El Mundo

9 noviembre, 2021

Elecciones en Nicaragua: triunfo sandinista, boicot e injerencia extranjera

Tras obtener el 76% de los votos y con una participación del 65% del electorado -según datos oficiales- el presidente Daniel Ortega consiguió la reelección. No obstante, una campaña internacional encabezada por EE.UU. apunta a deslegitimar el resultado.

El último domingo se celebraron las elecciones presidenciales en Nicaragua, que culminaron con una nueva victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y la reelección de Daniel Ortega que encabeza el Poder Ejecutivo desde 2007. Según el Consejo Supremo Electoral (CSE) la participación fue del 65,3% y el actual mandatario recolectó casi el 75,9% de los votos. De esta forma alcanza su cuarto mandato consecutivo.

Si bien distintos medios internacionales difundieron una cifra inferior de participación -entre el 18% y el 25%- su veracidad es cuestionable. La única fuente es la organización Urnas Abiertas, cuyo único colaborador conocido es Pedro Salvador Fonseca quien trabaja para la Organización de Estados Americanos (OEA). La ONG que asegura haber tenido observadores electorales en todo el país recibe también el respaldo de IDEA cuyo secretario general es Kevin Casas-Zamora, miembro senior de un centro de investigación de políticas públicas con sede en Washington y exsecretario de Asuntos Políticos de la OEA.

Injerencia y reconocimientos

Los comicios estuvieron marcados por la polémica ya que, a lo largo del año, varios líderes opositores fueron encarcelados. Las detenciones se llevaron a cabo por denuncias de lavado de dinero y activos, sobre todo por parte de la Fundación Chamorro encabezada por Cristiana Chamorro Barrios, que era candidata a la presidencia cuando fue arrestada. En la causa también se la acusó de recibir financiamiento extranjero (algo prohibido por la ley nicaragüense) y si bien no forma parte de las acusaciones oficiales, la mayoría de los dirigentes opositores arrestados participaron del intento de golpe de Estado contra Ortega en 2018.

Efectivamente, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) financió a la fundación Chamorro y solo en el año 2016, entregó 31 millones de dólares a ONGs nicaragüenses para el programa “Desarrollar las capacidades para la defensa de la sociedad civil”, que incluía tanto la realización de foros como el asesoramiento para enfrentar a las fuerzas de seguridad.

Por este motivo, a priori se preveía que la mayoría de los organismos y países alineados con EE.UU. desconocerían el resultado. Tanto Washington como la Unión Europea aseguraron que la elección “carece de legitimidad”. En la misma línea, este martes el presidente de la OEA, Luis Almagro, llamó a rechazar “los resultados de las elecciones ilegítimas de Nicaragua” e instó a los países miembro del organismo a que se adhieran a esta postura.

Según Almagro, “Nicaragua ha atravesado una violenta erosión democrática, que ha conducido, mediante un proceso viciado, al quiebre de su régimen democrático conforme a los principios y normas del sistema interamericano”. Así lo expresó en un documento de 17 páginas de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia, que será debatido durante la 51a Asamblea General de la Organización. El encuentro se celebrará desde este miércoles bajo el lema “Por una América renovada”.

Dos años atrás, cuando Evo Morales consiguió la reelección como presidente de Bolivia, Almagro mantuvo la misma lectura del proceso democrático, lo que decantó en el golpe de Estado que llevó al gobierno a Jeanine Áñez. En ese entonces, el titular del organismo dijo que había indicios de irregularidades, algo que luego fue reconocido como un error por la propia OEA.

El posicionamiento de Almagro, de la UE y de Estados Unidos viene de la mano con la ya aprobada Ley Renacer, impulsada por el mandatario estadounidense Joe Biden, que tiene el objetivo de expandir la supervisión de los préstamos a las instituciones financieras internacionales de Nicaragua y alinear la diplomacia estadounidense y las sanciones selectivas para “promover elecciones democráticas”.

Otras medidas que inlcuye esta ley son la revisión de la participación de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés) y la adición del país a la lista de naciones con restricciones de visados por temas relacionados con la corrupción.

Entre los países que sí reconocieron el resultado están Cuba, Bolivia, Venezuela y Rusia. El presidente venezolano Nicolás Maduro afirmó que se trata de “una gran victoria, una victoria de la gente, una victoria de una patria, que tiene un presente, tiene un futuro, tiene un gran pasado”. “Aprovecho para enviar nuestras felicitaciones y admiración a la Nicaragua siempre libre», sostuvo.

Por su parte, Sergei Lavrov, ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, respaldó al presidente nicaragüense y afirmó que los pedidos de EE.UU. para que los países no reconozcan el resultado son «inaceptables».

La postura de Argentina

A través de un comunicado, Cancillería ratificó “su histórico compromiso con la defensa de los Derechos Humanos” y apoyó “con firmeza el trabajo de la Alta Comisionada de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, respecto de la situación en Nicaragua”. 

La expresidenta chilena había dicho ante el Consejo de Derechos Humanos en Suiza que “resulta imperativo que el gobierno” de Ortega “vuelva a garantizar el pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos de todas las y los nicaragüenses; que cese la persecución contra la oposición, la prensa y la sociedad civil”.

Asimismo, la cartera de Relaciones Exteriores dirigida por Santiago Cafiero reiteró su preocupación “ante la detención de dirigentes opositores, así como la necesidad de que el gobierno nicaragüense vele por el respeto de los derechos humanos de toda la población”, y expresó que se mantendrá la “tradición diplomática de no injerencia en cuestiones internas en otras naciones”.

No obstante, en su mensaje, contribuyó a la puesta en duda la legitimidad del resultado electoral al sostener que “la democracia supone respetar la diversidad ideológica y la participación cívica sin proscripciones”. “Debemos acompañar al pueblo de Nicaragua para que cuanto antes recupere el diálogo y la convivencia democrática”, completaron.

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