Educación y Ciencia

12 agosto, 2021

200 años de la Universidad de Buenos Aires

Fundada en 1821 en la Manzana de las Luces, hoy cumple sus primeros dos siglos. Con más de 300 mil estudiantes es la más importante de habla hispana y por seguir siendo pública, laica, gratuita y de calidad sigue siendo un símbolo de la movilidad social ascendente en Argentina y Latinoamerica.

Hoy cumple sus primeros doscientos años la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), fundada en 1821 en la Manzana de las Luces (comprendida entre las calles Perú, Bolívar, Moreno y Alsina). Más precisamente, la Universidad fue fundada en la iglesia de San Ignacio. Nada extraño en aquel momento donde el saber y el poder dependían del clero. No fue casual tampoco que los primeros cinco rectores de la UBA fueron sacerdotes.

En esta casa de estudios que hoy celebra su aniversario tiene entre sus logros la primera transfusión de sangre, la primera computadora en Argentina y los premios Nobel: Carlos Saavedra Lamas y Adolfo Pérez Esquivel, Nobel de la Paz, Bernardo Houssay y César Milstein, Nobel de Meicina y Federico Leloir, Nobel de Química por haber descubierto cómo se fabrican azúcares en los seres vivos. Además se formaron 18 presidentes de la Nación, incluyendo el actual, Alberto Fernández que también es profesor de la Facultad de derecho y otros y otras personajes de la vida pública nacional como Juan Bautista Alberdi, Alicia Moreau de Justo, Arturo Jauretche, Gino Germani, Jorge Luis Borges o Cecilia Grierson.

En la actualidad la universidad cuenta con más de 300 mil estudiantes distribuidos en 13 facultades, con más de 100 carreras de grado y casi 500 de posgrado, seis colegios de enseñanza media, seis hospitales públicos, cultura, deportes y una red de museos.

“Con más de 300 mil estudiantes provenientes de distintos sectores sociales y portadores de diversas maneras de ver el mundo, esa heterogeneidad se iguala a través de la vocación por aprender y enseñar. Cuando se ingresa al aula –presencial o virtual– todas y todos son iguales, sin importar el capital simbólico y social previo.” dijo Alberto Barbieri en Página 12 que también contó sobre su experiencia personal. “Como primera generación de graduados de mi familia, esta experiencia igualadora y transformadora es algo que he vivido en carne propia.”

Sin embargo más allá de lo que cuenta Barbieri la Universidad no fue siempre esta experiencia igualadora y transformadora, o un “modelo único que combina el hecho de ser pública, masiva, con un ingreso irrestricto y una educación de excelencia”. Esto que hoy parece dado, fue una conquista con avances y retrocesos de la propia comunidad académica y universitaria.

En sus inicios, la universidad estuvo pensada para formar a los dirigentes y profesionales de una ciudad pujante. Sin embargo tenían una mirada mucho más profesionalista que el perfil de la tradicional Universidad Nacional de Córdoba que era todavía más elitista y clerical. La primera estructura estuvo repartida por Departamentos y no facultades. Primeras Letras, Estudios Preparatorios, Ciencias Exactas, Medicina y Jurisprudencia y Ciencias Sagradas. La Universidad no solo apuntaba a la educación superior, sino a administrar todo el sistema educativo.

A principio de siglo, en el marco de la revolución socialista en la Unión Soviética (1917), las revueltas obreras en Argentina y otros países y varios años de transformaciones, la Universidad de Buenos Aires, siguiendo a los estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de Córdoba iniciaron un proceso de reforma universitaria que prendió una llama que continúa prendida hasta el día de hoy.

La relación entre la iglesia y el conocimiento se empezó a poner en debate en aquel entonces, pero también la masividad, la inclusión, el público que podía acceder a ella, entre otras cosas se pusieron en debate e iniciaron un proceso de avances y retrocesos en materia de derechos.

La Universidad se declaró laica y democrática, con un gobierno tripartito entre estudiantes, docentes y graduados, pero la relación con la religión y con la democracia tuvo muchos altibajos dependiendo de la política y el funcionamiento de la democracia en un país tan convulsionado como el nuestro y cargado de dictaduras y golpes de Estado que se fueron sucediendo a lo largo del siglo XX

El 22 de noviembre de 1949, el presidente Juan Domingo Perón, firmó el decreto 29337 de Supresión de Aranceles Universitarios, a partir del cual las universidades nacionales (entre ellas la UBA) pasaron a ser gratuitas convirtiendo a la educación superior en un derecho y no un privilegio para pocos. 

Con la incorporación de nuevos sectores a la educación superior, se generó un nuevo capital cultural e intelectual que provocó un nuevo ascenso social y un significativo crecimiento de la matricula universitaria.

El golpe de Estado de 1955 llevado a cabo por militares y eclesiásticos, acompañado del bombardeo de la plaza desactivó este decreto entre otros y este fue uno de los derechos que volvió a retroceder. Sin embargo, la comunidad universitaria siempre estuvo organizada peleando por los derechos, los que se quisieron arrebatar, los que todavía faltaba conquistar y los que al día de hoy todavía están inconclusos.

En 1957 la Universidad recuperar su autonomía y su cogobierno y 1958, ya con el gobierno de Frondizi la iglesia y la Universidad volvieron a tener un conflicto en donde se difundieron consignas como “laica o libre” o “estatal o privada”. En 1966, frente a la dictadura de Onganía, otra vez la UBA fue la que se puso de pie y defendió la autonomía y el sistema de cogobierno universitario al margen de la pérdida de la democracia a nivel nacional. El resultado fue una gran represión con más de 400 detenidos entre profesores y estudiantes. Además produjo el exilio de más de 300 científico que dejaron el país acusados de “comunistas”.

Durante la última dictadura, aunque en realidad ya con la triple A, esta casa de estudios también sufrió persecusiones, desapariciones de estudiantes y docentes. La guerra contra la subversión tenía a la universidad como uno de los focos de preocupación. No es casualidad que el rector en los años previos había sido Rodolfo Puiggros, escritor, historiador y militante montonero que murió en el exilio en 1980.

Con la llegada de la democracia, no se terminaron los debates en la UBA que sigue siendo cuna de pluralidad y discusión entre modelos universitarios y proyectos de país. Desde quienes quieren una educación clerical, privada, arancelada y que sea un privilegio para unos pocos a quienes todavía luchan y se enorgullecen de una universidad laica, pública y gratuita para que hijos e hijas de laburantes puedan aspirar a una carrera universitaria.

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