1 agosto, 2014
Default, timba y negociaciones entre privados
Caídas las negociaciones con los fondos buitre luego de la reunión del miércoles Axel Kicillof, ya en el país, volvió a ofrecer una conferencia de prensa donde defendió lo actuado en Nueva York y cargó contra los bancos locales y el juez Griesa.

Caídas las negociaciones con los fondos buitre luego de la reunión del miércoles Axel Kicillof, ya en el país, volvió a ofrecer una conferencia de prensa donde defendió lo actuado en Nueva York y cargó contra los bancos locales y el juez Griesa. Este viernes habrá una nueva reunión en la Gran Manzana.
La saga de los fondos buitre sigue sumando capítulos en una historia que parece aún lejos de haberse terminado. Luego de una extensa jornada el día miércoles en la que, según confirmó desde Nueva York el ministro de Economía Axel Kicillof, no se pudo alcanzar ningún acuerdo con los bonistas que no entraron en el canje y obtuvieron un fallo favorable en la justicia norteamericana, durante este jueves el titular del Palacio de Hacienda volvió a brindar una conferencia de prensa. A su vez, el juez Thomas Griesa convocó nuevamente a las partes a raíz de un comunicado emitido por el Bank of New York (BONY).
Axel Kicillof, que ya había definido la actual situación argentina bajo el neologismo de “Griefault”, volvió a cargar contra el juez del Distrito Sur de Nueva York, Thomas Griesa, y sostuvo que el mismo “está perjudicando a los terceros para favorecer a los buitres”, en referencia a los 539 millones de dólares que la Argentina depositó el mes pasado en el BONY para el cumplimiento de sus obligaciones de deuda, fondos que el juez mantiene bloqueados. El ministro sostuvo: “Le cargamos al juez Griesa toda la responsabilidad de lo que hace con esos fondos y las acciones que tomen sus legítimos dueños”. Entre sus frases más destacadas afirmó que “es una pavada decir que entramos en default”.
Al darse a conocer la noticia, las calificadoras de riesgo como Standard & Poors y Fitch no tardaron en bajarle la nota al país, cuya situación definieron como “default selectivo” la primera y como “default parcial” la segunda. De acuerdo con lo indicado en un comunicado desde Fitch: “La Argentina no ha sido capaz de realizar los pagos de cupones en sus bonos Descuento emitidos bajo ley extranjera después de expirar el período de gracia de 30 días el 30 de julio. Según los criterios de Fitch, se está ante un evento de incumplimiento y Fitch ha rebajado el rating de los bonos en moneda extranjera a RD y al Discount a ´D”.
Quienes también emitieron su visión acerca de esta situación fueron los fondos buitre. Desde NML Elliot, el fondo buitre de Paul Singer, afirmaron que Argentina “eligió el cese de pagos” frente a “las soluciones creativas”, mientras desde Aurelius evitaron referirse a esta situación y directamente hablaron sobre las ofertas acercadas por bancos y empresas privadas para comprar los bonos defaulteados. “Si bien Aurelius ha recibido en ocasiones acercamientos de privados o de supuestos intermediarios de privados no identificados en relación con una posible compra de una parte de nuestros bonos argentinos no canjeados, gran parte de lo que hemos leído en la prensa sobre esos acercamientos ha sido, hasta donde sabemos, inexacto o no confiable”.
Al ser consultado sobre esta situación, Kicillof reafirmó que no puede oponerse a un acuerdo entre privados, ya que está dentro de la lógica del mercado, pero que el mismo no debe hacerse “con la plata de la gente”. “Si los bancos quieren poner plata, pero de la suya, el Gobierno no se opone”, sostuvo el ministro, haciendo referencia al plan que sostenían desde la Asociación de Bancos Privados de Capital Argentino (ADEBA), liderada por Jorge Brito, de comprar los bonos en default, pero utilizando SEDESA como mecanismo de donde proviniese el dinero necesario para dicha operación.
El panorama abierto luego de no alcanzar el acuerdo con los fondos buitre dista de ser sencillo y adquiere con el paso de los días mayores elementos para incorporar al análisis, producto tanto de lo cambiante de la situación como de nuevos actores que entran en escena.
Mientras desde el gobierno y los sectores afines machacan con que Argentina no entró en default al haber depositado en tiempo y forma el vencimiento del bono Discount el mes pasado, y por lo tanto el problema es ahora de los bonistas con el BONY y el juez Griesa, desde la oposición se insiste una y otra vez con el default, que adjudican a la incapacidad del gobierno para alcanzar algún acuerdo.
Más allá de las acusaciones cruzadas y del uso del “Griefault”, lo cierto es que la situación jurídica creada a partir del fallo de Griesa dista de ser habitual y no existe un caso comparable. El default, que siempre es declarado por el propio país, surge entre otras cosas por incapacidad de pago, situación que en este caso no se estaría cumpliendo. Por otra parte, la decisión de Griesa de bloquear el pago a los bonistas, se encuentren estos bajo ley de Nueva York o de Bruselas, abre otra caja de Pandora que puede terminar en reclamos de los tenedores de bonos a los bancos, en tanto agente fiduciarios, y de los bancos al juez.
Otra de las variables a tener en cuenta es el acuerdo entre privados que puede surgir. Algunos medios agitaron durante todo la tarde y parte de la noche del miércoles la posibilidad de un arreglo entre los bancos argentinos nucleados en ADEBA y los buitres. Acuerdo por el cual estos bancos comprarían los bonos por una cifra cercana a los 1400 millones de dólares. La versión luego se enfrió, pero aún existe como posible.
La intención de estas entidades financieras no pasa por una patriada, nada más lejano de la realidad, sino por evitar una situación de default en la cual serian uno de los actores más perjudicados. A mayo de este año los bancos tenían en títulos públicos 73 millones de pesos, equivalente al 11,5% de sus activos, con un incremento de los mismos del 143% interanual. La declaración de default implicaría una desvalorización de los mismos.
Quienes entraron en juego luego de que se redujeran las chances de participación de los bancos locales fueron algunos bancos extranjeros como el JP Morgan, el Citybank y el Bank of America, según dio a conocer durante el día jueves The Wall Street Journal. La jugada en este caso consistiría en comprar los bonos de los buitres para evitar de esta manera pagar los seguros contra default (CDS por sus siglas en ingles) que vendieron tiempo atrás.
A la par de estas situaciones descriptas, la timba financiera tanto local como internacional se movió al ritmo de las noticias que se conocían desde Nueva York. Mientras el furor invadía la city porteña ante un eventual arreglo, las acciones del MerVal se disparaban y tocaban un techo histórico. El dólar blue por su parte se pinchaba. Las acciones de los bancos empujaban hacia arriba. El jueves la historia se revirtió y, caído el acuerdo, el dólar blue rebotó nuevamente y la bolsa perdió 8 puntos.
La perspectiva actual deja poco margen de maniobra para el accionar del gobierno, supeditado casi exclusivamente a un acuerdo entre privados o, bajo la situación actual, a esperar el vencimiento de la cláusula RUFO el 31 de diciembre de 2014 para volver a negociar con los buitres. El regreso a los mercados de deuda se volvió una quimera desde que la Corte Suprema de Estados Unidos decidió no entender en el caso y dejar firme la sentencia de Griesa. Patear el tablero y utilizar el default para auditar e investigar la deuda es siempre una opción, pero no parece estar en el horizonte del Ejecutivo nacional.
Leandro Navarro – @navarro_lean
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