América Latina

29 abril, 2014

De militares, descolonización y torpezas

Hace unas semanas un grupo de sargentos y suboficiales presentaron un anteproyecto de ley para democratizar las Fuerzas Armadas que en su actual estructura les impide a acceder a la educación superior. El anteproyecto no fue aceptado y los uniformados denunciaron el comienzo de un proceso de amedrentamiento y persecución por parte de los Altos Mandos.

Hace unas semanas un grupo de sargentos y suboficiales presentaron un anteproyecto de ley en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Estos militares de bajo rango planteaban en el texto la democratización de las Fuerzas Armadas, que en su actual estructura les impide a acceder a la educación superior para poder ascender a ser oficiales técnicos. El anteproyecto no fue aceptado y los uniformados denunciaron el comienzo de un proceso de amedrentamiento y persecución por parte de los Altos Mandos. Desde que comenzó el conflicto, más de 700 militares fueron depuestos de sus cargos, acusados de sedición y de romper la cadena de mando.

Hace pocos días decidieron comenzar a manifestarse y, el jueves 24 de abril, las calles de La Paz albergaron la marcha de cientos de uniformados que reclamaban la descolonización de las Fuerzas Armadas y la restitución de los militares dados de baja. El viernes 25 el presidente Evo Morales participó de la reapertura del Colegio Militar, si bien durante su discurso no se refirió directamente al conflicto, pidió respeto a la cadena de mando: “Si no hay disciplina no hay Fuerzas Armadas para Bolivia, si no hay una doctrina, doctrina del pueblo de las Fuerzas Armadas no hay fuerzas armadas para el pueblo de Bolivia”.

El reclamo

El jueves al mediodía los militares llegaban al centro de La Paz, luego de una larga marcha desde la ciudad de El Alto, los medios de comunicación informaban que la Plaza Murillo -donde se encuentra el Palacio de Gobierno- estaba fuertemente protegida y reflejaban un clima de tensión. Pero al llegar a la también céntrica Plaza San Francisco -donde los manifestantes arribaban para realizar un acto- el clima era totalmente distinto. Orden y respeto al proceso de cambio.

La consigna que se escuchaba era la descolonización de las Fuerzas Armadas para adecuarlas al momento político que vive el país. Los militares plantean que la institución está retrasada respecto del proceso de cambio, “para descolonizar las Fuerzas Armadas se tiene que terminar a partir de hoy la doctrina militar pro imperialista, queremos una doctrina propia que viene de nuestros ancestros”, argumentaba Sandra López, dirigenta de las esposas de militares.

Los sargentos y suboficiales bolivianos son los Quispe, los Mamani, los Condori, los Choque; son los hijos de la revolución boliviana. “También apoyamos a este proyecto, este proceso de cambio y seguiremos apoyando. El proyecto que hemos presentado es para las futuras generaciones, es para mejorar la institución y la patria, porque sin proceso de cambio en las Fuerzas Armadas no creo que exista un proceso de cambio en el Estado, si no hay descolonización de las Fuerzas Armadas no creo que exista una descolonización del Estado”, gritaba al micrófono el suboficial Erick Magne. Los rostros que circulaban esa tarde por La Paz eran los rostros que se reflejan en el primer presidente indígena de Bolivia.

A estas protestas se sumaron los Ponchos Rojos, organización aymara muy combativa nacida en las entrañas del altiplano, que se erige como uno de los pilares de apoyo del gobierno de Evo Morales. Explican que se unieron porque son sus hijos, porque ellos mismos vivieron la discriminación en sus días de servicio militar.

Las Fuerzas Armadas bolivianas han sido históricamente una institución elitista, hasta hace pocos años para poder ingresar los requisitos eran mediar más de 1.75 y tener tez blanca, algo que a simple vista la población originaria boliviana no llega a cumplir. “Hay que transformar todavía, hay que cambiar de chip, hay un chip muy complicado en algunas elites todavía, pero yo creo que en unos seis años más dejan el mando y viene la generación nueva”, anticipó Gustavo Torrico, ex viceministro de Régimen Interior, antes de que estallara este conflicto.

El proceso

“Este proceso de liberación no solamente es de carácter económico, ni social, ni cultural, sino también institucional, debe profundizarse y acelerarse. Miembros de la policía formados ideológicamente y aportar desde la institución para la liberación definitiva del pueblo boliviano”.

Esta frase pertenece a Evo Morales y fue dicha hace unas pocas semanas en el aniversario de la Academia Nacional de Policías, ante cientos de jóvenes estudiantes de esta fuerza de seguridad. El esfuerzo del gobierno en reeducar a las fuerzas públicas se hace patente desde el momento en que es el mismo presidente quien se encarga de inculcarles una nueva doctrina y los llama a sumarse al proceso de cambio.

Visto de este modo podría pensarse como algo natural el actual reclamo de los sargentos y suboficiales, quienes acusan a los Altos Mandos militares de deformar la información que le acercan a Evo al respecto; y es por esto que insisten en una reunión con él. Es entendible que cientos de militares marchando en protesta por las calles es un cuadro algo atemorizante. También es verdad que romper la cadena de mando y militares marchando son cosas que van en contra de la Constitución Política del Estado, todos estos argumentos del gobierno son válidos. Pero, cuando se trata de un reclamo legítimo que va en sintonía con las palabras del presidente, ¿no es así que se construyen las revoluciones? ¿Poniendo las cosas patas para arriba, cuestionar lo que era incuestionable?

Ahora ¿cuál es el otro problema? La oposición no pierde el tiempo y, a pesar de que su reclamo es diametralmente opuesto a su ideología, está empezando a aprovechar la situación, intentando montarse arriba del conflicto para generar una sensación de desestabilización. A esto se le suma la torpeza que arrastra el gobierno cuando se le presentan esta clase de conflictos. Alertan sobre intentos de sedición y de estar infiltrados por la oposición. Hasta ahora esto no parecía suceder, pero las negativas hacia el reclamo y las mismas acusaciones pudieran provocar lo verdaderamente indeseable, que la protesta se de vuelta y que en las marchas dejen de gritar a favor del gobierno.

No es la primera vez que el gobierno actúa a la defensiva ante un conflicto y comete errores torpes que luego se le vuelven en contra. El gobierno indicó peyorativamente que esta protesta es política. ¿Acaso no lo es toda protesta? ¿Acaso “lo político” es lo malo? ¿No es el propio Presidente quien los llamó a politizarse?

Esperemos que el gobierno rectifique a tiempo, que no vuelva a patear un gol en contra y que finalmente se torne en una profecía autocumplida. Faltan muy pocos meses para las elecciones presidenciales, en un cuadro donde Evo tiene un alto nivel de aprobación y no tiene un contrincante que le pueda hacer frente, un paso en falso podría traer una cola que este gobierno no se merece. Hasta ahora, siempre han sabido rectificar a tiempo, esperemos este sea el caso.

 

Gabriela Gurvich, desde La Paz – @GabrielaGurvich

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas