Géneros

12 agosto, 2021

Intento de femicidio en Bajo Flores: “No queremos seguir perdiendo vecinas”

Gabriel Alejandro Ovelar creyó que Mayra estaba muerta y huyó. A pesar de haberle causado rotura y hundimiento de cráneo, la causa fue caratulada como “lesiones leves”. Las organizaciones del barrio aseguran que no se trata de un hecho aislado, y exigen medidas concretas en materia de géneros para la Comuna 7.

Daniela Errecarte

@DanoErrecarte

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El último 20 de julio, Mayra, de 27 años, fue sorprendida en su domicilio de Bajo Flores por Gabriel Alejandro Ovelar, su expareja a la que ya había denunciado anteriormente por violencia por motivos de género. A pesar de tener una orden de restricción de acercamiento, Ovelar ingresó al PH donde vivía Mayra y la atacó con un martillo al frente de su hija de seis años. Creyéndola muerta, huyó.

Cuando Mayra ingresó al Hospital Piñeiro, su madre se dirigió a la Comisaría del barrio porteño de Lugano, donde caratularon su caso como “lesiones leves”. Con el pasar de las horas, el estado de Mayra empeoró y tuvo que ser trasladada al Hospital Santojanni. Había sufrido rotura y hundimiento de cráneo, por lo que le tuvieron que realizar una intervención quirúrgica de urgencia. Días más tarde fue dada de alta y actualmente avanza positivamente con su recuperación.

Ovelar permanece prófugo hasta el momento y tiene una orden de captura nacional. “La causa sigue en investigación, están investigando algunos números de teléfono, la brigada está yendo a los domicilios de las exparejas y la familia del imputado”, relató Nadia Medina, hermana de Mayra, en diálogo con Notas

Y agregó: “El imputado ya tenía una denuncia y una perimetral, pero nunca pensamos que podía hacer algo así. Yo lo conocía, él le cocinaba a Mayra y yo a veces veía unas formas raras, la manejaba con la mirada. Parecía buena persona, pero a veces las apariencias engañan”. 

Apenas se enteró del ataque hacia su hermana, Nadia tomó la tarea de visibilizar el caso para exigir justicia. En conjunto con la Red de docentes, familias y organizaciones del Bajo Flores, realizaron dos cortes de calles en Varela y Perito Moreno. Luego recibió el apoyo de distintas personalidades de la política, como la legisladora del Frente de Todos Laura Velasco, que impulsó un pedido de justicia dentro de la Legislatura porteña. “Había muchas organizaciones en la concentración, todas unidas. Jamás vi algo así, de mi parte estoy re contenta por todo el apoyo que me están dando”, señaló Mayra.

El trabajo de las organizaciones que componen la Red de Flores no se limita únicamente a apoyar el reclamo de justicia. Griselda Galarza, referenta de la Red barrial, destacó que sus militancias se basan en hacer “un acompañamiento situado, territorial y comunitario, donde intervienen varios y varias compañeras que son de diferentes instituciones”.

“En el caso de Mayra, lo primero que hicimos fue comunicarnos con la familia mientras estaba internada y ponernos a disposición”, dijo. En función de las necesidades que manifestaron, la Red puso a andar sus tejidos. “Por ejemplo, la hija de Mayra iba a la escuela en el barrio donde vive la familia del agresor. Se habló con la conducción de la escuela y con la Defensoría para que libere un oficio, así es más probable que le den rápidamente una vacante en otra institución”, continuó.

Cuando Mayra fue dada de alta, surgieron nuevas problemáticas que había que resolver. En articulación con el Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) número 20, consiguieron los medicamentos que necesitaba para sus dolores de cabeza. Estas acciones forman parte de la política de la Red, que trata de generar “ese entramado donde se pueda mejorar algo en relación a las condiciones de existencia”, en palabras de Griselda. 

“Nosotros y nosotras tenemos ese péndulo entre el entramado potente que se arma por abajo, y lo que este entramado habilita en términos de articulaciones tanto políticas como institucionales. Siempre dejando en claro que nosotros de ningún modo, con nuestra respuesta militante, podemos sustituir lo que debería dar el Estado”, detalló.

El caso de Mayra materializó una serie de demandas que las organizaciones de la zona sur reclaman desde hace tiempo. En la Ciudad de Buenos Aires hay un Centro Integral de la Mujer (CIM) por comuna: en total son 15, pero 9 de ellos son de gestión privada, ya que son convenios con ONGs. 

Según los y las vecinas del Bajo Flores (Barrio Ricardelli) la atención del CIM de la Comuna 7 no es suficiente, ya que “no todos saben que está ahí, o no saben cómo acudir”, dijo Analí, militante barrial del Bajo en Barrios de Pie y vecina de Soldati. “Necesitamos uno que esté cerca del barrio para que todas las mujeres y disidencias que sufren violencia puedan acercarse a pedir ayuda”, sostuvo.

En ese sentido, Griselda agregó que “todos los dispositivos que existen en el Gobierno de la Ciudad no solamente no alcanzan por el nivel de demanda, sino que además no dan respuesta. En muchos casos estos dispositivos además tienen altos niveles de maltrato”. Además, generalmente son espacios que dependen de trabajadoras y trabajadores precarizados que ni siquiera tienen acceso a la ART. 

En los últimos cuatro años, los CIMs recibieron aumentos presupuestarios del 39% contra la inflación acumulada del 227% entre enero del 2017 y febrero del 2021. Para Analí “es necesario que se invierta mucho más en lo que es la situación de mujeres y disidencias que sufren violencia”.

“El caso de Mayra es de ahora, pero en realidad hay muchísimos casos en la villa que son iguales. No hay justicia, lo que necesitamos y lo que queremos es que se empiecen a escuchar estas voces porque no queremos seguir perdiendo más vecinas, ni compañeras ni amigas”, concluyó. 

Si estás o conocés a alguien víctima de violencia por motivos de género, podés comunicarte con la Linea Violeta al +54 9 11 6408-0392 (Ciudad de Buenos Aires) o al 144

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