbrica a los implantes, que a su vez estimulan los nervios retinales restantes, los que no fueron dañados por la enfermedad.
6. El paciente ve manchas luminosas que, luego de un tiempo de adaptación y aprendizaje, podrá interpretar como figuras, no del todo definidas, pero si lo suficiente como para moverse.
La cirugía dura cuatro horas pero la recuperación puede demorar semanas. «Tenés que volver a entrenar a tu cerebro para que vea y entienda esas imágenes que ve», explica Kari Branham, consejera genética en el Centro Ocular Kellogg.
Ya se han realizado varias cirugías en los Estados Unidos y varios centros de salud buscan añadirla a su “oferta”, pero el sistema es casi prohibitivo: vale 115.000 euros, según Grégoire Cosendai, vicepresidente europeo de Second Sight.
Pero este es tan solo el comienzo, ya que el especialista francés José-Alain Sahel está trabajando en otro sistema parecido llamado Iris, en colaboración con la start-up Pixium Vision y se espera que haya avances pronto que abaranten el costo de producción y a la vez de venta. “Ya existe el Argus II”, señala Jayasundera. Y agrega: “Con el tiempo habrá más y mejores desarrollos de este tipo de dispositivos.”
Sebastián De Toma
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