27 mayo, 2014
El subcomandante Marcos dijo adiós
Este domingo 25 de mayo a las 2:08, 20 años después del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Subcomandante Marcos anunció que a partir de ese momento dejaba de existir.

Este domingo 25 de mayo a las 2:08, 20 años después del surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el Subcomandante Marcos anunció que a partir de ese momento dejaba de existir.
Durante el homenaje al zapatista asesinado conocido por el nombre de Galeano (José Luis Solís López), llevado adelante en la comunidad rural zapatista La Realidad, ubicada a unos 300 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, reapareció el Subcomandante Marcos luego de más de 5 años alejado de la vida pública, para anunciar que a partir de ese momento “dejaba de existir”. La última aparición del máximo referente del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) había sido en enero de 2009, durante el Festival de la Digna Rabia en San Cristóbal de Las Casas. Durante estos 5 años de ausencia mediática se tejieron diversas versiones periodísticas, entre ellas algunas que hablaban de una supuesta enfermedad terminal del líder zapatista.
La ceremonia de homenaje al zapatista asesinado el pasado 2 de mayo convocó a miles de indígenas y simpatizantes del EZLN. Según la información publicada por radiozapatista.org, Marcos apareció aproximadamente a las 12 del día montando un caballo “con un parche de pirata en el ojo derecho, fumando su característica pipa, para reunirse minutos después con la Comandancia General del EZLN también a caballo”. Luego “Coordinan un saludo militar a la sociedad civil y a las bases de apoyo zapatistas para después dar la retirada y romper filas. Marcos se despide con un genuino saludo: levantando el dedo medio de la mano izquierda”. Y Marcos desapareció para siempre. Pero antes dio lectura a una carta abierta en la que explica los motivos de la decisión, un texto titulado “Entre la luz y la sombra”.
En la carta se explica que “Marcos, el personaje, ya no era necesario”. Entre otros motivos porque ya se ha producido en el EZLN “un relevo múltiple y complejo”, que no sólo es generacional (por lo que “ahora están haciendo la lucha y dirigiendo la resistencia quienes eran pequeños o no habían nacido al inicio del alzamiento”) sino también de clase (“del origen clase mediero ilustrado, al indígena campesino”), de raza (“de la dirección mestiza a la dirección netamente indígena”) y de pensamiento (“del vanguardismo revolucionario al mandar obedeciendo; de la toma del Poder de Arriba a la creación del poder de abajo; de la política profesional a la política cotidiana; de los líderes, a los pueblos; de la marginación de género, a la participación directa de las mujeres; de la burla a lo otro, a la celebración de la diferencia”).
En el texto se recuerda que el origen “de la construcción del personaje llamado Marcos” tiene que ver con que cuando “en la madrugada del día primero del primer mes del año de 1994, un ejército de gigantes, es decir, de indígenas rebeldes, bajó a las ciudades para con su paso sacudir el mundo” las miradas de los “acostumbrados a mirar desde arriba a los indígenas” seguían sin registrarlos. Sin embargo “su mirada se había detenido en el único mestizo que vieron con pasamontañas, es decir, que no miraron. Nuestros jefes y jefas dijeron entonces: «Sólo lo ven lo pequeño que son, hagamos a alguien tan pequeño como ellos, que a él lo vean y por él nos vean». Empezó así una compleja maniobra de distracción, un truco de magia terrible y maravillosa, una maliciosa jugada del corazón indígena que somos, la sabiduría indígena desafiaba a la modernidad en uno de sus bastiones: los medios de comunicación”.
La estratagema zapatista era una forma de ganar tiempo “para ser y para encontrar a quien supiera vernos como lo que somos”, pero en un punto “el SupMarcos pasó de ser un vocero a ser un distractor”. Ya luego de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, del año 2005, “la más audaz y la más zapatista de las iniciativas que hemos lanzado hasta ahora”, el EZLN consideró que la misión del personaje Marcos estaba cumplida: “nos dimos cuenta de que ya había una generación que podía mirarnos de frente, que podía escucharnos y hablarnos sin esperar guía o liderazgo, ni pretender sumisión ni seguimiento”.
Y desde entonces estuvieron viendo la mejor forma de plantear la desaparición del personaje que, aún definido como “una botarga” (un disfraz, un recurso escenográfico) sin embargo cumplió su rol: “Podrán decir luego que lo del personaje fue ocioso. Pero una revisión honesta de esos días dirá de cuántas y cuántos voltearon a mirarnos, con agrado o desagrado, por los desfiguros de una botarga”. Y su salida de escena “no se da por enfermedad o muerte, ni por desplazamiento interno, purga o depuración” sino que se produce “lógicamente de acuerdo a los cambios internos que ha tenido y tiene el EZLN”, aunque esto arruine las teorías de los “zapatólogos” y las especulaciones de los medios: “El último gran truco del holograma fue simular enfermedad terminal, e incluso todas las muertes que ha padecido”.
Luego la carta recomienda tener en cuenta el humor para comprender la lógica zapatista: “Si me permiten un consejo: deberían cultivar un poco el sentido del humor, no sólo por salud mental y física, también porque sin sentido del humor no van a entender al zapatismo. Y el que no entiende, juzga; y el que juzga, condena”.
Más adelante, el texto explica que se tomó la decisión de hacer pública la desaparición de Marcos en el día del homeaje al zapatista asesinado porque “Pensamos que es necesario que uno de nosotros muera para que Galeano viva. Y para que esa impertinente que es la muerte quede satisfecha, en su lugar de Galeano ponemos otro nombre para que Galeano viva y la muerte se lleve no una vida, sino un nombre solamente, unas letras vaciadas de todo sentido, sin historia propia, sin vida”.
“Así que hemos decidido que Marcos deje de existir hoy”, concluye la carta de despedida del Subcomandante de acero inoxidable.
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