Sin categoría

30 mayo, 2014

Hernán Lombardi, la Dra. Pignata y la revista Humor

El ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi dio a conocer su descargo ante la denuncia sobre su supuesta responsabilidad por […]

El ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi dio a conocer su descargo ante la denuncia sobre su supuesta responsabilidad por la cuenta de Twitter de la Dra. Pignata. Apresuramiento del INADI, desmemoria de Lombardi y un debate sobre el rol del humor.

Hace algunas semanas se corrió el cyber rumor de que la figura real detrás de la twitstar Dra. Alcira Pignata (un personaje que desde la red de los 140 caracteres expresa descarada y, para algunos, humorísticamente lo más brutal del racismo, la xenofobia y la discriminación «en contra de negros, homosexuales, peronistas, musulmanes, judíos y demás lacra», según plantea explícitamente) era ni más ni menos que el ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi. Luego del alboroto inicial, la acusación se fue diluyendo y finalmente no se pudo comprobar lo cierto del supuesto desenmascaramiento.

Es interesante señalar que si el bulo prendió en mucha gente fue porque no parecía una locura, porque esos comentarios que la racista Dra. Pignata lleva al absurdo para gusto de sus más de 150 mil seguidores son los que uno espera escuchar, más o menos matizados, de boca de un funcionario macrista. El rumor no hubiera dado dos pasos si se hubiera dicho que detrás de las semifascistas declaraciones twitteras estaba, por ejemplo, Adolfo Pérez Esquivel.

Si hubiera habido alguna prueba, alguna forma de vincular al reciente ganador del Martín Fierro (?) Hernán Lombardi con esos dichos xenófobos, 678 hubiera sido una fiesta. Pero no. Así y todo, el pasado 6 de mayo el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) decidió asentar una denuncia de oficio (“Actuación de oficio c/ cuenta red social Twitter usuario @drapignata56471”), notificándole al funcionario porteño que contaba con diez días para “remitir su escrito de descargo”.

Este jueves 29, Lombardi dio a conocer a través de su cuenta de Facebook la respuesta que remitió al INADI con fecha 21 de mayo. En ella el ministro niega vinculación con la twittstar afirmando: “manifiesto que no conozco a la Doctora Alcira Emilse Pignata, ni a su empleada doméstica Olga, ni a su fiel mascota Sidito”. Y, mientras sigue tomándose para la chacota la, es cierto, más bien ridícula denuncia del INADI, agrega: “En cuanto a su misión de observar conductas de personajes de ficción les sugiero algunas ideas. La discriminación que sufre el indio Patoruzú por parte de Isidoro Cañones. Micky Vainilla y su persistente burla a la pobreza o Violencia Rivas y sus incitaciones a la agresión. El racismo del sicario Boogie el Aceitoso. El desprecio hacia los sectores de bajos ingresos y a niñitos ibéricos que desde hace ya 50 años hace la niña Susanita”. Lombardi finaliza su “descargo” con un irónico: “La lista sería enorme”.

Sin detenernos aquí en lo pésimamente escrito que está el texto presuntamente humorístico del funcionario porteño (que repite palabras innecesariamente y no muestra ningún respeto por la puntuación correcta, lo cual no deja de ser preocupante cuando el firmante es el ministro de Cultura), creemos que lo más grave en realidad se presenta en las palabras con las que Lombardi acompaña su publicación en FB. Allí plantea, en relación con la cuenta de la Dra. Pignata, que “yo no la administro, pero disfruto de su humor negro y sarcasmo”, lo cual es, como mínimo, políticamente incorrecto.

Pero luego intenta aprovechar la, por decir poco, apresurada denuncia del INADI, para sacar conclusiones generales sobre el rol del humor y su vinculación con el escenario político actual. Dice Lombardi: “Mi primera impresión al recibir la carta fue reírme frente a algo tan absurdo, pero después empecé a preocuparme. Me preocupa que un organismo estatal, cuya función es ser un observatorio contra la discriminación, dilapide los recursos de todos los contribuyentes (el expediente ya lleva 35 fojas) en perseguir expresiones de humor que permiten las nuevas tecnologías”. Está bien, la denuncia es ridícula y lamentamos coincidir en ello con Lombardi. Pero el empresario turístico agrega luego, ya llevando agua para su molinito político de agite de la inseguridad: “Me preocupa que esto pase en un país donde la discriminación es alarmante, al punto tal que los chicos en los colegios se matan (literalmente) porque no aceptan sus diferencias”.

Luego, ya lanzado, plantea: “Utilizar el aparato estatal para censurar contenidos de internet, es algo propio de un Estado autoritario. Los que tenemos algunos años, recordamos los secuestros de números de la revista Humor que hacía la dictadura militar y nos asusta que hoy exista esa persecución en los medios digitales. El humor, y sobre todo el humor político, por más duro y corrosivo que sea, es un fuerte antídoto contra el abuso del poder. Y, además, la ironía puede tener una fuerte dosis de crítica de época. Aunque esto requiere cierta dosis de raciocinio para evitar la interpretación literal de los personajes de ficción”.

Finalmente, luego de una apología de las redes sociales como “democratización de la comunicación”, aprovecha para hacer un poco de autobombo: “Siempre voy a defender la libertad y siempre voy a estar en contra de la persecución”.

Bien. Casi con piedad deberíamos señalarle a Lombardi que la comparación del personaje de Twitter de la Dra. Pignata, que expresa sarcásticamente lo peor de una ideología racista y antipobre, con el rol que tuvo la querida revista Humor durante la dictadura es, como mínimo, antojadizo, liviano, ridículo. Humor fue una trinchera de resistencia contra la peor dictadura que sufrió nuestro país, un espacio de lucha desde el humor gráfico y escrito en momentos en que verdaderamente existía un “Estado autoritario” cuya persecusión al disidente se expresaba en forma de campos de concentración y no de denuncias de oficio de un organismo estatal. Y, además, ya se sabe que la maniobra ideológica de caracterizar al kirchnerismo como una “dictadura” suele ser un recurso precisamente de aquellos que hoy quisieran la vuelta de las charreteras para “poner en vereda” al “populismo K”. Considerar que los dichos fascistas de Pignata pueden ser un “antídoto contra los abusos del poder” y “una crítica de época” sólo desnuda una mirada elitista, es decir, macrista, que considera a la irrupción del pobrerío como un abuso, como una irregularidad “de época” que sería necesario denunciar y contener.

Pero además, tal vez sea necesario recordarle al autoproclamado “defensor de la libertad” que no manifestó el mismo nivel de indignación ética en lo que hace a la defensa de las libertades cuando en 2012 su jefe Mauricio Macri intentó prohibir la distribución de las historietas de El Eternauta, de H.G. Oesterheld (alguien que sí supo lo que era verdaderamente un “Estado autoritario”) en las escuelas porteñas y lanzó un 0800 para que los padres “denuncien” los intentos de “adoctrinamiento” de La Cámpora, manifestando además su absoluta ignorancia al confundir a un personaje clásico de la historieta argentina con un logo político partidario.

Así que si el empresario hotelero Hernán Lombardi desea seguir “disfrutando” del racismo y la xenofobia de la Dra. Pignata, tiene derecho a hacerlo -aunque envanecerse de ello sea cuestionable- pero, por favor, que no meta en el medio a la revista Humor (que sí supo publicar a Oesterheld, por ejemplo) ya que la única sección de aquella valiente publicación de La Urraca que podría haberlo tenido en cuenta hubiera sido la maravillosa “Los insufribles”.

 

Pedro Perucca – @PedroP71

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas