4 junio, 2014
“La FIFA convirtió a los Mundiales en una excusa para hacer negocios”
Ezequiel Fernández Moores es el periodista deportivo argentino que más analizó los negociados del ente rector del fútbol mundial, particularmente en lo que hace a la organización de los Mundiales. Sobre este tema conversó con Notas, a días del inicio de Brasil 2014.

Ezequiel Fernández Moores es el periodista deportivo argentino que más analizó los negociados del ente rector del fútbol mundial, particularmente en lo que hace a la organización de los Mundiales. Sobre este tema conversó con Notas, a días del inicio de Brasil 2014.
Ezequiel Fernández Moores es una de esas gratas excepciones en el mundillo del periodismo deportivo. Desde sus columnas critica sin medias tintas a los verdaderos dueños del fútbol, sean dirigentes, empresarios o gobernantes, a partir de un análisis que excede a la pelota y se adentra en las cuestiones más profundas que rodean al deporte. En el marco del 6º Foro Nacional de Educación para el Cambio Social, conversó con Notas acerca del Mundial de Brasil que comienza en los próximos días.
-El fútbol nació en las clases altas y se convirtió en popular. Hoy estamos al borde de un Mundial en el que una entrada de primera fase cuesta, en promedio, 650 dólares. ¿Se está dando un proceso inverso, hacia una nueva elitización?
-Sí, pero, matizando, también en el caso del Mundial de Brasil van a llevar el fútbol a lugares donde lo aman pero está tan lejos como Marte, es algo que se ve por televisión. Eso es interesante. Cuiabá tiene tanto derecho a ser sede como San Pablo, y yo entiendo cuando Lula (da Silva, ex presidente de Brasil) decidió eso. Después el tema es qué haces con ese plato volador que aterrizó en medio de la miseria y es un abuso.
-El caso más ridículo es quizás el de Brasilia, donde el promedio de asistencia a los partidos es de 5000 personas y el Mundial le va dejar un estadio para 70000, ¿es éste el factor que mejor justifica las protestas?
-La sensación es que esto fue impuesto, y no exactamente por el fútbol. Te designamos sede pero a cambio de algo, de que construyas estadios. Si revisás los mundiales anteriores, no se exigía construir estadios, Francia en 1998 construyó uno solo, el estadio de Marsella es del Mundial de 1938. Comenzó después de Francia el negocio de las constructoras, y no es casualidad para mi que las sedes siguientes sean Rusia y Catar, donde también se está gastando una guita infernal y donde la posibilidad de la protesta democrática está restringida. Esta gente (por la FIFA) ha convertido a los mundiales en una excusa, y es ahí donde se entiende.
-¿Hasta dónde llega la influencia de la FIFA en las sedes del Mundial?
-Y…cuando tenés que hasta crear leyes especiales para la FIFA, es fuerte, ¿no? Esto también pasó en Sudáfrica, donde se tuvo que reformar el Código Penal para poder arrestar a una persona por 30 días sin ningún tipo de pruebas. Algunas condenas fueron durísimas, 2 o 3 años por temas menores. Quizás también los políticos aprovecharon la venida del Mundial para crear leyes más represivas, es difícil saber. Uno no sabe a veces quién se aprovecha de quién.
Cuando vos te proponés como sede de un Mundial, ya sabés que va a haber zonas FIFA, puestos FIFA, venta FIFA, porque hay un reglamento que te lo indica. Entonces, como gobierno, después no tenés derecho a la protesta. Es cierto también que cuando Brasil fue designado, en 2007, el país explotó de alegría. Hoy no es simpático recordar aquella imagen. Pero a su vez la imagen actual también genera dudas, después de la Copa Confederaciones del año pasado ninguna protesta tuvo más de 20 mil personas.
-Cualquier gobierno sabe que va a perder dinero organizando un Mundial, ¿cuál es la ganancia que le encuentran?
-Creo que en primer lugar es una cuestión de imagen. Brasil quiere demostrar que es del primer mundo, que forma parte del BRIC, que es una potencia económica, por eso recibe al Mundial y a los Juegos Olímpicos. En su momento, el ministro del Interior de Alemania me dijo respecto del Mundial de 2006: “Es una buena ocasión para que los alemanes salgamos a gritar ‘Deutschland, Deutschland’ sin que no suene feo’”. Y está bueno que la gente quiera a su país y el fútbol es una señal poderosa. Mucho más que una medida económica: ahí es donde los políticos aprovechan. Se trata de una señal tan poderosa que deforma y a veces creemos que es lo más importante. Y no lo es, ya lo sabemos.
Nicolás Zyssholtz – @likasisol
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