Cultura

1 abril, 2014

Se vino la fresca

Luego del estreno en las tierras del sol naciente, el tanque congelado de Disney, Frozen, pasó a ser la película animada más taquillera de la historia y se cuela en el top ten de las películas más vistas del mundo, a punto de destronar al destronable tercer episodio de la saga del murciélago de Nolan.

Luego del estreno en las tierras del sol naciente, el tanque congelado de Disney, Frozen, pasó a ser la película animada más taquillera de la historia y se cuela en el top ten de las películas más vistas del mundo, a punto de destronar al destronable tercer episodio de la saga del murciélago de Nolan.

 

Con el estreno de la semana pasada de Frozen en Japón, la cinta se convirtió en la película de animación más vista de la historia al lograr superar los 1.063 millones de dólares de recaudación que ostentaba como marca la maravillosa Toy Story 3. La tercera histórica, El rey león, por ejemplo, no llegó por poco a alcanzar el preciado límite de los mil millones (el pobre Simba recaudó apenas 987,5). No importa. Hakuna matata.

Pero a Frozen aún le queda un tiempo de pantalla por lo que se supone que también va a escalar puestos entre las películas más taquilleras de la historia del cine, no sólo entre las de animación. En los últimos cómputos ya había desplazado a Piratas del Caribe 2 y entrado al top ten (ese que encabeza Avatar con la friolera de 2.782 millones, seguida de lejos por Titanic). Se supone que puede llegar a subir algo más y desbancar al malogrado tercer capítulo de la saga batmanesca de Nolan (El caballero de la noche asciende). La postergada venganza del Capitán Frío.

Inspirada en el cuento La Reina de las Nieves, del danés Hans Christian Andersen, Frozen es la comedia de aventuras que marca el regreso de la factoría Disney a sus esquemas más tradicionales y remanidos. Hay una profecía que condena al reino a un eterno invierno, está la princesa valiente (Anna) que emprende el camino del héroe y está el personaje masculino atractivo (Kristoff), como para poner algo de calor romántico entre tanto frío. Y no podían faltar los eternos personajes graciosos de Walt que aportan el comic relief (el reno Sven y el muñeco de nieve Olaf). Hay magia, gnomos, gigantes de hielo. Y hay musicales, por supuesto. Varios.

Pese a constituir lo que muchos críticos consideran directamente un retroceso creativo del la factoría del tío Walt, lo cierto es que la película está bien hecha, con un 3D atractivo, la acción dosificada, el humor liviano de siempre, la aventura. Y, dentro de lo que uno ya sabe que puede esperar de la casa del ratón y sin proponer nada medianamente original, funciona.

Y también parece que el público tenía ganas de una vuelta al esquema clásico cincuentero porque Frozen no para de vender tickets. Por supuesto que detrás hay una monstruosa campaña internacional de publicidad, a la que sumó muchísimo la consagración en la última entrega de los Oscars como Mejor película de animación (con lo que logró un galardón que le venía siendo esquivo a Disney).

Así Frozen entró patinando sobre hielo al tercer escalón de las películas que más dinero le han dejado a la casa de Mickey Mouse, sólo detrás de los blockbusters Iron Man 3 y Los vengadores. La banda de sonido original de Frozen también viene sumando algunas monedas a la caja y recientemente entró al top de Billboard, superando a la mismísima Beyoncé.

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