7 agosto, 2014
Investigan complicidad civil-empresarial en la desaparición de los obreros de Grafa
Familiares de 13 obreros desaparecidos se presentarán como querellantes. Acusan a la patronal de complicidad en el secuestro de los trabajadores. Buscan incorporar el caso en la Megacausa de Campo de Mayo.

Familiares de 13 obreros desaparecidos se presentarán como querellantes. Acusan a la patronal de complicidad en el secuestro de los trabajadores. Buscan incorporar el caso en la Megacausa de Campo de Mayo.
Los trabajadores eran parte de la comisión interna de la fábrica textil Grafa que, en el año 1975, a través de la Lista Blanca, se impuso en las elecciones para delegados gremiales, hasta que la conducción derrotada, con el histórico dirigente del sindicato textil y de la Central General del Trabajo Casildo Herrera al frente, le arrebató el triunfo.
La comisión interna de la empresa estaba vinculada a la Juventud Trabajadora Peronista que enfrentó tanto a la burocracia sindical de Herrera como a la patronal empresarial. Grafa perteneció al grupo Bunge y Born, quien luego del secuestro de los hermanos Jorge y Juan Born en 1974 a manos de Montoneros, inició una presión sobre los trabajadores organizados.
Al año siguiente del secuestro de los empresarios tres trabajadores fueron arrestados por fuerzas de seguridad y, ante la movilización de sus compañeros al Ministerio de Trabajo y al Congreso, fueron legalizados por el gobierno.
Esta presión se transformó en persecución indiscriminada con el golpe de Estado de 1976. Luego del derrocamiento de Isabel Perón, la empresa obligó, bajo amenaza de despido, a sus trabajadores a completar un formulario para dejar asentado el recorrido que hacían para ir y volver de la planta.Para la querella, esta información se utilizó para que las fuerzas armadas secuestren a los obreros, y es significante para que la justicia inicie investigaciones sobre la participación empresarial en dicho secuestros.
Una de las principales impulsoras para que se inicie la investigación es Alejandra Ballestero, hija del delegado de base desaparecido, Adrián Ballestero. En declaraciones a Télam, Ballestero repasa que su padre: “Militaba en la Juventud Trabajadora Peronista (la JTP, el brazo gremial de Montoneros) y con la lista blanca habían ganado en 1975 las elecciones en Grafa. Eran una agrupación opuesta a la conducción del sindicato textil que encabezaba Casildo Herrera.”
Entre agosto y diciembre de 1976 fueron secuestrados los militantes de la JTP Víctor Godoy; José Valentich; Cirilo Zalazar; Rodolfo Ponce; Rito Bustamante; Carlos Veyra; René el Chileno Moscoso; Antonio Romero; José Cortez; Gaspar Lovey; Oscar Furman (médico de Grafa visto en la ESMA); y Claudio Gómez, quien pertenecía al ERP, todos trabajadores de la textil.
Ballestero afirmó que: “Hay testimonios de familiares de ex compañeros de mi padre que vieron en el playón de la fábrica vehículos que luego participaron en procedimientos que se llevaron a cabo contra estos trabajadores”.
Militante de la agrupación HIJOS, Alejandra reunió, junto a otros familiares, información con la que pretende que la justicia inicie una investigación: “Junto con otros familiares estamos trabajando para que se comience a investigar qué pasó con los 13 trabajadores que desaparecieron en Grafa. Creemos que estamos ante un claro caso de complicidad civil empresarial con la represión ilegal”, agregó.
Además, traza un vínculo entre el secuestro de su padre, con la desaparición de 22 obreros de la aceitera Molinos de Avellaneda, otra empresa del grupo Bunge y Born: “Creemos que en los dos casos existe un mismo proceder por parte de este grupo económico, que como patronal tuvo una actitud persecutoria y entregadora de sus trabajadores. Creemos que es tiempo de hacer justicia” sostiene Alejandra.
Un pariente, también víctima del terrorismo de estado, luego liberado, de Víctor Godoy, dijo haber visto a Adrián Ballestero en Campo de Mayo. Por esta razón, los familiares pretenden presentar una denuncia ante los Tribunales de San Martín, donde se tramita la Megacausa de Campo de Mayo.
Por otra parte, resulta apropiado para los familiares la inclusión de los trabajadores de Grafa en la Megacausa, ya que dicho proceso investiga la complicidad empresarial en la desaparición de los también trabajadores en los astilleros Astrasa y Mestrina, la metalúrgica Bopavi y las cerámicas Cattaneo y Lozadur.
Como ya se explicó en Notas, la Megacausa de Campo de Mayo es significativa y revela como la clase obrera fue uno de los objetivos específicos del terrorismo de estado. Es este sector social el que más desaparecidos sufrió, por encima de estudiantes, artistas, periodistas, religiosos, profesionales o docentes.
Santiago Lecuna
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