6 agosto, 2021
Otra marcha de San Cayetano: la potencia colectiva
Este 7 de agosto las trabajadoras y trabajadores de la economía popular volverán a ocupar las calles, marchando por trabajo, vivienda y dignidad. Un sector de la clase que inventó su propio trabajo y que hoy lucha por un Salario Básico Universal.

Los movimientos populares fueron creciendo a lo largo y ancho del país, organizándose e inventando su propio trabajo para poder subsistir en una época de saqueo y ultraje para las grandes mayorías de la sociedad.
Previamente, tuvieron que atravesar y luchar contra las políticas neoliberales menemistas, continuadas por el Gobierno de De La Rúa, cuyo ciclo implosionó con la rebelión popular del 2001 donde trabajadoras y trabajadores desocupades empezaron a exigir un modelo productivo inclusivo.
Con la asunción de gobiernos progresistas y populares en Latinoamérica, les trabajadores desocupades – y aquelles denominados piqueteres- se comenzaron a organizar en movimientos sociales, que actualmente se conocen como movimientos de la economía popular.
Además de los comedores populares, empezaron a surgir cada vez más cooperativas de cartoneres, cuadrillas de trabajo comunitario y de construcción, cooperativas textiles, bachilleratos populares para garantizar el acceso a la educación, cooperativas gastronómicas, cooperativas de productores rurales, entre otras ramas en las que se organiza el trabajo y se pelea por mejores condiciones de vida.
En el 2011 se constituyó la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), que comenzó a sembrar núcleos de articulación entre organizaciones compañeras del sector, alcanzando derechos imprescindibles como el acceso a la prestación de salud. Ejemplo de ello, es la Mutual Senderos.
Con el macrismo en el gobierno nacional, se logró una unidad histórica en el movimiento, plasmada en la masiva marcha desde Liniers hasta Plaza de Mayo con las demandas de Tierra, Techo y Trabajo.
Desde allí se logró torcer el brazo al gobierno neoliberal, poner en agenda la existencia de miles de trabajadores al margen del sistema, conquistando la Ley de Emergencia Social, entre otros derechos, que abonan a reconocer el trabajo realizado a fuerza de la propia creatividad. De allí surgió el Salario Social Complementario, que fue un piso para fortalecer la economía en miles de familias del país. También se logró acceder al monotributo social, que permitió registrar el intercambio de la labor realizada.
Hoy en día, esa unidad se cristaliza en la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), un sindicato, con personería social –paso previo a la personería legal-, que acumula la lucha histórica de les excluides que ya no solo se organizan para subsistir si no para conquistar y garantizar sus derechos en pos de una vida digna. Desde el comienzo de la pandemia las trabajadoras y trabajadores de la economía popular pusieron el cuerpo en los barrios; alimentando, cuidando, construyendo las soluciones a los problemas emergentes de la crisis sanitaria y socioeconómica. Fueron sin duda el sector más golpeado y el que hoy más respuestas necesita por parte del gobierno.
Mañana por primera vez sale a la calle UTEP en el marco del Gobierno del Frente de Todes, para denotar que la organización popular es la respuesta frente a la especulación de las minorías que concentran mucho. Es una marcha para seguir conquistando derechos para todes; desde alimentos y convenios, hasta un Salario Básico Universal. Derechos que permitan seguir desarrollando tareas esenciales.
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