Fútbol argentino

31 julio, 2014

Él tambien pasa

Murió Julio Grondona, presidente de la AFA durante los últimos 35 años. Construyó un estilo de conducción absolutamente vertical, que le permitió convertirse en uno de los hombres más poderosos del fútbol mundial. Sin él, se abre un período de refundación del fútbol argentino.

Murió Julio Grondona, presidente de la AFA durante los últimos 35 años. Construyó un estilo de conducción absolutamente vertical, que le permitió convertirse en uno de los hombres más poderosos del fútbol mundial. Sin él, se abre un período de refundación del fútbol argentino.

Durante 35 años, el fútbol argentino todo pudo resumirse en un único nombre: Julio Humberto Grondona. El hombre que surgió de una ferretería de Sarandí, que fundó un club de barrio y lo puso en la Primera A, que condujo a Independiente a varias Libertadores desde la subcomisión de fútbol, que manejó durante décadas la gigantesca caja de la FIFA. Que condujo a gusto y piacere el deporte rey en la Argentina desde 1979. El verdadero dueño de la pelota.

Su muerte cambia radicalmente todo el escenario del deporte. Las preguntas son muchas. ¿Habrá una elección de varias listas? ¿Cuándo será? ¿Se modificarán los estatutos, serán más representativos de los clubes del Interior? ¿Se jugará el torneo de 30 equipos? ¿Qué pasará con el Fútbol para Todos? ¿Cómo queda posicionada Argentina en FIFA?

Todas y cada una de estas cosa dependían de las decisiones de Don Julio. El hombre -quizás influido por quien lo designó en el cargo, el Almirante Lacoste- construyó un estilo de conducción autoritario, que se aseguró fidelidad a través de la cooptación económica de los diversos clubes que intentaron oponérsele. Así fue como cada martes que había reunión de Comité Ejecutivo, todas las decisiones que se tomaban eran unánimes. Así fue, también, como solamente una vez, en 1995, tuvo un candidato opositor en las elecciones, que cosechó un único voto (al margen, claro, de la pantomima de Daniel Vila, que en 2011 se autodeclaró presidente).

Esa construcción políticamente brillante, pendulante entre los favores y la imposición, entre el “todo pasa” y la cruz hecha, es la que hoy hace que la AFA quede acéfala. Sí, claro, oficialmente Luis Segura es el presidente interino hasta que se llame a elecciones. Y después de eso habrá un nuevo nombre a cargo de la Asociación. Pero durante mucho tiempo, el ente organizador del fútbol argentino seguirá descabezado. Porque no había una estructura detrás de Grondona, solamente una serie de cargos repartidos en concepto de favor. Nadie, entonces, está preparado para ocupar su lugar, porque nadie conoce los secretos de conducción que se llevó a la tumba.

La muerte de Don Julio es, entonces, automáticamente, un momento refundacional para el fútbol argentino. Para bien o para mal. Durante 35 años, fue un unipersonal cuyo protagonista ya no está en este mundo. Por ende, deberá cambiar. Es muy improbable que aparezca otra persona con los contactos y la capacidad política para construir una red de poder como la que tuvo el ex presidente. Deberá, entonces, formarse una estructura dirigencial más desconcentrada, que puede a la vez continuar conteniendo a los clubes pauperizados y manejando la caja multimillonaria de la AFA, ese formato de dependencia que, como tantas otras cosas, será herencia de la gestión Grondona. Aunque todo pase.

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

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