31 marzo, 2014
El lado oscuro
La indiscutible campaña mediática respecto de la inseguridad comienza a dar sus primeros resultados concretos. Se multiplican los linchamientos en diversas ciudades. Las víctimas son todas, no casualmente, jóvenes de barrios populares.

La indiscutible campaña mediática respecto de la inseguridad comienza a dar sus primeros resultados concretos. Se multiplican los linchamientos en diversas ciudades. Las víctimas son todas, no casualmente, jóvenes de barrios populares.
“Nos están matando”. “Son ellos o nosotros”. “La policía los larga a los diez minutos”. “Entran por una puerta y salen por otra”. “Las comisarías tienen puerta giratoria”. “Te matan por un par de zapatillas”. Etcétera.
Mientras tanto los medios monopólicos fogonean y multiplican el discurso sobre la “inseguridad”, replicando en cadena cada asalto, violación o asesinato de la ciudad y el país. Cuanto más violentos, mejor. Si “los delincuentes” mataron a alguien que puede ser considerado como parte de “la gente”, soberbio. Si hay sangre y puede mostrarse en primer plano, descorchamos porque el rating explota.
Y el impacto en la subjetividad social de un discurso político que buscar cobrar en votos su siembra de miedo y de una bestial campaña mediática en sintonía, en las antípodas de cualquier posible ética periodística, parece estar comenzando a manifestarse de maneras extremas en los últimos días.
Cabría recordar como antecedente que durante los saqueos en Córdoba de diciembre de 2013, en medio de la “huelga” policial, ya algunos vecinos indignados habían golpeado a unos chicos que pasaban en moto, en plena paranoia de “vienen asaltando y matando desde los barrios pobres”. Pero aún la cosa estaba en pañales.
Seguramente desde entonces hubo muchos varios casos similares, pero la modalidad linchadora sólo pasó a constituirse en “noticia” después del asesinato de David Moreira, en Rosario: Hace algunos días una horda de entre 50 y 100 vecinos del barrio Azcuénaga golpeó salvajemente a David luego de considerarlo, discutiblemente, autor de un reciente intento de robo. El joven de 18 años murió poco después en el hospital de Emergencias Clemente Álvarez a causa de los golpes. Los comentarios de vecinos en Facebook festejaban: “Uno menos”. Una vecina indignada abundaba: “Felicito a cada uno de mis vecinos, orgullosa de mi barrio, la próxima les cortamos las manos en la plaza delante de todos, como en la época medieval”.
Los medios rosarinos consignan ya cuatro casos de “linchamientos” sólo en esta semana. En uno de ellos está confirmado que el joven golpeado no tenía nada que ver con el ilícito por el que lo imputó y juzgó la sumarísima “justicia por mano propia”. Oscar Bonaldi, de 22 años, sólo tuvo la mala suerte de pasar por el lugar equivocado en el momento equivocado. Pero bastó para que un grupo de remiseros enardecidos confundiera a los dos jóvenes en moto con ladrones para que los corriera y golpeara brutalmente a Oscar, que no logró escapar. Pura portación de cara.
En Buenos Aires también parece haberse instalado la peligrosa moda linchadora. El pasado sábado 29 en Palermo un grupo de 30 o 40 “vecinos” redujeron y golpearon a un joven que presuntamente acababa de arrebatar una cartera. Mientras el menor se encontraba en el piso la gente lo seguía golpeando y pedía que lo maten.
Un testigo presencial envió una serie de tweets estremecedores desde el lugar. Diego Grillo Trubba (@diegogrillotrub) escribió: “Cada vez que el pibe daba signos de que recuperaba la consciencia, alguien salía de la multitud y le pateaba la cara. Era como ver animales. En los gestos no había restos humanos. Uno de los que lo pateaba hasta tenía un hilo de baba colgando de la boca. Un pibe, veintipico, barba larga, rapado, planteaba que era de cagones pegarle al pibe entre todos. ‘Peguémosle de a uno, nos turnamos’. En el medio se acercaba más gente. La gran mayoría gritaba ‘mátenlo’. La amplísima mayoría. ‘Mátenlo así no jode más’”.
Los noticieros en el día de la fecha consignan otro caso de linchamiento en Río Negro y muestran a un joven caído, esposado y con la cabeza sangrante. Parece que fue apresado por la gente luego de descubrirlo en pleno intento de robo de una casa vacía. Al final sólo lo golpearon un poco antes de entregarlo a la Policía.
Más allá de la campaña sostenida hace años por políticos reaccionarios y medios cómplices contra el “garantismo”, la “mano blanda” y a “inseguridad” creciente, ¿no dice algo de un clima social instalado el que esto se produzca en medio de la campaña sobre la reforma del Código Penal y de las declaraciones del tipo “Zaffaronni no quiere que existan más las cárceles” o “El nuevo Código prevé rebaja de las penas para todos los delitos”?
En cualquier caso, el problema seguramente exceda a la utilización política oportunista y sin escrúpulos de la violencia y la muerte con fines electorales (allá anduvo Massa en Nueva York, pidiéndole consejos contra la inseguridad al muy cuestionado ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, impulsor de la política de “tolerancia cero”) y extienda sus malas raíces a territorios sociales más oscuros, alimentándose de ese miedo primitivo al “otro” (que en estos casos siempre tiene cara de pobre) sin el que no puede prosperar ningún brote de racismo o de fascismo.
Pedro Perucca – @PedroP71
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