Derechos Humanos

21 octubre, 2021

En Argentina, uno de cada cuatro menores de entre 13 y 17 años trabaja

Según un informe realizado por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social junto a Unicef y la OIT, la mitad de los adolescentes que actualmente trabajan comenzaron a hacerlo durante la pandemia.

Una nueva encuesta realizada en el marco del informe sobre “el impacto de la pandemia COVID-19 en las familias con niños, niñas y adolescentes”, realizada en conjunto por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, Unicef y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Argentina, evidenció cifras escalofriantes.

Aunque en la última década el trabajo infantil se redujo en un 38% en todo el mundo, entre noviembre del 2020 y la atualidad hubo un aumento del 7% en nuestro país: actualmente, el 23% de los chicos de entre 13 y 17 años trabaja. Este índice va acompañado por el incremento de la pobreza entre la población más joven.

Según los datos del Indec correspondientes a septiembre de este año, el 54,3% de los niños de entre 0 y 14 años son pobres, afectando a 5,9 millones de niños, de los cuales 16,6 son indigentes. Mientras tanto, la inflación continúa en aumento.

De todas las personas encuestadas por los organismos, el 56% aseguró que sus ingresos disminuyeron en relación a la pre-pandemia. “Esta proporción se incrementa al 73% cuando se trata del 20% de hogares más pobres, al 60% en hogares perceptores de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y al 61% cuando se trata de hogares de 5 o más miembros”, añade el informe publicado por Unicef. Además, indica que “un 25% de los hogares han tenido que dejar de pagar servicios como luz, gas, teléfono celular o internet”.

El escrito también revela que, de ese 23% de los adolescentes que realizan actividades orientadas al mercado, el 47% no las realizaba antes de la cuarentena, mientras que el 13% de ese rango etario está en búsqueda activa de trabajo.  

“Por otro lado, las y los adolescentes realizan diversas tareas en el hogar. Desde el relevamiento de octubre de 2020 al actual relevamiento de mayo 2021, su participación en dichas tareas ha crecido”, dice el informe de la encuesta realizada telefónicamente entre abril y mayo. 

En uno de los apartados donde se desarrollan los índices de violencia sufridos por los menores, se evidencia que el 9% de las personas encuestadas manifestaron haber sido paradas por la policía y un 2% fueron detenidas. “Un 4% de las y los adolescentes respondieron haber sido agredidos de manera verbal (3%) y física (1%)”, se añade.

En sus conclusiones, los organismos destacaron que “la evidencia existente muestra que la pandemia de COVID-19 está teniendo efectos sobre los niños, niñas y adolescentes, al profundizar los niveles de pobreza y generar mayores probabilidades de que abandonen la escuela, ingresen tempranamente al mercado laboral, consuman menos alimentos y de peor calidad, vean restringido su acceso a los servicios de salud, o sean víctimas de violencia, entre otros riesgos sociales significativos”.

“La magnitud del desafío suma un argumento más para pensar en respuestas universales, no condicionadas, para cubrir a todas las niñas, niños y adolescentes y que, en particular, sean de una magnitud suficiente que permitan a todas las familias salir de (o evitar caen en) situaciones de pobreza extrema”, finalizaron.

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