26 junio, 2014
Google apunta a la vigilancia
Lo que hace años es una política de adquisición de empresas para el gigante de la web, ahora se potencia con los drones, las cámaras y los satélites.

Lo que hace años es una política de adquisición de empresas para el gigante de la web, ahora se potencia con los drones, las cámaras y los satélites.
La última adquisición de Google por estos días fue DropCam. Con sólo 120 empleados, fue comprada por 555 millones de dólares y se dedica a la venta e instalación de cámaras multiuso. «Seguridad hogareña, monitores de bebes, mascotas y negocios”, según su sitio oficial. Además, la compañía coloca lo que graba cada una de las cámaras que vende, mediante un usuario y contraseña, en la web; permitiendo al cliente acceder al streaming (visualización en tiempo real) de cada cámara. El gancho diferencial es el monitoreo con una vía diferente al circuito cerrado de cámaras que suele usarse para vigilancias.
También este año tuvo lugar la compra de la empresa fabricante de drones solares (aparatos voladores sin tripulante con capacidades multifuncionales) Titan Aerospace. “Estamos emocionados por anunciar que Titan Aerospace se unirá a Google” es la pantalla de inicio en www.titanaerospace.com. La misma firma había sido tratada de utilizar por Facebook como un medio de llevar Internet (y su producto) a todos los confines del globo.
Los drones están hoy instalados en la controversia, ya que si bien pueden resultar herramientas sumamente beneficiosas, sus capacidades puestas en manos equivocadas podrían resultar en un sinnúmero de malos escenarios.
Este servicio, sumado al Google.com, GoogleMaps, Google StreetView, YouTube y decenas de grupos más de desarrollo, otorga a la empresa del megabuscador un ojo bastante grande, preciso y detallado sobre básicamente todo lo que uno haga en la computadora y en el celular, lo que busque, lo que descarte. En paralelo a los desarrollos propios de GoogleLab, donde las ideas y versiones beta de lo que se les ocurra –y lo que no también- crecen, se da la ingesta sistemática de grandes y medianas empresas que son devoradas por el gigante policromático. Con cada bocado, nuevos clientes, nuevos productos, nuevas tecnologías y jugosísimas bases de datos.
Buenos muchachos
“¿Desea hacer de Internet Explorer su navegador predeterminado?”. Así, el pobre cartel lleva años siendo rechazado, agónico, por los usuarios de la web. Masivamente, GoogleChrome desplazó a Microsoft de la arista informática que es la Internet. Parece banal el enunciado, pero a releer: desplazó a Microsoft de un área de la informática.
Por supuesto, el hijo de Bill Gates sigue teniendo productos en la mayoría de los hogares, siendo el sistema operativo Windows –en sus múltiples versiones- la todavía acunada elección del usuario promedio. ¿Por qué elegimos el Chrome entonces? Básicamente, porque es mejor, anda mejor y está mejor pensado. Así hace las cosas Google. Uno tras otro, los productos que vienen con el sello de Larry Page y Serguei Brin logran una pisada más que fuerte; aplastadora.
El primer problema asociado a Google estalló en 2011 con la compra de Motorola Mobility y habiendo adquirido también Android, sistema operativo para dispositivos móviles basado en Linux, ahora iba a ser posible la fabricación propia y confiable de equipos móviles y hardware hechos a medida para las necesidades del software involucrado. Pagó por Motorola 12.5 millones de dólares y a principios de este año fue comprada por la compañía china Lenovo U$S 2.910 millones. Esa fue la primera vez que por un momento la empresa prohumanidad de los dos jóvenes idealistas pasó a verse como un potencial monopolio; mala palabra si las hay.
Hace diez años que Google Inc. cotiza en bolsa. Desde entonces, ha integrado vorazmente a más de un centenar de empresas a sus grupos de desarrollo. Con un portfolio lleno de micro y macroempresas descansa en la bonanza económica, lejos de las crisis cotidianas y blindada ante las fluctuaciones diarias de Wall Street. Su avance no fue jamás errático y las adquisiciones de empresas y estrategias financieras parían una y otra vez un producto minuciosamente estudiado y realizado a la medida del consumidor. “Si en Google saben todo sobre ti, ¿no crees que deberías saber un poco más de ellos?” dice el autor de Desnudando a Google; Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña. Y la verdad es que sí, es hora de escucharlo.
Santiago Valcarcel – @klownbird
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