Política

17 agosto, 2021

Contrabando de armas a Bolivia: nuevos testimonios complican más al macrismo

Un integrante de la Fuerza Aérea Boliviana, completó la prueba sobre el apoyo del ex gobierno argentino a la destitución contra Evo Morales a través del contrabando de armas. También un soldado que estaba de guardia implicó a la embajada argentina y al diplomático que estaba a cargo, hoy ministro de Trabajo de la Provincia de Jujuy.

Un efectivo de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) declaró que pasó a recoger por el hangar donde estaba estacionado el Hércules C-130 argentino las 40.000 balas antitumultos, las granadas y los sprays de gases lacrimógenos que, horas después, el entonces comandante de esa fuerza le agradeció al embajador argentino Normando Álvarez García. 

Se trata de Wilfredo Chura Condori, jefe de subsección de Almacén Central Material Bélico de El Alto, dependiente de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB). Declaró que se quedó con 40 mil municiones de un total de 70, que la Gendarmería argentina había enviado en 2019 al país vecino para apoyar el golpe de estado contra Evo Morales y aportó, de esta manera, la última pieza que faltaba en la investigación sobre el contrabando de armas a Bolivia durante la gestión del ex presidente, Mauricio Macri.

Corondi cuenta en un informe al que accedió Página 12 que, a las cuatro de la mañana del 13 de noviembre de 2019, dos superiores le ordenaron que fuera a rcoger el material antidisturbio en las instalaciones del hangar de la Fuerza de Tarea Aérea Diablos Negros, donde acababa de aterrizar el Hércules argentino.

El soldado agregó que la orden fue verbal y provino del subjefe del Departamento IV de Logística Oscar Burgos Gutiérrez y del entonces jefe de sección de Material Bélico Mario Luis Suárez Melgar. Dicho Departamento ya había estado comprometido ya que estaba en el encabezado de la carta que Terceros Lara, comandante de las FAB del gobierno golpista de Jeannine Añez, le había hecho llegar al ex embajador argentino por la colaboración prestada.

Justamente el diplomático argentino, Normando Álvarez García, hoy Ministro de Trabajo del gobierno jujeño de Gerardo Morales, se había mostrado ajeno a este escándalo de las municiones aunque llegó a conceder que pudo haber existido un circuito paralelo. Sin embargo, a raíz de esta declaración, la FAB realizó un sumario interno en el cual se le pidió informes a los efectivos que tuvieron participación en el arribo del Hércules C-130 y allí hay un testimonio que le entrega un rol central a la embajada argentina.

“La Embajada Argentina realizó todo el trámite migratorio, aduanero, recepción de pasajeros y la carga las cuales abordaron directamente a los vehículos oficiales de la Embajada Argentina”, dijo José Luis Aguilar Orellana, soldado que estaba de guardia la noche del 13 de noviembre de 2019.

Según detalló Aguilar Orellana, alrededor de las tres de la mañana llegó el personal y la comitiva de la embajada argentina con sus familias, escoltados por dos móviles de la Policia Boliviana, que iban a salir del país. Media hora después llegó el coronel Alberto Saavedra Nogales que fue quien ordenó que el personal de guardia y del grupo de emergencias de la Fuerza de Tareas Aérea Diablos Negros apoyara únicamente en el servicio de “parqueo” del Hércules y que el resto iba a quedar en manos de los funcionarios y diplomáticos a cargo de Álvarez García.

Otro hecho confirmado es que, el avión Hércules C-130 retornó al país a las 5:37, saliendo de Bolivia con plan de vuelo hacia San Salvador de Jujuy, la provincia natal del diplomático. Volvían en ese vuelo 16 ciudadanos argentinos y los trece tripulantes de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) que estuvieron a cargo del transporte del cargamento que llevaron los gendarmes que mandó Bullrich.

Hasta ahora la información que procede desde Bolivia indica que, por un lado, de las 70.000 balas antitumulto 12/70 que salieron de la Argentina, 40.000 quedaron en poder de la FAB y 26.900 de la Policía de Bolivia. Ni uno solo de esos cartuchos volvió al país, por lo que restaría saber qué pasó con las 3100 restantes. Una hipótesis que manejaba el gobierno de Bolivia era que pudieran haber sido entregadas a grupos paramilitares.

Reconstrucción de los hechos

De la investigación encabezada tanto por las autoridades bolivianas como por las argentinas, hasta ahora se reconstruyó el siguiente circuito:

  • El 12 de noviembre, la Gendarmería pidió sacar un complemento de las armas que ya le había autorizado un día antes la Agencia Nacional de Materiales Controlados (ANMaC). Allí pidió autorización para llevar las 70.000 balas antitumulto, las granadas y los sprays.
  • Ese mismo día hubo una reunión en la Casa Rosada entre el jefe de Gabinete Marcos Peña, Bullrich y los cuatro jefes de las fuerzas de seguridad federales. El comandante de la Gendarmería Gerardo Otero llegó acompañado por su secretario privado.
  • Cuando terminó la reunión, el jefe del Grupo Alacrán de la Gendarmería Fabián Salas mandó un fax a la FAA para avisar que también transportarían los 70.000 cartuchos. Remarcó que era lo que solían usar en casos como el de Bolivia, algo a todas luces no era cierto. El pedido inicial fue de llevar 3600 balas. Al día siguiente, multiplicaron la cantidad por 20.
  • El Hércules C-130 salió a las 23.40 de la base aérea de El Palomar. Las 70.000 balas de goma no fueron declaradas en el manifiesto de vuelo.
  • El avión argentino llegó a las cuatro de la mañana al hangar de los Diablos Negros en el aeropuerto de El Alto con once gendarmes, trece integrantes de la FAA como tripulación y una carga de 2500 libras.
  • La FAB pasó a buscar los 40.000 cartuchos antitumulto del propio hangar.
  • Los gendarmes bajaron del Hércules y se encaminaron hacia la residencia argentina junto con el embajador y los agregados. Allí se hizo entrega de las 26.900 balas a la Policía de Bolivia.
  • En la Policía de Bolivia no hay ingreso formal de las municiones argentinas pero sí un inventario que hicieron unos mayores. En la FAB hubo un inventario y una carta que ese mismo 13 de noviembre mandó el comandante Terceros Lara en agradecimiento.
  • Cuando los efectivos de la Policía de Bolivia pidieron a los gendarmes el desglose del material recibido, les respondieron que había sido coordinado por “altos mandos”. Ese mismo día, el jefe de la Gendarmería, Otero, envió un sobre cerrado a través de la embajada de Bolivia en la Argentina al jefe de la Policía. Una posibilidad es que ese sobre cerrado contuviera el desglose que les habían pedido a sus subordinados.
  • El ministerio de Gobierno de Bolivia identificó a Adolfo Caliba, el agregado de la Gendarmería en La Paz, como quien coordinó la entrega de los proyectiles a la Policía de Bolivia. Resta saber si él también coordinó con la FAB, lo que sería poco probable, o si hubo una coordinación a través de los agregados militares.
  • El 17 de noviembre de 2019, Caliba participó de una reunión con las autoridades de la Policía de la dictadura de Jeanine Añez y le transmitió a Otero que decían que se estaban quedando sin materiales químicos.

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