Ambiente y Hábitat

29 julio, 2021

¿Por qué es urgente iniciar un Plan de Descarbonización?

Olas de calor, inundaciones, nevadas e incendios que azotan a distintos países del mundo fueron noticia en las últimas semanas. ¿Cómo se puede revertir el avance del cambio climático?

El mundo está cambiando. Los niveles del mar suben, los ríos bajan, y los fenómenos climáticos son cada vez más extremos, tal como se pudo ver en estas últimas semanas con las inundaciones que sufren algunos países y las olas de calor o de frío que padecen otros. Sin ir más lejos, el Río Paraná está en su peor bajante desde el año 1944, y se espera que en el mes de septiembre supere el récord histórico de los -1,04 metros.

Todas son manifestaciones del cambio climático global, directa o indirectamente relacionado con la actividad humana, y que traen consecuencias socioeconómicas graves: migraciones, aumento de la pobreza, reducción de la producción agrícola que atenta contra la soberanía alimentaria, escasez de agua potable, etcétera. Pero, ¿cómo es posible revertir esta situación?

Para las organizaciones socioambientales, la emisión mundial de dióxido de carbono (CO2) es uno de los primeros temas a atender. El CO2 forma parte de los gases de efecto invernadero, y el aumento de su emisión -vinculada al sistema productivo de explotación extractivista de los recursos naturales- es la principal causa del calentamiento de la atmósfera. 

Según datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático -IPCC por sus siglas en inglés, un organismo Intergubernamental creado en 1988 por la ONU- las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) han aumentado casi un 50% desde 1990, y entre 2000 y 2010 se produjo un incremento de las emisiones mayor que en las tres décadas anteriores.

El acuerdo de París -un tratado internacional que establece marcos de acción globales para combatir el cambio climático- estableció el objetivo de “mantener el calentamiento muy por debajo de los 2 °C mientras se continúan los esfuerzos para no superar los 1,5 °C”. No obstante, según el IPCC “incluso a 1,5 °C, las condiciones de vida cambiarán más allá de la capacidad de ciertos organismos para adaptarse”. Además, la Organización Meteorológica Mundial advirtió que al índice actual de emisiones, existe un riesgo del 40% de que el umbral de 1,5 °C se supere para 2025.

Alejo Moran Lozano, militante del colectivo Jóvenes Por el Clima, explicó en diálogo con este medio que “Argentina representa el 0,7% de las emisiones de gases de efecto invernadero y al mismo tiempo está situada en una región (América Latina) que representa solo el 5% de las emisiones”. Sin embargo, destacó que “es importante resaltar que observemos o no las emisiones de gases de efecto invernadero, la crisis climática impacta igual a las poblaciones y el ambiente que los rodea”.

En abril, en la Cumbre de Líderes Climáticos, organizada por el presidente estadounidense Joe Biden, Alberto Fernández asumió la responsabilidad de que la Argentina sea carbono neutral para el año 2050. A raíz de este compromiso, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible anunció que a finales de año se presentará la Estrategia de Desarrollo con bajas emisiones a Largo Plazo (LTS, por sus siglas en inglés), también conocida como Plan de Descarbonización. 

Sin embargo, las organizaciones socioambientales reclaman que este programa debe estar abierto al debate ciudadano. Según Alejo, las medidas tomadas por los gobiernos sobre el cambio climático “tienen larga data, y hay estudios que comprueban que en muchos casos se exacerban giros peligrosos hacia espacios autoritarios, fascistas y de descreimiento de las democracias, cuando no es tratada la temática ambiental y su impacto en la vida humana como un problema central en las políticas públicas”.

Para el militante socioambientalista, “la particularización de un tema tan abarcativo con impactos múltiples que se vinculan entre sí, requieren una mirada holística y largoplacista de la problemática”. Esto implica “una construcción de herramientas no sólo para reemplazar las energías que emiten estos gases, sino también para reemplazar las estructuras urbanas para poder resolver el hacinamiento de millones de personas en la región, la desertificación de los suelos, la contaminación del agua, movimientos geológicos como los socavones, pensar en la tecnología como una herramienta, modificar el paradigma antropoceno y su vínculo con el entorno”, entre otros ejes.

“Para el reemplazo de las energías que emiten mayor cantidad de gases de efecto invernadero, se necesitan energías como el litio, que al mismo tiempo genera una desertificación y vulneración de los derechos de las personas que habitan en las zonas donde se realiza su extracción”, continuó Alejo. En ese sentido, señaló que “la resolución de algunos de los problemas necesita el acompañamiento de otras políticas públicas para poder resolver los impactos sociales y ambientales que generan la necesaria utilización de energías alternativas”.

La participación ciudadana cobra un rol central en esta discusión, ya que “es fundamental que las personas sepan qué decisiones se van a tomar sobre los recursos naturales de los cuales viven y muchas veces cohabitan”. Esto mismo está respaldado por el Acuerdo de Escazú, un tratado regional que busca garantizar el acceso a la información, a la participación pública y el acceso a la Justicia en asuntos ambientales. En el año 2020, Argentina fue el décimo país en confirmar su adhesión al tratado.

“El gobierno actual tiene una gestión de la política ambiental que se compromete con los acuerdos internacionales y que busca la consolidación de una región preparada para defender en algunos puntos los recursos naturales de los países de la región para la transición energética, pero esto no alcanza”, apuntó Alejo.

Para que el cambio sea real y significativo, el ambientalismo popular sostiene que “para poder entender la multicausalidad y los múltiples impactos de la crisis climática es necesario muchas más herramientas y un cambio de paradigma en nuestro vínculo con la naturaleza”. Algunos ejemplos podrían ser “la necesidad de promover políticas públicas de agroecología reemplazando a la producción del agro negocio, o el uso del suelo de las tierras desérticas de San Juan en función de generar sistemas de cultivo como el riego por goteo reemplazando la profundización de la problemática mega minera”.

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas