Batalla de Ideas

5 noviembre, 2021

Agustín Tosco: unidad para la Revolución

A 46 años de su fallecimiento, el dirigente sindical cordobés sigue siendo una figura ineludible para toda la militancia popular.

Maximiliano Webs

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Agustín Tosco, el Gringo, nació el 21 de mayo de 1930 en Coronel Moldes, un pueblo del noreste de Córdoba en una familia de campesinos piamonteses. Finalizó sus estudios secundarios en la Escuela Provincial Técnica N° 48, donde presidió el Centro de Estudiantes, y donde interrumpió el acto de cierre del año con una fuerte crítica al funcionamiento de su escuela, para la ovación de sus compañeros.

Sus estudios técnicos le permitieron ingresar en 1949 como ayudante electricista a la Empresa Provincial de Energía (EPEC), donde comenzó a vincularse con el sindicato Luz y Fuerza de Córdoba, organización de la que fue elegido secretario general algunos años más tarde.

Perfil militante

Durante su juventud, era estudioso y autodidacta. Leía mucho. Fue en ese entonces que se topó con textos de Lenin y Marx, entre otros. Al ingresar en la EPEC era bastante tímido. Con el tiempo se fue ganando la confianza del sector del taller electromecánico a base de laburo y solidaridad con sus compañeros. Recién ahí comenzó a levantar la mano y hablar en las asambleas y a hacerse escuchar. Proponía alternativas, escuchaba al resto, buscaba el consenso y fue ganándose la confianza de sus compañeros, y alguna que otra vez el recelo de los viejos militantes del sindicato, porque sus intervenciones concentraban los aplausos.

Con sólo 19 años lo eligieron subdelegado, y a los 22 ya era delegado del sector. Un año después decidió involucrarse aún más, integrando la lista del Consejo Directivo del Sindicato.

Trabajaba todos los días desde las 6.30 hasta pasado el mediodía. Por la tarde, luego de la siesta, se iba a militar el sindicato hasta las 2 de la mañana.

Política Sindical

El Gringo entendía a los sindicatos no como meras organizaciones corporativas centradas en reclamos puramente gremiales. Su horizonte, socialista y revolucionario, le hacían comprender que la herramienta sindical era la gran organizadora de la clase trabajadora. Muchas veces fue acusado por la izquierda clasista de burócrata, por impulsar reclamos reformistas, a los que Tosco entendía como forma de politizar a su gremio, el cual estaba compuesto por trabajadores con buenos sueldos y condiciones laborales de gran estabilidad. Había que trabajar con el nivel de conciencia que había, no con el que se quería.

Su militancia se concentró en realizar esfuerzos permanentes para construir unidad, fomentando de manera permanente la democracia de base y un sindicalismo combativo y antiburocrático. No distinguía entre compañeros con diferentes orientaciones políticas pero no le temblaba el pulso para criticar a la burocracia sindical de la CGT de Augusto Vandor y José Ignacio Rucci, colaboracionistas de la dictadura de Juan Carlos Onganía. Éstos lo acusaban de antiperonista, pero la base peronista lo defendía.

Dirigió la filial Cordobesa de la CGT de los Argentinos, central creada en 1968 como agrupamiento de sectores ombativos que luchaban contra el colaboracionismo de la CGT. El programa de la CGTA, en cuya redacción participó Rodolfo Walsh, se construyó como continuidad de los Programas de La Falda (1957) y Huerta Grande (1962) y representaron la conciencia revolucionaria más elevada de la clase obrera argentina.

La CGTA funcionó como articulador de sectores sindicales, estudiantiles, curas tercermundistas y organizaciones de peronistas y de izquierda. La central sindical y el propio Tosco fueron protagonistas en las jornadas del Cordobazo, lo que le valió al Gringo 17 meses de prisión condenado por un tribunal militar.

Su relación con los partidos políticos

Si bien no se reconocía como militante orgánico de un partido, es conocida su cercanía con el Partido Comunista (PC) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). En 1973, integró el Frente Antiimperialista por el Socialismo (FAS), un frente de sectores de izquierda marxista y el peronismo revolucionario. Sin embargo, Tosco rechazó la candidatura a la presidencia que le hicieron sectores de izquierda, para no enfrentar a Perón tras la renuncia de Héctor Cámpora, lo que le hubiera provocado grandes tensiones con su base.

Tosco se concentró siempre en realizar grandes esfuerzos para distinguir esas herramientas: partido político y sindicato, construyendo un sindicalismo que pudiera generar grandes marcos de unidad entre laburantes de distinto origen político e ideológico. He ahí la gran potencia de su política sindical antiburocrática.

Su muerte en la clandestinidad

En 1974 el sindicato de Luz y Fuerza fue intervenido y Tosco debió pasar a la clandestinidad perseguido por la Alianza Anticomunista Argentina (la Triple A). Con la solidaridad de sus compañeros logró esconderse por más de un año pero sufrió una enfermedad atendible que no pudo ser tratada de manera correcta por su condición. Fue así que falleció el 5 de noviembre de 1975, a los 45 años.

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“Lo fundamental es que todos los que tenemos un concepto de justicia y equidad, debemos luchar para construir una nueva sociedad que permita al hombre salir de la enajenación a que lo conduce este sistema que afecta hasta el derecho de vivir. La mortalidad infantil, el analfabetismo, la deficiencia sanitaria, la falta de vivienda son parte de este sistema injusto”, destacó, en algún momento, Agustín Tosco.

Hoy el mundo atraviesa una punzante crisis social y económica, desencadenada bajo las consecuencias del coronavirus. Hoy en nuestro país los pobres se mueren infectados en las villas y los ancianos en los geriátricos. Hoy las palabras de Tosco son precisas: quedó en evidencia lo injusto que puede ser el sistema. El tiempo le supo dar la razón.

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