Economía

25 marzo, 2014

La política económica de la dictadura (2)

En esta segunda parte repasamos los últimos años del proyecto económico que se llevó adelante durarte la última dictadura. Crecimiento del endeudamiento externo, estatización de la deuda privada y pauperización social serán los efectos del nuevo ciclo de acumulación abierto en 1976.

En esta segunda parte repasamos los últimos años del proyecto económico que se llevó adelante durarte la última dictadura. Crecimiento del endeudamiento externo, estatización de la deuda privada y pauperización social serán los efectos del nuevo ciclo de acumulación abierto en 1976.

 

El nuevo modelo de acumulación que se instaló a partir de las transformaciones que trajo la Reforma financiera de 1977, provocó como señalábamos en la nota anterior profundos cambios económico-sociales en la Argentina, y determinó el fin del modelo de sustitución de importaciones sostenido durante las décadas anteriores.

Sería erróneo sin embargo, considerar que desde 1977 cuando se lleva adelante la Reforma financiera, hasta la salida del gobierno militar en 1983, existió una sola etapa, y la ausencia de proyectos económicos en pugna, dentro de los diferentes sectores que integraban el bloque de poder.

Entre los años 1977 y 1978, primaron políticas de corte monetarista conducidas exclusivamente a tratar de frenar el proceso inflacionario en curso. Tras los acuerdos de precios celebrados con anterioridad a la Reforma financiera, y las exhortaciones cotidianas de Martínez de Hoz hacia los empresarios para detener la escala de precios, una vez instalada la nueva legislación financiera se buscó primero reducir la base monetaria, política económica desarrollada entre junio de 1977 y abril de 1978.

El fracaso en la contracción de la base monetaria, y la continuada espiral inflacionaria, producto de la puja entre las distintas fracciones del capital por apropiarse del excedente, producto de la brutal caída salarial sufrida por la clase trabajadora, llevó a una nueva política cuyo objetivo era eliminar las expectativas inflacionarias. Política que tuvo vigencia entre mayo y diciembre de 1978. A la par se desarrollaba el proceso de contracción de deuda pública por parte de las empresas estatales, ahora obligadas a tomar crédito en el sistema financiero de manera exclusiva.

Dentro de las políticas económicas desplegadas en 1978 y como intento de reducir la cantidad de circulante, se buscó regular el encaje mínimo por medio de la “Cuenta de regulación monetaria”. Por otro lado la liberalización del mercado financiero adquirió niveles superlativos, por ejemplo permitiendo a las nuevas entidades financieras que habían comenzado a surgir un cambio en el plazo mínimo para la toma de depósitos indexados, que pasó de 6 meses a 1 mes, para finalmente ubicarse en 7 días.

Las dificultades en cumplir los objetivos económicos que se pretendían desde el Palacio de Hacienda, llevo a la adopción de llamado enfoque monetario del balance de pagos, y la aparición entre enero y agosto de 1979 de la famosa “tablita”, por la cual se establecida día a día la pauta de devaluación en la relación entre el peso y el dólar. Entre 1979 y 1981, bajo el enfoque monetario del balance de pagos se terminó de realizar la apertura externa en el mercado de bienes y de capitales.

Es durante todo este periodo, y hasta la crisis de 1981 que significará la salida de Martínez de Hoz como ministro de Economía, que se producirá el mayor endeudamiento externo del periodo. Dando como resultado que entre 1979 y 1981 la deuda externa se quintuplique, llegando al final de gobierno militar a la suma de 43.600 millones de dólares, cuando la misma ascendía en marzo de 1976 a 7800 millones de dólares.

Junto al exponencial crecimiento del endeudamiento externo se verificó también la masiva fuga de capitales a la cual se vio sometida la Argentina. De cada 100 dólares que ingresaban al país por esta modalidad, 90 de ellos se remitían nuevamente al exterior, triplicándose por otra parte el pago a los acreedores externos.

Estos acreedores externos también habían cambiado durante la década del 70, ocupando el lugar que antaño tenían los organismos de crédito internacional, los principales bancos transnacionales. El nuevo rol de los organismos de crédito pasaba a ser ahora el de representantes de estos grandes bancos, bajo la modalidad de negociadores con los países deudores.

El endeudamiento externo será durante todo este ciclo la piedra de toque del nuevo régimen de valorización financiera, donde el financiamiento externo cumplirá el objetivo de generar una renta, y no ser base de inversión productiva.

La mitad de la deuda externa contraída en el periodo será tomada por 38 grupos económicos concentrados, entre los que se destacan: Acindar, Banco Rio, Bridas, Pérez Companc, Aluar, Citibank, Banco del Crédito Argentino, Banco Galicia, Banco de Italia.

Llegado el año 1982, y con la crisis económica a cuestas, esta deuda privada será estatizada por el Banco Central, siendo Domingo Felipe Cavallo su presidente. Una investigación posterior, realizada por el fiscal Alejandro Olmos, y contenida en el fallo del juez federal Jorge Ballesteros, determinará toda la serie de irregularidades y operaciones ilegales que rondarán la formación de la deuda.

Los resultados del proyecto económico llevado adelante durante el gobierno militar tendrán consecuencias cuya alcance se extendió al conjunto de la sociedad. Para el año 1983, y con la transición democrática en curso la inflación se ubicará en los 3 dígitos, habrá una profunda recesión, caída de la ocupación industrial, y elevadísimo nivel de endeudamiento externo al cual más arriba hacíamos mención.

La oligarquía diversificada, fracción dominante del bloque de poder, se transformó en la gran ganadora de todo este proceso, endeudándose mediante crédito externo y aprovechando el diferencial en la tasa de interés nacional en relación a la internacional, fugando divisas tras la revaluación del peso, y utilizando todas las herramientas del Estado en materia de política económica, en provecho propio. Un mercado de capitales volátil, variable, y ajeno a cualquier regulación estatal fue el resultado.

Los sectores populares y la clase trabajadora argentina saldrán de la dictadura con una profunda caída en la participación en el ingreso nacional, cuyo excedente será apropiado por los sectores dominantes. Pero también acompañarán este proceso el incremento en los niveles de desocupación y subocupación, donde el trabajo informal y el trabajo precario se convertirán en las notas distintivas.

 

Por Leandro Navarro – @navarro_lean

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