19 diciembre, 2021
Balotaje en Chile: denunciaron boicot de transporte
En el marco de una jornada decisiva para los destinos de Chile con dos modelos de país en disputa, las organizaciones populares denuncian un sabotaje organizado por el gobierno y los empresarios para desincentivar la votación.


Hernán Aisenberg
A pesar de que la ministra de Transporte Gloria Hutt haya dicho que los colectivos, trenes y subtes funcionarían como un día laboral habitual para permitir que las personas se trasladen normalmente a los centros de votación, la oposición sabía en la previa que el gobierno podía llegar a sabotear su funcionamiento para impedir que más gente se acercara a votar este domingo.
Roberto Villaseca, docente de la ciudad de Santiago, consideró en diálogo con Notas que el boicot en las frecuencias del transporte público es “como revivir lo ocurrido en 1973 con el golpe a Salvador Allende”, el expresidente socialista. Recordó que los empresarios de este rubro en Chile “fueron financiados por la CIA para sabotear el gobierno de Allende. Ellos organizaron el famoso paro de camioneros que duró como cuatro meses entre los años 1972 y 1973. Con la dictadura y los gobiernos neoliberales desmantelaron todo el sistema de ferrocarriles públicos, y hoy cerca del 95% del transporte de pasajeros y de carga en todo el país se hace a través del transporte privado”.
Por su parte, Eric Campos, secretario general de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), fue mucho más cauto con el empresariado, aunque asumió que pueden ser parte del acuerdo. “No es que los empresarios o un dueño particular haya decidido no sacar los buses. Hay una decisión técnica entre el gobierno y los empresarios de programar una serie de servicios para el día de hoy que no fue bien programada, y ahí es donde se establecen las malas intenciones porque nadie puede desconocer que hoy habría una segunda vuelta mucho más masiva que la convocatoria anterior y eso directamente impacta en la posibilidad de que la gente pueda llegar a votar”.
Campos, que además es presidente de la Federación de Sindicatos del Metro, responsabiliza directamente al gobierno del presidente chileno Sebastián Piñera de buscar favorecer a su candidato José Antonio Kast en detrimento de Gabriel Boric, el candidato de la izquierda, quienes este domingo se disputan la presidencia: “No hacer una programación adecuada de buses para el día de hoy implica por lo menos que hay desidia y negligencia. Es el gobierno el que deja de hacer su trabajo para favorecer la opción de su candidato, José Antonio Kast”.
“Uno de los proyectos de Boric es volver a rearmar el sistema de ferrocarriles que tenía Chile y ha tenido una gran resistencia del mundo del transporte privado. Entonces esta cuestión de boicot y sabotaje no es algo nuevo para nosotros”, retomó Roberto Villaseca, que también puso el acento en una alianza de estos empresarios del transporte y toda la derecha chilena: “Sabemos que los dueños del transporte privado en Chile son empresarios de la derecha que están apoyando a Kast, son socios del gobierno”.
Si bien las denuncias se iniciaron en la ciudad capital de Santiago, donde los primeros sondeos lo daban ganador a Boric, pronto se empezaron a conocer protestas y reclamos en Valparaíso/Viña del Mar y en la localidad de Concepción, que junto a Santiago son los otros dos conglomerados urbanos más poblados y con mayor intención de voto para el candidato progresista. Por eso la oposición está pidiendo explicaciones a la ministra de Transporte, que sigue evadiendo la responsabilidad.
“Todo hace evidenciar que hay un sabotaje desde un sector del gobierno porque en un principio solo decía que los retrasos se debían sólo al hecho de los desvíos donde hay centros de votación. Sin embargo, cuando informaron el flujo de micros era el 54% de un día normal y en elecciones tiene que ser mayor y no como un domingo cualquiera,” contó Pablo Gómez, psicólogo de una localidad del interior, al sur del país.
“La gente tiene vehículos propios está ofreciéndose a llevar a otra gente a votar e incluso en Uber y Didi hay descuentos para los usuarios que van a los centros de votación”, relata sorprendido el docente de Santiago, aunque Pablo aclara: “Yo fui a votar en Uber y pagué a mitad de precio, pero era más bien una promoción de la empresa para ir, luego tenías que pagar la vuelta. No lo ví como una respuesta al boicot aunque terminó colaborando”, aclaró Pablo Gómez.
Estando a un par de horas del cierre de la votación, Pablo desarrolló su parecer también frente a las sensaciones que están viviendo la mayoría de trabajadores y trabajadoras de Chile de cara a la presentación de los resultados. “Las encuestas son favorables a Boric, pero son encuestas que siempre han pronosticado victorias de la derecha y siempre han fallado. Así que también puede ser una estrategia para confiarse y faltar a votar. Hay entusiasmo, pero más que nada estamos intranquilos, inquietos y ansiosos”.
“Si ganamos se va a festejar con mucha alegría y principalmente alivio porque existe un miedo, no infundado sino muy real, de parte de las mujeres feministas, de las diversidades sexuales y también de la gente con militancia de izquierda porque de cierta forma se sabe que con Kast puede haber mucha represión y persecución política”, cierra el terapeuta que vive y trabaja en la localidad de Chillán, 400 km al sur de Santiago y a 100 km de Concepción.
Por estas horas ya se está cerrando la votación y pronto se conocerán los resultados. El nuevo presidente de Chile determinará el rol del país trasandino a nivel continental. Será un presidente de continuidad neoliberal, de pasado pinochetista, aliado a los Bolsonaro, los Milei y los Trump, o será un presidente de izquierda, más ligado a los sectores populares y a las movilizaciones que vivió el país hermano en estos últimos meses.
Chile decide entre un candidato que hará lo mismo que viene haciendo hace décadas, pero con más violencia y represión que hasta ahora, que mantendrá privatizada entre otras cosas la salud, la educación y el transporte chileno o un presidente que vaya más en línea con la nueva asamblea constituyente, la ampliación de derechos para los feminismos, las diversidades y los pueblos originarios de la región y que busque saldar la deuda que el país tiene con su pueblo en materia de derechos. No es casualidad que los empresarios, en este caso del transporte, en alianza con el actual gobierno, intenten desesperadamente no perder el control que hoy tienen.
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