Cultura

17 junio, 2014

Para verte mejor: Google Streetview en Argentina

Ya están disponibles online los tours virtuales por algunas ciudades de nuestro país con controversia grafittera incluida.

Ya están disponibles online los tours virtuales por algunas ciudades de nuestro país con controversia grafittera incluida.

“Hoy comenzamos las operaciones de forma simultánea en seis ciudades”. Lejos de un sentido bélico, las palabras de Maite Iturria, gerenta de Street View para América Latina informan sobre una nueva etapa para Argentina en su relación con la web, aunque por el momento sólo atañe a la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano, Rosario, Córdoba y Santa Fe.

Street View, una de las aristas de GoogleMaps, pretende ayudar a recorrer lugares lejanos desde la comodidad del hogar. Su sitio oficial informa: “Explora monumentos universales, descubre maravillas naturales y visita el interior de sitios como museos, estadios, restaurantes y pequeños negocios gracias a las imágenes de 360° de Google Maps con Street View”. El resultado es la posibilidad de posicionar un muñequito en cualquier lugar de una ciudad y poder tener una experiencia de espectador a la altura del suelo. Entre muchos otros, uno de los beneficios es la posibilidad de empaparse un poco de ese sabor local que irradia la vista de cámara en primera persona junto con la gente, los autos, las palomas, los colores, y -por qué no- las pintadas en la calle.

Argentina entró recientemente en el listado de los 50 países que pueden recorrerse virtualmente -aunque sea un poquito-; y lo hizo con la obra de Canard, “Sixe and Chu” (mural) en el barrio de Palermo. La esquina de ese mural fue la primera en estar disponible en la web y ser observada, ya sea con fotografías esféricas o videos. En este momento pueden verse los Google-cars que recopilan las tomas y obtienen el material con un equipamiento óptico-electrónico de quince lentes y tres sistemas de medición láser adosados a los techos de los autos, bicicletas y mochilas que la compañía utiliza para este trabajo. También son subidas fotos que envía cada usuario.

Cada vez es mayor el territorio que se puede llegar a ver a través de la web y las repercusiones están levantando controversias en cuanto a la privacidad y los derechos de imagen. Por otro lado, un gran atractivo de esta forma de recorrer una ciudad es la posibilidad de ver el arte callejero de cada sitio; lo que es una expresión clave de cómo está la sociedad allí. Si se recorrieran las pintadas más recientes de las calles en Brasil, la concepción tradicional del pueblo brasilero -como amante indómito del fútbol y sus eventos- merecería una profunda reflexión.

A pintar que vienen las cámaras

Si bien pareciera lógico a primera tirada que todos los artistas deberían disfrutar de la publicidad que este espacio ofrece; es cierto que en esta sopa hay muchas opiniones flotando.

Diego es muralista, nació en Avellaneda pero ahora vive en Almagro. Es uno de los tantos que militan conceptualmente en contra de la publicidad que StreetView puede llegar a hacer de sus obras.

“Algo que separa al arte callejero del tradicional (la plástica, por ejemplo), es que no se puede pretender que un mural en la calle perdure en el tiempo sin cambiar”, sostiene. No es tono de ofendido el que usa, sino más bien tirando a correctivo. “No es que esté mal lo que hacen, pero el arte en la calle cambia todos los días: pasó un chico con dos aerosoles y te hizo un par de líneas arriba de una obra que te llevó una semana. Y ya está, arranca”.

Explica que una vez intervenido un mural, la pared vuelve a ser un patrimonio del pueblo y a pintar se ha dicho: “Te pintan arriba una base y hacen otro mural, o te van tachando, o van agregando… depende del dibujo que haya atrás y sobre todo de quien venga a pintar y qué quiera hacer”. Y ahora con tono de máxima: “Pero eso está bien. La ciudad no es un lienzo, es una ciudad, y cambia. Así tiene que pasar con las decoraciones”.

También aprovecha la oportunidad para despotricar contra ciertas crews (grupos de grafiteros, muralistas y taggers que trabajan juntos). “Hay unos que hacés una cosita arriba nomás, probando algo, y después te escriben cosas como ‘no nos pintes arriba’ y cosas así que son actitudes de ególatras”. Asesino reza: “Si querés pasar a la historia por una obra fija pintá un cuadro y que quede en un museo”.

 

Santiago Valcarcel Dupontiere – @klownbird

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