Ambiente y Hábitat

11 noviembre, 2021

Agronegocio: Brasil aprobó el trigo de Bioceres, perjudicial para la salud humana y ambiental

Se trata de la variedad transgénica HB4 desarrollada por la firma argentina a cargo de Hugo Sigman. El glufosinato de amonio, que se usa con esta variedad, es un herbicida 15 veces más tóxico que el glifosato y además atenta contra la biodiversidad y la seguridad alimentaria. Se profundiza el modelo transgénico del agronegocio en la región.

El Gobierno de Brasil, el principal comprador de trigo argentino, aprobó el uso del trigo transgénico tolerante a la sequía denominado HB4, un desarrollo argentino a cargo de la empresa de biotecnología Bioceres, que ya fue aprobado en nuestro país a pesar de sus perjudiciales consecuencias socio ambientales y ecosistémicas.

Prohibido en la Unión Europea para su uso agrícola y en muchas partes del mundo, que Brasil apruebe la comercialización de este trigo transgénico era un paso clave para el futuro de las ventas del cereal y de los intereses en juego ligados al agronegocio. De esta manera, se profundiza aún más el modelo del agronegocio extractivista y contaminante.

Cabe mencionar que el trigo argentino está presente en el 60% de la panificación brasilera, la cual tiene apenas un 30% del cereal producido en su país y un 10% proveniente de otros países.

Argentina primer país del mundo en aprobar trigo transgénico

El año pasado, mediante la Resolución 41/20, el Ministerio de Agricultura nacional aprobó el cultivo y acopio de este trigo cuyas semillas son alteradas genéticamente para resistir a las sequías y a los agrotóxicos. De esta manera, Argentina pasó a convertirse en el primer país del mundo en aprobar la comercialización de este cereal modificado.

Esto provocó el rechazo de más de 1000 científicos del Conicet y de 30 universidad públicas nacionales que, junto a organizaciones ambientalistas, expresaron su repudio a esta decisión del gobierno por medio de una Carta Abierta.

En la misma alertaban que el glufosinato de amonio, que se usa con este trigo, “es un herbicida 15 veces más tóxico que el glifosato, ampliamente cuestionado y prohibido en muchos países por su toxicidad aguda y sus efectos neurotóxicos, genotóxicos y alteradores de la colinesterasa (enzima esencial del sistema nervioso)». 

También estos químicos presentes en el HB4 alteran el sistema hormonal y aceleran y agrandan las probabilidades de desarrollar procesos cancerígenos y de deformidades.

Además, la introducción de este trigo, incrementa la frecuencia de las fumigaciones durante todo el año. 

En este sentido, días atrás, fumigaciones aéreas realizadas con agrotóxicos sobre las poblaciones de Pampa del Indio y Presidencia Roca, provincia de Chaco, dejaron a 700 personas con dolores de cabeza, mareos, vómitos y diarreas y como consecuencia debieron acudir al hospital. 

Desde que apareció en 1996 la soja transgénica tolerante al glifosato con la Resolución 167/96 de Felipe Solá, y posteriormente el maíz transgénico (con los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner) el consumo de plaguicidas pasó de 30 millones de litros a 500 millones de litros en la actualidad. A su vez, se deforestaron más de 10 millones de hectáreas de bosque nativo. 

El actual desarrollo del trigo transgénico contó con respaldo económico del Gobierno nacional por la asociación entre Bioceres y el Conicet en el Instituto de Agrobiotecnología de Rosario (Indear) y el aporte central de la investigadora superior del Conicet Raquel Chan, quien identificó el gen “HB4” de resistencia a la sequía.  

Con la aprobación de este trigo es la primera vez que una semilla genéticamente modificada se usa para elaborar en su totalidad un alimento de consumo humano: la harina con la que se hace el pan o la pasta.

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