Cultura

8 abril, 2014

Aguantándole los trapos a la poesía

Este domingo 6 jugó el Club Atlético de Poetas, con Mariana Kruk, Valeria Verona y Jimena Repetto como poetas invitadas, su clásico micrófono abierto, pintura en vivo a cargo de Macarena Laneve y la música de Llegó la cabra. El Club tuvo un buen regreso, un poco más sintético y menos ambicioso, lo que le permitió llevarse los tres puntos.

Este domingo 6 jugó el Club Atlético de Poetas, con Mariana Kruk, Valeria Verona y Jimena Repetto como poetas invitadas, su clásico micrófono abierto, pintura en vivo a cargo de Macarena Laneve y la música de Llegó la cabra. El Club tuvo un buen regreso, un poco más sintético y menos ambicioso, lo que le permitió llevarse los tres puntos.

 

La poesía no está de moda. Por momentos parece estarlo, pero no. Un ciclo de poesía no suele durar más de uno o dos años, con suerte. Lo anecdótico de este encuentro de zona sur es que éste es su quinto año consecutivo.

A diferencia de sus ediciones anteriores lo del domingo hizo más hincapié en la calidad que en la cantidad. Hubo encuentros de otros años que duraron más de lo que cualquier persona puede tolerar, con muchísimas actividades y dos micrófonos abiertos. Esta vez la linealidad ganó el partido.

Primer tiempo

La primera jugada de pelota parada estuvo a cargo de Jimena Repetto, que leyó algunos poemas inéditos y uno de su libro Autos rojos, bestias impares, un poema titulado «Los músculos de Bruselas». El poema narra una noche de cine hogareño con un chico que no sólo ya tenía otra pareja sino que se queda dormido en medio de la película. Una película de acción, una película malísima con Jean Claude VanDamme, que encima había elegido el dormilón. Con humor, talento y buena dicción Repetto se llevó una merecida ovación de la popular.

Sin perder tiempo siguió Valeria Verona (algo positivo para cualquier partido ya que, en general, los ciclos de poesía se suelen demorar entre lectura y lectura). Verona ya tiene cierto currículum entre entrevistas radiales, lecturas en ciclos y poemas subidos a Facebook, pero todavía no editó libros. Verona lee bien, con sentimiento y claridad, y escribe poemas desgarradores que ameritan una búsqueda por las redes sociales.

Valeria y Mariana Kruk escribieron juntas un poema para la ocasión que leyeron a dos voces. Cada una leía un verso y se entendieron bien en el escenario. Kruk es, de las tres, la más reconocida en el ambiente. No sólo ya ha editado 5 libros sino que también fue coordinadora del encuentro de poesía Arrancándonos la piel, en el centro cultural de la revista Mu, a una cuadra de Congreso. Rogamos que el ciclo vuelva.

Luego el micrófono abierto. Aquí no hay mucha ciencia. Uno se anota en un cartelito y después se sube al escenario por orden de aparición. Otra maravilla de la noche del domingo fue el silencio y el respeto por los lectores. Quien suela salir de noche, a ver bandas o ese tipo de eventos, sabrá muy bien que la gente que va al bar no suele respetar la consigna de silencio, menos que menos si no fue con el propósito de ver a quien está en el escenario en ese momento.

Entre las lecturas de micrófono llegó Macarena Laneve, artista plástica que había inaugurado el ciclo, allá por agosto de 2010. Laneve pintaba un cuadro en el escenario mientras la gente subía y leía sus poemas. Y ahí hubo de todo: poemas muy buenos, poemas muy malos, cuentos muy buenos, cuentos muy malos.

Entretiempo

El entretiempo fue para socializar entre los poetas. ¿Una especie en extinción? No lo creo. Fue también para pruebas de sonido, picadas, cervezas, tomar aire fresco.

Otro golazo de este año fue que el entretiempo no duró más que lo reglamentario.

Segundo tiempo

El final fue a pura fiesta, con las chicas de Llegó la cabra, un grupo de folklore con 6 y a veces 7 músicas en el escenario. Las chicas saben tocar, saben atraer al público y saben llevar adelante un buen espectáculo. Suenan bien y hacen bailar. Hubo bises y ovaciones. Un lujo.

La mala noticia es que el Club Atlético no sigue en el bar Ríe. Pero el ciclo sigue todos los primeros domingos de cada mes. No sabemos si la nueva sede será en Bernal o en algún lugar cercano. Lo seguro es que los amantes de la poesía, aunque no esté de moda, como diría Silvio, podemos ir a un bar y que nos tomen en serio, que haya más de 50 personas, que se respeten los horarios y las lecturas.

La poesía esta vez ganó por goleada.

 

Federico Arriola

 

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