Géneros

22 septiembre, 2021

Efemérides feministas: Laureana Wright

Si el sujeto histórico universal fue el varón blanco y heterosexual, desde Notas nos interesa visibilizar la parte de la historia silenciada e invisibilizada para reescribirla, pero también para aprender de aquellas que nos presedieron.

Florencia Trentini

@flortrentini

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El 22 de septiembre de 1896, fallecía en la Ciudad de México Laureana Wright González de Kleinhans, una reconocida escritora mexicana, precursora del feminismo en el país azteca. Había nacido 50 años antes, el 4 de julio de 1846, en Taxco de Alarcón, en el estado de Guerrero. Hija de una mexicana, Eulalia González, y un estadounidense, Santiago Wright, se crió desde pequeña en la Ciudad de México junto a tres hermanas y dos hermanos. 

Laureana perteneció a una familia de buen pasar económico, asistió a colegios privados en los que aprendió -además de español- inglés y francés, y sus padres le inculcaron el interés por la literatura. Desde muy joven empezó a escribir poemas, y poseedora de un espíritu nacionalista se destacó en la poesía patriótica. 

En 1868, a sus 22 años, se casó con el francés Sebastián Kleinhans con quien tuvo una hija, Margarita, que llegaría a ser una reconocida violinista, pianista y directora de orquesta. Durante el primer año de vida de su hija, Laureana se dedicó al cuidado de la pequeña y posteriormente retomó su trabajo literario.

En 1869 se sumó a la Sociedad Netzahualcóyotl, en 1872  se unió a la sociedad científica El Porvenir y en 1873 al prestigioso Liceo Hidalgo, una de las asociaciones más importantes del siglo XIX. En 1885 se integró como socia honoraria al Liceo Mexicano y al Liceo Altamirano de Oaxaca. Todos estos nombramientos muestran la importancia y el distinguido lugar que ocupó entre los académicos y literatos de la época.

Sin embargo, Laureana no se amoldó a los estándares de su época y desafío, mediante sus escritos, los mandatos establecidos. Una de sus obras polémicas es la poesía “Dios”:

Dios
¿Quién sabe lo que tú eres? ¿Quién ha visto
tu faz ni tu presencia?
¿Quién ha podido conocer tu forma
ni definir tu primitiva esencia?
¿quién sabe si eres forma o un destello?
Si eres el Dios – espíritu, el Dios- genio,
o el dios naturaleza? (…)
¡Inútilmente el pensamiento humano
a investigar se lanza decidido
tu misterioso ser, ¡todo es en vano!
Tu serás siempre lo que siempre has sido
la eterna duda el insondable arcano

Sus obras literarias, además, eran la forma de denunciar injusticias. En sus escritos más importantes, como La emancipación de la mujer por medio del estudio (1891) y Educación errónea de la mujer y medios prácticos para corregirla (1892), Laureana daba cuenta de la importancia de la educación femenina como principio fundamental para erradicar la desigualdad entre hombres y mujeres. De hecho, fue su interés en esta problemática la que la convirtió en una de las primeras teóricas feministas de México. Promoviendo, mediante sus obras, que las mujeres se cuestionaran su rol en la sociedad. 

Asimismo, fundó y dirigió dos periódicos literarios redactados por mujeres: Violetas de Anáhuac y Las Hijas de Anáhuac, medios a través de los cuales cuestionó el modo de vivir de las mujeres de su época. 

La escritora y periodista fue, además, fuertemente crítica con el gobierno de Porfirio Díaz sobre su política laboral, haciendo públicas sus opiniones mediante el Diario del Hogar, motivo por el que casi fue expulsada de su país. A esto se sumaban sus posturas críticas sobre el estereotipo que la élite mexicana tenía sobre los pobres, y lo discutía destacando el esfuerzo de las campesinas y artesanas, oponiéndose a la subestimación y destacando la importancia de la igualdad en las oportunidades laborales. 

Laureana también luchó por hacer posible la independencia económica de las mujeres a través del trabajo, buscando que tuvieran sustento propio con salario básico para poder emanciparse de la tutela económica masculina. Tenía el objetivo de brindarles herramientas prácticas e intelectuales para que fueran capaces de afrontar el abandono, la viudez u otras situaciones inesperadas. Para esto propuso una cátedra con discurso pedagógico femenino.

En 1891, junto con Matilde Montoya, la primera médica universitaria, y junto con su madre, Soledad Montoya, fundaron la escuela-asilo para obreras “El Obrador: Luz y Trabajo”, con el objetivo de apoyar a las obreras para que tuvieran un lugar para dejar a sus hijos durante la jornada laboral. En este espacio también impartieron talleres de oficio, buscando entregar herramientas para el desempeño práctico y laboral de las mujeres. 

A lo largo de toda su vida, buscó cambiar el modelo de pensamiento tradicional de la educación de su época y discutir el lugar que ocupaban las mujeres en la sociedad mexicana. Buscó romper con el estereotipo de lo femenino mediante sus escritos, y en el proceso se volvió la periodista mexicana más activa de su tiempo. Su preocupación e interés por las problemáticas que atravesaban las mujeres para acceder a la educación y para transitar por el espacio público la convirtieron en una de las primeras teóricas feministas de su país. 

En este proceso, Laureana fue allanando el camino para las futuras generaciones de mujeres mexicanas. Discutiendo con prejuicios que hasta el día de hoy siguen cuestionando y negando los derechos de las mujeres e identidades feminizadas en el país azteca y en el mundo. Las Laureanas de la historia son parte de nuestro presente, de la trama feminista que fuimos tejiendo a lo largo del tiempo, para disputar en cada época y contexto contra el patriarcado. 

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