17 noviembre, 2021
Por un mundo donde quepan muchos mundos
Un 17 de noviembre de 1983 quedaba formalmente constituido en México el Ejército Zapatista de Liberación Nacional que 11 años después, de la mano de las empobrecidas poblaciones indígenas del estado de Chiapas, se levantaría en armas, conciencia y dignidad en plena hegemonía neoliberal.

En la década del noventa del siglo pasado, tras la caída de los socialismos reales, un neoliberalismo triunfante y en camino a ser hegemónico en toda Latinoamérica proclamaba el «fin de la historia». Sin embargo, el 1 de enero de 1994, en la selva Lacandona ubicada en el estado de Chiapas, uno de los más pobres y atrasados de México, los pueblos indígenas más castigados y relegados, nucleados en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), irrumpieron en el mundo para demostrar que la historia nunca se termina y menos se detiene ante las injusticias y desigualdades.
Este levantamiento marcó un antes y un después en la historia mexicana. Tras 12 días de combates que dejaron decenas de zapatistas muertos se abrió un proceso de diálogo con el gobierno, pero fundamentalmente se visibilizó la realidad precaria de las comunidades originarias. En 1996 finalmente firmaron el Acuerdo de San Andrés con el gobierno y los partidos políticos para que se reconociera el derecho a la autonomía indígena, algo que nunca se cumplió.
No obstante, ante la incapacidad del Estado mexicano para reconocer sus reclamos sobre el derecho a la tierra, vivienda, educación, salud y empleo, los combatientes emprendieron tempranamente la construcción de su propia autonomía en Chiapas a través de la organización popular expresada en los Caracoles y Juntas del Buen Gobierno.
Sobre esta base, los zapatistas construyeron poder popular para defender su territorio y ecosistemas, sus modos ancestrales de vida, su cultura y su autorganización. Retomaron las ideas que en la Revolución Mexicana había levantado Emiliano Zapata y su ejército del sur, principalmente aquella que sostenía que la tierra es de quien la trabaja.
Desde su levantamiento armado, el EZLN había rechazado la intervención electoral. En 2006, el EZLN asumió la propuesta de “La otra campaña”, en la que el subcomandante Marcos –actualmente, subcomandante Galeano– como máxima referencia de la organización, recorrió el país para denunciar el proceso electoral y a los partidos políticos que participaban en el mismo.
Pero, en 2018 el movimiento decidió involucrarse en la contienda electoral. El EZLN y el Consejo Nacional Indígena (CIN) acordaron una consulta en las comunidades para la postulación de una mujer indígena como candidata a la Presidencia de la República en los comicios de 2018. Esta decisión venía de la mano de entender que la candidatura de Andrés López Obrador significaba la continuidad de un capitalismo destructivo para los pueblos indígenas de México.
De hecho, la relación del zapatismo con el actual presidente mexicano fue complicada desde el comienzo de su mandato y antes de eso no dudaron en recordarle que su proyecto no era de izquierda sino de centro y que “el centro no es más que una derecha moderada”.
En 2019, durante la celebración del 25 aniversario del levantamiento de enero de 1994, el subcomandante Moisés sostuvo que el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador “es muy mañoso, pero nosotros no le creemos, quiere hacer que está con el pueblo de México, pero sigue engañando como lo hace con los pueblos originarios a quienes no demuestra respeto y se hinca a la Madre Tierra, pero nosotros le decimos ¡No!, no le creemos», y advirtió que el EZLN no le teme a la Guardia Nacional y que peleará para no permitir el avance de proyectos que consideran destructivos como el Tren Maya.
Desde la creación del primer campamento guerrillero en la Selva Lancadona, el 17 de noviembre de 1983, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional viene sacudiendo al mundo con cada una de sus acciones y declaraciones. Y desde 1994 hasta la actualidad ha logrado controlar 43 municipios rebeldes en Chiapas. Esos indígenas que tapándose el rostro lograron ser vistos en todo el mundo, quienes adoptaron la figura del caracol, entre otras cosas porque querían ir despacio porque planeaban ir muy lejos, hoy cumplen 38 años de existencia.
En estos tiempos donde los patrones civilizatorios impuestos por la modernidad capitalista están en crisis, el levantamiento zapatista y sus formas de autogobierno y organización viene a recordarnos que no hay una sola manera de concebir el desarrollo ni las relaciones del hombre con la naturaleza y que son posibles otras relaciones que no se basen en la dominación, el poder, la propiedad y la opresión y desigualdad de género. Porque después de todo, como nos enseñaron, es necesario construir un mundo donde quepan muchos mundos.
Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.