16 junio, 2014

A Manu no se le caen los anillos

Emanuel Ginóbili logró su cuarto título de la NBA con los San Antonio Spurs. El equipo de Greg Popovich superó categóricamente al Miami Heat de Lebron James, y consiguió el campeonato de manera indiscutible.

Emanuel Ginóbili logró su cuarto título de la NBA con los San Antonio Spurs. El equipo de Greg Popovich superó categóricamente al Miami Heat de Lebron James y consiguió el campeonato de manera indiscutible.

No hay dudas de que los últimos 15 años de la NBA tendrán que ser llamados por el resto de la historia como “la era de los Spurs”. El equipo de San Antonio, de la mano de ese brillante entrenador que es Greg Popovich, construyó una verdadera dinastía que ayer, tras volver a derrotar categóricamente a Miami Heat y liquidar la serie 4-1, consiguió su quinto título, 15 años después de ganar el primero.

Este equipo diferente a todos los demás, que ya está dentro del selecto grupo de los mejores de la historia (ahí donde aparecen los Lakers y Celtics de los ’80 y los Bulls de los ’90, entre otros), tiene su gran particularidad en que no cuenta con una gran estrella. Es cierto que se sostiene en el fantástico trío conformado por Tim Duncan, el francés Tony Parker y el argentino Emanuel Ginóbili. Pero todos los que integran la rotación hacen su aporte. Esta vez sí, esa frase casetera es absolutamente cierta: la figura es el equipo.

El mejor equipo de la temporada regular, el que con mayor claridad superó a sus rivales en los playoff. En fin, fue superior a todos, no dejó lugar a discusión y tomó revancha de las finales del año pasado, cuando frente al mismo rival se quedó a 3 segundos de levantar el Trofeo O’Bryant por culpa de un triple de Ray Allen.

No importó que del otro lado estuviera Lebron James; tampoco Dwyane Wade ni Chris Bosh. San Antonio se devoró a todos y además, vio nacer definitivamente a su nueva estrella, aquella que va a ocupar el lugar que Manu y Timmy pronto van a dejar vacío: Kawhi Leonard. Este joven con una capacidad atlética impresionante, pero impregnado con el concepto táctico y la lectura de juego que Popovich tiene la capacidad de transmitirle a todos y cada uno de los jugadores que pasan por sus manos. El premio al Jugador Más Valioso de las Finales es el corolario a un fantástico trabajo.

Ginóbili volvió a marcar diferencias. Es cierto: ya no es titular y sus números no son tan llamativos a la vista como antes. Sin embargo, arrancando desde el banco carga sobre sus hombros la mayor parte del peso táctico del juego de los texanos. Es el que maneja los tiempos, toma las decisiones importantes y además le sumó el plus de anotar un alto porcentaje de sus tiros. Es puro carácter y un líder natural. No por nada es el máximo ídolo de los hinchas de las espuelas.

San Antonio es un gran campeón, brillante. Fue claramente superior a su rival, que era ni más ni menos que el defensor del título. Perdió un único partido y fue por un doble (el segundo, 98-96). Los cuatro que ganó, los hizo por un amplísimo margen (110-95, 111-92, 107-86 y 104-87). Dijeron que estaban viejos, que Duncan estaba acabado. Se olvidaron de decir que son los mejores.

 

Nicolás Zyssholtz – @likasisol

 

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