Géneros

23 mayo, 2014

El vice de Santa Rosa dijo que las prostitutas trabajan “porque quieren”

El viceintendente de la ciudad de Santa Rosa, Ángel Ceferino Baraybar, dijo que las mujeres que se encuentran en situación de prostitución lo hacen «porque ellas quieren». Además sostuvo que «es muy difícil curarlas». Fue ampliamente repudiado por organizaciones de mujeres y funcionarias de La Pampa.

El viceintendente de la ciudad de Santa Rosa, Ángel Ceferino Baraybar, dijo que las mujeres que se encuentran en situación de prostitución lo hacen «porque ellas quieren». Además sostuvo que «es muy difícil curarlas». Fue ampliamente repudiado por organizaciones de mujeres y funcionarias de La Pampa.

El pasado martes la reunión de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Deliberante de Santa Rosa (capital de La Pampa) recibió a mujeres en situación de prostitución y a la subsecretaria de Políticas de Género, Fabiana Montañez, para tratar los programas estatales para sacar de la calle a las víctimas de violencia y explotación sexual.

Fue en ese contexto que el viceintendente de la ciudad y concejal por el Frente para la Victoria (FPV), Ángel Baraybar planteó que la mayoría de las mujeres en situación de prostitución lo hacen “porque ellas quieren” y que «hay chicas a las que les gusta ese trabajo».

Para embarrarla aun más, el funcionario justificó sus afirmaciones diciendo que “es la profesión más vieja del mundo” y además que «hoy la gran prostitución se mueve donde hay muchos millones de pesos. Quiere decir que no es todo por necesidad”. En ese sentido amplió explicando que «la prostitución no está solamente en la necesidad, porque hay grandísimos círculos, con modelos y qué se yo, con precios más elevados, que viven de su cuerpo”.

No contento con esto y el rechazo que generó de parte de colegas del Concejo Deliberante así como también de la funcionaria Montañez, Baraybar ejemplificó con historias del pasado. El funcionario contó una experiencia que tuvo con un reconocido cura local, Ricardo Ermesino (ya fallecido), con quien trabajó en un plan que tenía como objetivo capacitar en trabajos y oficios a las mujeres prostituidas.

“Yo era uno de los principales colaboradores de (Ricardo) Ermesino (…) Una vez dije una especie de chiste, le jugué un asado (a Ermesino) en un momento en que llevamos a 7 mujeres al hogar que tenía. Le jugué a que no las iba a componer, pero con toda la buena voluntad de que ojalá tuviera razón”, contó Baraybar.

«Fue un fracaso total a pesar de todo lo que pusieron en esas chicas y en esa fundación. No pasó nada», declaró el viceintendente.»Incluso el padre Ermesino se fue amenazado porque metió siete prostitutas con siete monjas para curarlas y no pudo. Las siete volvieron a la calle», agregó.

Para redondear su testimonio, Baraybar también relató dos anécdotas de cuando era soldado conscripto y en sus tiempos de juez de Paz, cargo que ejerció 30 años.

“En aquella época”, cuando era soldado, “con 20 años, y comiendo locro todos los días, fuerte como estaba, por supuesto que… pero era una obligación que hubiera un prostíbulo donde hubiera un regimiento. Hacíamos guardia doble, para que no hubiera problemas. Son lugares que se prestan a muchas cosas, ¿viste? En aquella época se tomaba como una cosa absolutamente normal, hasta había una cierta amistad con las chicas”, contó el concejal.

Finalmente reveló que cuando se desempeñaba como juez de Paz de Santa Rosa casó a una prostituta con un actual funcionario. «(La mujer) Me trajo el certificado de soltería firmado por todas las autoridades de su país y el embajador de culto de la Argentina. Después que los casé, como correspondía, fueron a Bahía Blanca a hacer los papeles y el jefe de Migraciones me avisa que me mandé una macana y casé a una chica que era casada… Pero traía el certificado de soltería. Después lo arreglaron. Y hoy es feliz casada con un señor funcionario de la provincia de La Pampa».

Por las dudas aclaró estar «absolutamente en contra de la trata, nadie tiene por qué vivir de la necesidad de los demás. Si hay chicas a las que les gusta ese trabajo, y bueno, que lo hagan, macanudo y no se va a terminar nunca. Pero no estoy de acuerdo con el fiolo o los que explotan a las pobres chicas».

La respuesta no se hizo esperar y las organizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres en la provincia pidieron su renuncia. «Sus palabras representan una situación de gravedad institucional extrema, porque no lo dice cualquier persona, sino un funcionario público, que debería renunciar, porque acusa a mujeres muy vulnerables», manifestó Mirta Fiorucci, integrante de la agrupación Mujeres por la Solidaridad de La Pampa.

La titular de la Asociación AKUN, Mónica Molina, indicó que las declaraciones de Baraybar «impactan negativamente en las mujeres» y que son «de extrema gravedad porque vienen de un funcionario público». El viceintendente «no puede hablar del tema como si fuese una enfermedad», porque «marca un retroceso ante una situación donde, el gobierno nacional y distintas organizaciones hacemos mucho esfuerzo para avanzar sobre los derechos de las mujeres», opinó. Molina, que también es ex subdirectora de Políticas de Género comunal entre 2008 y 2011, consideró que las afirmaciones del funcionario «fortalecen los estereotipos, las relaciones de desigualdad, la prostitución y la trata de personas».

Por su parte la concejala del Frente Pampeano Cívico y Social, Cecilia Roigé, calificó como «repudiable» las afirmaciones, porque «esas palabras lo presentan como una persona que desconoce la situación real; él cree que la prostitución es un oficio que se hace por gusto».

 

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