Batalla de Ideas

14 julio, 2014

Autos y piquetes

Por Jazmín Rodríguez. Las últimas semanas en la industria automotriz estuvieron marcadas por el aumento de los conflictos ligados a la crisis que se arrastra desde hace varios meses. En los últimos días asistimos a protestas, varias seguidas de represión, en diferentes fábricas del sector.

Por Jazmín Rodríguez. Las últimas semanas en la industria automotriz estuvieron marcadas por el aumento de los conflictos ligados a la crisis que se arrastra desde hace varios meses. En los últimos días asistimos a protestas, varias seguidas de represión, en diferentes fábricas del sector.

Por un lado el problema se reconoce y se busca paliar con planes de financiamiento para reactivar la producción y el consumo de automóviles; por otro, cuando se defienden las fuentes de trabajo que en el medio peligran o se pierden, aparece una respuesta represiva. Una disociación de dos expresiones de lo mismo.

Los síntomas fueron apareciendo. La autopartista Lear, en General Pacheco, sostiene un conflicto por unos 100 trabajadores despedidos y 200 suspendidos por una aducida baja en la producción. Gestamp, en Escobar, atraviesa una situación similar. Hacia el sur del Gran Buenos Aires, en Quilmes, la autopartista Visteon Corporation, de origen estadounidense, decidió cerrar hace una semana su planta también por bajas en la producción, despidiendo a 240 empleados. Luego de una negociación entre el gobierno y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), se anunció que el cierre se pospondría por tres meses durante los cuales evaluarán la evolución de la situación.

Relacionado con esto, en Virrey del Pino -partido de La Matanza- 70 trabajadores despedidos por el traslado de la planta Loginter, proveedora de Pirelli, hacia la ciudad de Campana (lo que representa una distancia de más de 60 km) sostienen un acampe en defensa de sus puestos de trabajo.

El mapa se extiende y la situación se replica. Más lejos, en la provincia de Córdoba, corazón de las automotrices, Renault suspendió esta semana durante varios días, por falta de insumos, su producción -y por ende a unos 1800 trabajadores-, mientras evalúan la continuidad de la planta. Iveco hizo lo propio por baja en las ventas, manifestando tener un stock de 2000 unidades, y la autopartista Valeo despidió a 60 operarios contratados.

Las situaciones son diversas y responden a distintas causas, pero todas abonan a un mismo resultado, expresado de acuerdo al último informe difundido por la Asociación de Concesionarios de Autos de la República Argentina (ACARA) en una caída del 31% en las ventas de autos cero kilómetro en el mes de junio de este año en comparación con junio de 2013, y una baja acumulada en la primera mitad del 2014 de un 23%.

Desde el Gobierno esta realidad no se desconoce, y por eso se implementó a nivel nacional un plan como el Pro.Cre.Auto. Mientras tanto, en Buenos Aires, el gobierno bonaerense, el Banco Provincia y la compañía Provincia Leasing lanzaron el lunes 7 la versión local: una línea de financiación de compra de 0km para estimular la producción y venta de vehículos fabricados en la provincia.

Sin embargo, esto no es lo único de lo sucedido en relación a este tema que trajo rápidas respuestas. Los despidos en las autopartistas y otras plantas ligadas al sector son medidas quizás abruptas por parte de empresas multinacionales para no reducir en lo inmediato sus ganancias, una táctica propia de las condiciones estructurales en las que se enmarcan, y el gobierno hace un gesto hacia ellas con los planes que buscan reactivar el consumo, pero no ejercen ninguna defensa frente a los trabajadores que en el medio de esto pierden su trabajo.

Que después de dos días consecutivos de represión (uno por los reclamos de Lear, otro no correspondiente a esta rama sino a la ferroviaria en EMFER-TATSA), el secretario de Seguridad de la nación, Sergio Berni, la justifique y pida que se reflote el proyecto de ley antipiquetes para “regular” la protesta social es muy significativo. Un cambio respecto de cuál venía siendo la conducta del gobierno frente a la protesta social hasta hace poco tiempo.

Los gestos son positivos solamente para las empresas y para los “consumidores”. Cuando media una protesta o corte de calle, la línea divisoria es una vez más aquella que separa a los que generan “caos” de los que lo sufren. Se defiende la circunstancial “libre circulación” en las calles obstaculizada por las protestas y se minimiza la situación de origen de las mismas, que por otras vías está reconocida. Aquí, como en todo, hay que buscar las causas estructurales que provocan los conflictos, porque allí residirá la solución.

 

@Jazmin_Rodrigz

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Batalla de Ideas