Cultura

19 diciembre, 2013

La celebración infinita

No existe “la” mejor película del año. Pero este redactor elige su preferida: Spring Breakers, viviendo al límite. Una película […]

No existe “la” mejor película del año. Pero este redactor elige su preferida: Spring Breakers, viviendo al límite. Una película que reflexiona sobre el capitalismo sin tematizarlo de manera directa.

 

Podríamos hacer una lista de lo que creemos son las mejores películas internacionales del 2013. Hubo muchísimas películas excelentes vistas en festivales (Los ilusos, Why don’t you play in hell), y otras estrenadas (The Master, Tabú, En otro país y La caza), pero nos limitamos a una sola: Spring Breakers, viviendo al límite.

Spring Breakers, de Harmony Korine, es una película sobre unas jóvenes que viajan a Florida a pasar el spring break. Se trata de unas vacaciones descontroladas, donde es celebrado el tiempo libre y el consumismo. Los spring breakers, los que vacacionan, están todo el tiempo tomando alcohol, consumiendo drogas, bailando en la playa.

Cabe preguntarse ante esto: ¿será realmente así todo? Los jóvenes que festejan el spring break parecen ser un estereotipo. No obstante es muy probable que la respuesta a la pregunta de aquí arriba sea sí. En ese sentido Spring Breakers funciona como un documento acerca de la forma en que la cultura pop estructura y hasta casi determina formas de actuar. Por eso es una película totalmente audiovisual, ya que es hija del cine y sus relatos, así como de otras formas posteriores, tales como el videoclip o los videos de YouTube.

Se pueden encontrar muchísimas películas norteamericanas sobre jóvenes saliéndose de control. Sin embargo lo que no mostró Hollywood es que ese descontrol no siempre implica una vuelta al statu quo que había antes de que suceda el relato. En Spring Breakers, las jóvenes protagonistas llegan a la cárcel por consumo de drogas. Son liberadas porque un extraño llamado Alien paga la fianza. “¿Por qué?” pregunta una de ellas. “¿Por qué no?” responde él.

Las jóvenes son sumergidas en la marginalidad (en el sentido del rol que ocupa socialmente) de Alien. En ese submundo alterado, el consumismo que promueve el capitalismo también es la norma. La diferencia radica en el sentido y no en la dirección. El fin es el mismo: celebrar el consumo, sólo que esta vez desde el lado negativo de la norma capitalista.

Ese estado de las cosas se vuelve insoportable. Algunas de ellas deciden volver, lo cual es casi un alivio. Pero la distancia crítica que toma Korine respecto de lo que narra, hace que la película siga. Y es que así debía ser, ya que por más que la más religiosa de las jóvenes decida volver, este submundo turbio de Alien no va a dejar de existir. El último plano en que vemos a las que vuelven (en momento distintos) es desde adentro del colectivo, mientras las jóvenes miran hacia fuera. La ventanilla se vuelve una pantalla que va a una cantidad de cuadros que hacen imposible su lectura.  Ambas tocan esa ventanilla/pantalla: están fuera de la representación. Están salvadas. O no.

Godard dijo alguna vez que las películas de ficción también son un documental: del rodaje, de las formas de hacer cine, de las locaciones. Spring Breakers es un documento sobre las posibilidades a las que lleva un relato cinematográfico (el vivir de manera cinematográfica); y un documento sobre ese patio trasero lleno de malezas que tiene Estados Unidos. Un patio interno, al fondo de su propia casa.

Matías L. Marra

Ficha Técnica

Título original: Spring Breakers / Año: 2012 / Duración: 94 min. / País: Estados Unidos / Director: Harmony Korine / Guión: Harmony Korine / Música: Cliff Martinez, Skrillex / Fotografía: Benoît Debie / Reparto: Selena Gomez, Vanessa Hudgens, Rachel Korine, Ashley Benson, James Franco, Heather Morris

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