Géneros

30 septiembre, 2021

Efemérides feministas: Eunice Newton Foote

Si el sujeto histórico universal fue el varón blanco y heterosexual, desde Notas nos interesa visibilizar la parte de la historia silenciada e invisibilizada para reescribirla, pero también para aprender de aquellas que nos presedieron.

Florencia Trentini

@flortrentini

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El 30 de septiembre de 1888 fallecía en Estados Unidos Eunice Newton Foote, científica climatóloga, inventora y feminista. Fue quien descubrió la clave para entender el efecto invernadero y el cambio climático, porque fue la primera persona que propuso que la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera podría provocar un aumento significativo de la temperatura terrestre. Sin embargo, la fama por este descubrimiento se la llevó unos años más tarde el irlandés John Tyndall. 

Eunice nació el 17 de julio de 1819 en Goshen, un pueblo ubicado en el condado de Litchfield en el estado estadounidense de Connecticut y creció en Bloomfield, Nueva York, con seis hermanas y cinco hermanos. De 1836 hasta 1839 estudió en el Troy Female Seminary que brindaba a sus estudiantes la posibilidad de asistir a clases en una facultad de ciencias que posteriormente se convertiría en el Instituto Politécnico Rensselaer. Allí aprendería los fundamentos de la química y la biología y sería influenciada por los textos de Almira Hart Lincoln Phelps, una científica pionera, experta en botánica y la tercera mujer que ingresó como miembro en la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). 

El 12 de agosto de 1841 se casó con Elisha Foote, un matemático y abogado de patentes. Juntos vivieron en Seneca Falls y tuvieron dos hijas, Mary y Augusta, ambas fueron escritoras y convirtieron a Eunice en abuela de seis nietos. 

La pionera feminista

​Eaton creía que las mujeres tenían que tener un acceso igualitario a la educación científica, algo que en su época sonaba bastante descabellado. Sin embargo, en su paso por el Troy Female Seminary conoció a su fundadora, la educadora y activista Emma Hart Willard, que estableció el primer plan de estudios de ciencias para las mujeres. Con su apoyo Eaton diseñó la construcción de laboratorios de química para esta institución, los primeros en el mundo exclusivamente para estudiantes. Fue allí donde desarrolló sus habilidades científicas experimentales. 

El 19 de julio de 1848, fue parte de la primera convención sobre los derechos de la mujer en Seneca Falls, Nueva York, donde durante el segundo día de reunión, 68 mujeres y 32 hombres -entre ellos su esposo- aprobaron la Declaración de Sentimientos, un texto considerado como fundacional del feminismo, inspirado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Eunice fue además una de las cinco mujeres encargadas de la edición y publicación de las actas de la convención. 

En el mundo de la ciencia se enfrentó a las restricciones que sufrían las mujeres para poder sumarse a asociaciones científicas y exponer sus trabajos y descubrimientos. Como todas las mujeres de su época, sufrió las desigualdades de no poder votar, presentarse a elecciones, ocupar cargos públicos o afiliarse a organizaciones políticas. 

Pionera científica

En 1859, el físico irlandés John Tyndall fue el primero en descubrir que moléculas de gases como el dióxido de carbono, el metano y el vapor de agua, hoy llamados “gases de Efecto Invernadero” o GEI, bloquean la radiación infrarroja. Es considerado el primer científico que predijo los impactos que provocarían en el clima los cambios en la composición atmosférica, y así se enseña la historia de la ciencia climática.

Tyndall no le robó ideas a Eunice, ni siquiera está claro si pudo haber conocido los descubrimientos de la científica. De hecho, su investigación contaba con mayor rigurosidad, era menos experimental y se había desarrollado en un laboratorio fuertemente equipado. Tampoco se las robó el sueco Steven Arrhenius, ganador del premio Nobel, y a quien se le adjudica el descubrimiento del efecto invernadero. 

El problema es que la historia de la ciencia invisibilizó por años los experimentos que Eunice desarrolló en 1856, tres años antes de que Tyndall diera a conocer sus resultados, y cuarenta años antes de que Arrhenius expusiera los suyos. Durante años la ciencia negó que el primer paso había sido dado por una mujer. 

El 23 de agosto de 1856, durante la octava Reunión Anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), se presentó el informe “Circunstancias que afectan el calor de los rayos solares”, cuya autora era Eunice Newton Foote. Sin embargo, como en aquel entonces no estaba permitido que una mujer presentara informes a la AAAS, un profesor del Instituto Smithsonian, Joseph Henry, expuso este trabajo de investigación que no fue incluido en las actas de la reunión. 

Lo que describía el trabajo de Foote, en la voz de Henry marcaría el inicio de la teoría sobre el calentamiento gradual de la atmósfera terrestre, un fenómeno también conocido como “efecto invernadero”, muy de moda actualmente en el marco de la crisis ambiental que nos encontramos viviendo. 

En 1956, en dos páginas Eunice anticipó lo que posteriormente sería una revolución en la ciencia climática, y fue ignorada. Demostraba empíricamente y por primera vez las interacciones de los rayos del sol en diferentes gases a través de una serie de experimentos con una bomba de aire, cuatro termómetros y dos cilindros de vidrio.

De los gases que probó terminó concluyendo que el que atrapaba más calor era el CO2 (Dióxido de Carbono) alcanzando una temperatura de 125 grados F. (51,7 °C), siendo, de esta manera, la primera en alertar sobre el calentamiento global por la emisión de gases.

Ciencia y género

Los estudios de género han mostrado cómo en las distintas disciplinas científicas existe un sesgo androcéntrico que presenta análisis e investigaciones desde el punto de vista masculino, generalizando las conclusiones, sin importar las desigualdades de género. Estos trabajos han buscando reformar la propia ciencia y reescribir su historia, recuperando una genealogía de mujeres en la ciencia a través de la recuperación de sus biografías y aportes concretos al desarrollo de la ciencia y la tecnología. Así, estas investigaciones proponen indagar en la participación de las mujeres como sujetos del sistema de ciencia y tecnología, visibilizando los aportes que realizaron al conocimiento científico-tecnológico a lo largo de la historia y demostrando que no son tan pocas, y por otro lado, identificando los obstáculos que siguen impidiendo una auténtica inclusión de las mujeres en este ámbito. 

Eunice falleció en 1888, y si bien muchas cosas han cambiado, lo cierto es que hasta el día de hoy las mujeres en ciencia y tecnología siguen luchando por la igualdad de género, en un espacio que lejos de ser neutral es, al igual que nuestra sociedad, machista y patriarcal. 

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