Ambiente y Hábitat

16 noviembre, 2021

Maldesarrollo: nuevas inversiones en megaminería extractiva para San Juan

La minera canadiense Lundin Mining anunció una inversión millonaria para extraer cobre a cielo abierto. Con el modelo de la economía verde del norte global como argumento, se intensifica un desarrollo basado en el neoxtractivismo y la reprimarización de nuestra economía con consecuencias socioambientales ya conocidas.

La semana pasada, la empresa minera canadiense Lundin Mining, luego de una reunión en Casa de Gobierno con el presidente Alberto Fernández y otras autoridades, anunció la puesta en marcha del proyecto JoséMaría en el norte de la provincia de San Juan, con una inversión de US $4.100 millones.

En el encuentro estuvieron presentes el presidente y CEO del Grupo Lundin, Adam Lundin, y Alberto Fernández acompañado por los ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas; el secretario de Minería, Alberto Hensel; y el gobernador de San Juan, Sergio Uñac.

La explotación de la mina comenzará en 2026 y tendrá una vida útil de 19 años. Aseguran que generarán 3000 puestos de trabajo en los primeros cinco años y que habrá exportaciones netas de US $1.700 millones anuales en los años que dure la extracción.

Desde el gobierno festejan que se vuelva a contar con un plan de producción de cobre a nivel nacional y a la vez «resolver temas productivos, y macroeconómicos de manera simultánea», como expresó el ministro Kulfas.

En estos días se supone que el gobierno presentará el Plan Estratégico para el Desarrollo Minero Argentino (Pedma) que no se anunció antes de las elecciones por las controversias que genera. El mismo formará parte del Plan de Desarrollo Productivo Verde.

En este sentido, el cobre es otro de los minerales codiciados por la transición energética que están llevando a cabo los países ricos del norte global. En busca de descarbonizar sus economías para mitigar los efectos de la crisis climática que en gran medida ellos mismos provocaron, el cobre es clave para la electromovilidad ya que los autos eléctricos lo utilizan en grandes cantidades.

«El cobre es un mineral central para lo que viene en el mundo, una revolución verde, para producir vehículos eléctricos que utilizan entre 5 y 6 veces más cobre que un rodado convencional», explicó Kulfas.

Aunque aseguran que no usarán cianuro para separar el mineral de la roca, este no es el único problema asociado al modelo megaminero. Entre ellos está el gran uso de agua y energía que requieren estos megaemprendimientos. Como reconoció el gobernador sanjuanino Uñac, el enclave minero va implicar duplicar el consumo de energía. «Sólo Josemaría va a implicar 1,2 veces el consumo de energía» de la provincia, afirmó. 

En los últimos días, la cartera de Desarrollo Productivo también anunció una inversión de 400 millones de dólares de capitales franceses y chinos para extraer litio en Salta y la publicitada inversión autraliana en Hidrógeno verde en la Patagonia que se realizó desde la COP26 en Glasgow.

Transición energética y maldesarrollo

Tanto la extracción del litio como la del cobre se realizan con la megaminería a cielo abierto que hace décadas se desarrolla en toda la región. Particularmente en Argentina comenzó con fuerza en 2003 y parece que en el marco de la actual transición energética va en camino a intensificarse y con ello también los problemas que este modelo acarrea.

Las consecuencias socioambientales y socioecosistémicas sobre los territorios afectados por este modelo son múltiples y ya conocidas: contaminación del suelo, aire y agua, deforestación, control de los ríos, destrucción de comunidades, desalojos, violencia y acaparamiento de tierras. En definitiva, una serie de pasivos ambientales y sociales que provocan más desigualdad social y ambiental e innumerables conflictos territoriales. El presente caso de la provincia de Chubut con el gobernador oficialista y prominero, Mariano Arcioni, es un ejemplo de esto último.

El modelo megaminero remite a un paradigma de desarrollo que es hegemónico hace décadas en América Latina y que Maristella Svampa y Enrique Viale conceptualizan retomando la categoría de «maldesarrollo». 

Un concepto que hace referencia al actual modelo antropocéntrico de desarrollo que desde una visión productivista toma a la naturaleza como un objeto que se puede dominar y controlar bajo la lógica de un crecimiento infinito basado en la sobreexplotación de los recursos naturales finitos del planeta. Un modelo que generó el colapso socio ecológico que hoy el mismo sistema pretende combatir con la llamada «economía verde» para transformar las bases energéticas sin poner en cuestión las bases de sustentación del desarrollo capitalista. 

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