Deportes

9 agosto, 2021

Tokio 2020: el deporte le ganó a la pandemia

Terminó Tokio 2020. El saldo principal es que los Juegos finalmente le ganaron a la pandemia y al encierro. En un evento lleno de sorpresas y emociones, las más destacadas vinieron por parte de las mujeres. Argentina tuvo su cumbre en los deportes colectivos, pero dejó mucha tela para cortar sobre una política deportiva ausente

Hernán Aisenberg

@Cherno07

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Ayer se apagó una vez más el pebetero de los Juegos Olímpicos, el máximo evento deportivo a nivel mundial hace más de 125 años. Un mes cada cuatro años el mundo se paraliza. No hay otras noticias ni existen husos horarios. Diría que no hay festival, fiesta, encuentro o acto en el que se reuna mayor atención colectiva o popular (en términos de masividad) de manera sistemática a lo largo de la historia.

Tokio recibía a la meca del deporte por segunda vez (la primera en 1964), pero también repetiría la postergación. La capital nipona había sido elegida como sede para los JJOO de 1940, sin embargo el comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1939 impidió su realización, la última vez que había tenido que suspenderse por problemas de fuerza mayor. Es que mayor a un torneo así, solo podía ser una guerra mundial… O una pandemia. El Covid-19 volvió a poner en duda los Juegos que debían realizarse entre julio y agosto de 2020, pero para el Comité Olímpico Internacional (COI), para el gobierno japonés, para todes les atletas y entrenadores y para las empresas y sponsors poder realizar estos juegos un año después era el oro más esperado, la “normalidad” venciendo al virus. 

Por eso se hicieron todos los esfuerzos necesarios, los protocolo exigidos y la mayor cantidad de cuidados posibles y su éxito fue innegable. A pesar de algunos casos aislados, los estadios vacíos y una merma en la cobertura ya que había accesos reducidos nadie puede decir que los Juegos no salieron bien. Una vez más, el deporte tuvo su podio y su medalla de oro. El deporte en sí fue el gran ganador. 

Medallero y figuras: un juego lleno de sorpresas

Sin Michael Phelps ni Usain Bolt, las dos figuras más imponentes de los últimos tres Juegos Olímpicos, con torneos previos suspendidos, con malas preparaciones y entrenamientos fallidos y con un planeta con otras prioridades, la sensación era que las competencias se parecerían a Los Angeles 1932 o Londres 1948: con muchas ausencias, malas marcas, pocos récords batidos y pocas emociones. Sin embargo Tokio estuvo lleno de sorpresas.

Si bien el medallero se pareció bastante a los últimos por los países de la cima, tuvo una mayor paridad y un reparto más equitativo que de costumbre. EEUU necesitó hasta el último día para superar a China, Japón hizo valer su localía y el resto del top 10 no sorprenden, aunque si lo hicieran Brasil y Cuba que recuperó un lugar de privilegio que no tenía desde Atenas 04. Ambos con 7 oros cada uno estuvieron entre los primeros 15 países junto con Canadá y Nueva Zelanda (otros países emergentes). Si bien lo de los sudamericanos puede comprenderse por la cantidad de población y un remanente de deportistas que se preparó para Río de Janeiro, lo de la isla caribeña comprueba que no siempre se trata de mayor inversión, financiación o privatización del deporte, sino que con una buena política deportiva, una distribución de recursos y un plan estratégico se pueden hacer muchas cosas.

El nadador norteamericano Caeleb Dressler, que los gringos vienen preparando para ser el próximo Michael Phelps, cumplió con su tarea y fue el máximo medallista de estos juegos con cinco perseas de oro entre las que están las emblemáticas de 50 mts libre, 100 mts libre y 100 mts mariposa. Junto con los equipos de básquet fueron quienes sacaron la cara por la potencia olímpica que tuvo grandes frustraciones en otras disciplinas. 

En Atletismo por ejemplo, la sorpresa la dieron los italianos. Marcel Jacobs sorprendió al mundo siendo el inesperado nuevo campeón de 100 mts llanos, superando entre otros al canadiense Andree De Grasse (oro en 200 mts) y Gianmarco Tamberi junto al Qatarí Mutaz Essa Barshim nos regalaron una de las escenas más emotivas de estos Juegos: llegaron a un acuerdo entre los dos para llevarse ambos la medalla dorada en salto en alto. Las emociones grandes fueron parte de estos juegos que estuvieron atravesados por los resabios que dejó la pandemia, el encierro y las cuarentenas en la cabeza de tantos y tantas deportistas. 

Los juegos de ellas: el feminismo olímpico 

Sin duda alguna la particularidad de Tokio fue el protagonismo de ellas como nunca en la historia, tanto que casi alcanzarn la paridad de deportistas. Las jamaiquinas Elaine Thompson, Shelly Ann Fraser y Jericka Jackson se llevaron el podio completo en los 100 mts llanos y el oro en la posta 4×100 femenina (Thompson también fue oro en 200 mts) y sacaron la cara por el atletismo de la isla caribeña que ya no tenía a Bolt. 

