18 abril, 2014
Adiós, Gabo
En la Ciudad de México que era su hogar hace 30 años murió el periodista y escritor Gabriel García Márquez, producto de complicaciones de una reciente neumonía. El autor de Cien años de soledad había dejado de escribir hace años y se había retirado de la vida pública.

En la Ciudad de México, que era su hogar hace 30 años, murió el periodista y escritor Gabriel García Márquez, producto de complicaciones de una reciente neumonía. El autor de Cien años de soledad había dejado de escribir hace años y se había retirado de la vida pública.
Seguramente centenares de necrológicas tituladas “Crónica de una muerte anunciada” invadirán la red en los próximos días porque hoy, 17 de abril de 2014, murió Gabriel García Márquez, Gabo para los amigos, en su casa de Ciudad de México, a pocos días de haber sido dado de alta de una internación por una neumonía muy delicada para sus 87 años de edad.
El creador de la corriente literaria conocida como realismo mágico había nacido el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, departamento del Magdalena, Colombia, localidad que su fama contribuyó a convertir en universal y que le debe oleadas anuales de turistas que buscan acercarse a la Macondo original.
Luego de cursar estudios en las ciudades de Barranquilla y San José, Gabo se instaló en Bogotá para intentar satisfacer los deseos paternos de un hijo abogado. Pero su vocación por las letras acabó imponiéndose. Allí comenzó a publicar sus primeros cuentos (comenzando por La tercera resignación, de claras influencias kafkianas, publicado en 1947) y también empezó a desarrollar en el periódico El Espectador su vocación periodística, que acompañaría a su veta literaria durante toda su vida (existe una recopilación en 5 tomos de su obra periodística, abarcando el período entre 1948 y 1984). Respecto de este oficio, supo decir: “Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”.
Además de su producción en cuentos, novelas y artículos periodísticos, Gabo también se destacó como un gran entrevistador. Allí están para probarlo, entre otras, las obras Miguel Littín clandestino en Chile (vibrante reportaje sobre la visita clandestina del director de cine chileno Miguel Littín a su país después de 12 años en el exilio) y Noticia de un secuestro, entrevistando a diversas víctimas de secuestros narcos a principios de los años noventa.
García Márquez también fue autor de guiones cinematográficos (El secuestro, de 1982, y Eréndira, de 1983), así como de una única obra teatral: Diatriba de amor contra un hombre sentado, de 1988.
Pero el terreno donde sin dudas dejó con más fuerza su huella literaria fue en el de los cuentos (con maravillosas recopilaciones como Los funerales de la Mama Grande y La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada) y, sobre todo, en el de la novela. Su talento original logró en el terreno novelístico cumbres como El coronel no tiene quien le escriba, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada o El amor en los tiempos del cólera. Pero sin dudas la novela que lo consolidó como un fenómeno de las letras latinoamericanas fue la imprescidible Cien años de soledad (1967), novela de un enorme impacto mundial que fue calificada como “una de las obras más importantes de la lengua castellana” durante el IV Congreso Internacional de la Lengua Española de 2007.
Además de otros múltiples galardones literarios en su país y en el mundo, en 1982 le fue concedido el Premio Nobel “por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente”.
Políticamente, Gabo siempre se ubicó cercano a los procesos populares de América latina y como un enemigo acérrimo de las dictaduras. Desde 1959 apoyó la revolución cubana y cubrió periodísticamente en la isla el ascenso de los “barbudos”. También participó en 1959 en la formación de la agencia cubana Prensa Latina y en 1986 de la creación de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, a 30 km. de La Habana. Con el correr de los años fue construyendo una sólida relación de amistad con Fidel Castro. Fidel recordó que “Nuestra amistad fue fruto de una relación cultivada durante muchos años en que el número de conversaciones, siempre para mí amenas, sumaron centenares”.
Además de las entrevistas, hay textos que manifiestan la mutua admiración. Un famoso artículo publicado en Cuba Debate en 2009, titulado “El Fidel Castro que yo conozco” traza un admirativo perfil del líder de la revolución cubana. Por el lado de Fidel, existe el artículo “El descanso”, donde recuerda sus “casi 50 años de sincera amistad” con Gabo y su compañera de siempre, Mercedes Barcha.
Al enterarse del deceso de García Márquez, Fidel lo recordó como “un hombre con bondad de niño y talento cósmico” y se manifestó complacido de haber sido amigo de este “hombre de mañana, al que agradecemos haber vivido esa vida para contarla”.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.