25 abril, 2014
Memoria del primer genocidio del siglo XX
Este 24 de abril se está conmemorando el 99 aniversario del inicio del genocidio armenio a manos del Imperio Otomano, considerado el primero del siglo XX. Actualidad y vigencia del reclamo armenio y repercusiones geopolíticas en la región.

Este 24 de abril se está conmemorando el 99 aniversario del inicio del genocidio armenio a manos del Imperio Otomano, considerado el primero del siglo XX. Actualidad y vigencia del reclamo armenio y repercusiones geopolíticas en la región.
El 24 de abril de 1915, en medio de la Primera Guerra Mundial, autoridades otomanas mandaron detener a 235 miembros de la gran comunidad armenia de Estambul y a lo largo de los meses posteriores se multiplicaron las detenciones y los asesinatos y se decretó la deportación de toda la población armenia, a pie y sin provisiones a través del desierto hasta Siria. Los asesinatos, deportaciones, secuestros y expropiaciones se mantuvieron hasta 1918 y luego conocieron un nuevo auge en el período 1920/1923.
Esta segunda etapa del genocidio fue llevada adelante no por los miembros del Comité Unión y Progreso, conocidos como “jóvenes turcos” (cuyos principales dirigentes, particularmente el ideólogo y ministro del interior Talaat Pasha fueron juzgados en ausencia por el gobierno de Kemal Ataturk, con la fundación de Turquía en 1923) sino por Nacionalistas Turcos, quienes compartían la ideología sobre la exclusividad étnica del Estado.
Según explica la académica Claire Mouradian, profesora de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales en París y experta en el genocidio armenio, en una reciente entrevista con Página 12, esta política de exterminio obedeció sobre todo a la intención de detener la acelerada desintegración del Imperio Otomano por la vía de una homogeneización forzosa: “Se decidió aplicar la islamización y a eso le siguió la creación de una nueva nación: Turquía. Había armenios, búlgaros, kurdos, albaneses y árabes. Se trataba de una creación artificial. Entonces decidieron turquizar a los no musulmanes”. En ese contexto, los armenios eran considerados el componente más peligroso por su carácter de cristianos y sus vínculos históricos con Rusia, el principal enemigo turco. Aquí también se encuentra la explicación de la enorme “diáspora armenia”, que ha llevado a enormes masas de población que intentaban escapar de las persecuciones a instalarse en decenas de países de Europa y América.
Se estima que esta política, utilizada como caso ejemplar para elaborar la categoría de “genocidio” se cobró la vida de entre 1,5 y 2 millones de personas. La definición de genocidio, acuñada por el jurista judío-polaco Rafael Lemkin en 1944, implica “cualquiera de los actos perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”.
En la actualidad las relaciones diplomáticas entre ambos países están estancadas e incluso las fronteras terrestres se encuentran cerradas desde la ocupación armenia de Nagorno-Karabaj en 1994. Sin embargo este año, por primera vez en los casi 100 años transcurridos desde el inicio de la masacre armenia, el gobierno turco planteó un reconocimiento público de la cuestión, aunque no pidió perdón por los crímenes. El primer ministro Recep Tayip Erdogan planteó en un comunicado que “Turquía debe de haber cometido muchos errores a lo largo de su historia. Es bueno reconocerlos y aceptarlos. Como pueblo turco, con todas sus minorías, es perfecto poder convivir”. Y agregó : “Deseamos que los armenios que perdieron la vida en las circunstancias del comienzo del siglo XX descansen en paz y damos el pésame a sus nietos. Sea cual sea su origen étnico o religioso, honramos la memoria de todos los ciudadanos otomanos, que murieron en este mismo periodo en condiciones similares”.
Esta declaración tibia fue reconocida hoy por los Estados Unidos como un “gesto histórico”, pero en realidad tras el pésame sólo se reproduce el histórico discurso turco que niega el genocidio y las cifras de víctimas y plantea que los muertos fueron menos de medio millón y que existe la misma cantidad de bajas turcas producto de “luchas intestinas” derivadas de un alzamiento armenio contra el Imperio y de su apoyo a tropas invasoras rusas.
Por su lado, el presidente armenio Serzh Sarkisian planteó que estas declaraciones turcas siguen en la vía de la “negación total”: “El genocidio armenio está vivo mientras el sucesor del Imperio Otomano continúa su negación total. La negación de un crimen constituye una continuación directa de ese mismo crimen. Sólo los reconocimientos y las condenas pueden evitar la repetición de tales crímenes”. Y agregó que el centenario del próximo año ofrecerá a Turquía “una buena ocasión para arrepentirse y hacer a un lado el estigma histórico, en el caso de que haga esfuerzos para liberar el futuro de su Estado de esta pesada carga”.
Ya son 22 los países del mundo que han reconocido el genocidio armenio (entre ellos Argentina), pero también hay muchos otros que siguen negándolo, principalmente Israel, Alemania, España y Estados Unidos. Explica Mouradian: “El no reconocimiento del genocidio armenio está relacionado con intereses económicos y estratégicos. Turquía es miembro de la OTAN, es un actor clave en la región”. Y agrega que además aceptar esa pesada carga histórica “implica reconocer cómo fue construida Turquía. Les hicieron creer a los turcos que están allí desde siempre y que los armenios nunca existieron. Eso es negacionismo puro”.
En distintas capitales del mundo, desde Ankara a Buenos Aires, la comunidad armenia recordó hoy el aniversario del genocidio y reclamó un claro mea culpa del Estado turco con diversas actividades y movilizaciones, a 99 años del primer genocidio del siglo XX.
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