Sifan Hassan, la etíope que compitiendo para Países Bajos se llevó los oros en las carreras de fondo (5000 mts y 10000 mts) y estuvo cerca de sumarle la de 1500 (fue bronce) que hubiese coronado algo único en la historia. La israelí Linoy Ashram también hizo historia conviritiéndose en la primera mujer dorada de su país y al mismo tiempo en la primer gimasta rítmica no rusa en ganar un oro olímpico.

El equipo femenino australiano de Natación de la mano de Emma McKeon (7 medallas) hicieron que la campaña de la yanqui Kathy Ledecky pareciera magra. Allyson Felix, atleta de 35 años, con un oro y un bronce en Tokio alcanzó un total de 11 perseas, convirtiéndose en la atleta norteamericana con más medallas de la historia, superando entre otros al mítico Carl Lewis y las basquetbolistas Bird (41 años) y Taurasi (39) se retiraron de la selección en Tokio ganando su quinto oro consecutivo en este deporte, marca que ningún otro deportista consiguió en la historia de los deportes colectivos.

La venezolana Yulimar Rojas con su oro y su récord mundial en salto triple, la boricua Jasmine Camacho-Quin con el oro en 100 mts con vayas, la ecuatoriana Neisi Dajomes con su oro en halterofilia fueron la imagen femenina de Latinoamerica que se empodera cada vez más en el mundo del deporte. Podríamos sumar también a la colombiana del BMX, Mariana Pajón, y a Las Leonas argentinas, en ambos casos multicampeonas que esta vez les tocó llevarse la persea de plata.

Por último no podemos dejar de mencionar a las mujeres que hicieron historia más allá de sus logros deportivos. La surcoreana An San ganó tres oros en arquería pero fue viralizada en redes cuando las mujeres de su país la apoyaron por las criticas machistas que recibió por su corte de pelo. La levanadora de pesas Laurel Hubbard no ganó ninguna medalla, pero fue la primera deportista transgénero en competir en un Juego Olímpico y ese fue su mejor premio. Incluso la tenista nipona Naomi Osaka y la gimnasta norteamericana Simone Biles, que prometían ser la cara del éxito en Tokio 2020, terminaron trascendiendo por algo mucho más vaorable que un resultado deportivo, le dieron al mundo una eseñanza de dignidad.

Argentina: una victoria de los clubes, una derrota de la política

La actuación argentina no fue de las más destacadas. Más allá de contar con la tercera delegación más grande de su historia (solo por debajo de Londres 1948 y Río 2016), la medalla plateada de Las Leonas y los bronces del voley masculino y el rugby seven dejaron al medallero argentino apenas por encima de Barcelona 92, siendo la peor conquista en los últimos 29 años.

La pandemia puede explicar una parte ya que el entrenamiento y la preparación de nuestros deportistas estuvo atravesada por la larga cuarentena y los protocolos que impidieron muchas veces el mejor desarrollo deportivo. Sin embargo, eso no sirvió como excusa para deportistas de otras naciones que hicieron sus mejores marcas y batieron récords al promedio de otras ediciones olímpicas. 

El vaciamiento del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD) no puede quedar al margen del análisis. El gobierno de Cristina había resuelto brindarle a esta entidad, principal referencia del deporte de alto rendimiento, el 1% del impuesto a las telefónicas y con ello lograron entre otras cosas que les deportistas se sintieran acompañades y estimulades y lo expresaran en Río 2016. Este fondo desapareció durante el gobierno de Mauricio Macri que además rebajó al deporte de secretaria a agencia nacional. 

Jon Uriarte, ex medallista en voley en Seúl 88 como jugador y actualmente entrenador en la misma disciplina contó a eldiario.ar del trabajo que realizan en Australia y en Cuba. “Uno no tiene dinero y el otro sí, pero los dos tienen un sistema deportivo. En Argentina estamos en deuda en lo institucional” dijo el entrenador. “La gran frustración argentina es cuando terminan los Juegos y al día siguiente no pasa nada más. Hasta dentro de tres años y 11 meses no se vuelve a hablar del tema” agregó Uriarte.

“La gran frustración argentina es cuando terminan los Juegos y al día siguiente no pasa nada más. Hasta dentro de tres años y 11 meses no se vuelve a hablar del tema”

Muchas veces desfinanciados, con socies que no pueden pagar las cuotas, con tarifazos de luz y gas como en la gestión anterior y con todas las dificultades pandemicas de esta etapa, los clubes siguen siendo un factor clave de nuestra sociedad. Es evidente que hacen un trabajo persistente y continuado, pero necesita una colaboración política que no puede ser problema de un gobierno, sino una cuestión estatal. 

El deporte educa, cria, forma, construye lazos, sociedades y desafíos compartidos. No se trata solo del alto rendimiento, sino en una perspectiva del deporte como parte esencial del desarrollo humano. Si queremos mejorar para el próximo Juego Olímpico tenemos que tomar el compromiso desde hoy y no acordarnos cuando se encienda nuevamente el pebetero.

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