América del Norte

28 junio, 2021

La historia de Sylvia Rivera, la activista trans que protagonizó la revuelta de Stonewall

Fue una de las artífices de las protestas y enfrentamientos con la policía ocurridos en el bar de Nueva York, en 1969, en defensa de los derechos de las disidencias sexuales.

Macarena Aspiroz

@macaspiroz

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El 2 de julio de 1951 nació la activista trans Sylvia Rivera. Ella fue una de las principales activistas de las revueltas ocurridas en el bar Stonewall en Nueva York en 1969. Este evento logró un cambio rotundo en el colectivo LGBT y es por esa noche de revolución queer que se celebra el día del orgullo a nivel mundial.

Sylvia reconoció haber sido una de las primeras activistas en tirar una molotov a la policía cuando estos entraron a reprimir y querer llevarse encarcelados a varies jóvenes que estaban dentro del bar. Ella y su amiga Marsha Johnson, también activista e ícono trans, fueron las caras visibles del hartazgo hacia una sociedad represiva y a una fuerza policial mucho peor.

Hija de dos inmigrantes procedentes de Puerto Rico y Venezuela, Sylvia tuvo una infancia llena de violencia y traumas. Quedó huérfana a los tres años de edad y se fue a vivir con su abuela, quien durante toda su infancia despreció y negó su identidad. La obligo a abandonar su casa cuando apenas tenía 10 años.

Durante toda su vida sufrió abusos por parte de la policía, quien la encarcelaba sólo por su identidad de género y por cómo decidía transitar la vida. Hasta que un día ella, y tantes otres, dijeron basta.

El 28 de junio de 1969, en el bar Stonewall en Nueva York, ocurrió una redada policíal como solía suceder en todos los bares donde frecuentaban personas LGBT en esa época. Cansades de esa situación y de manera espontánea, les clientes que se encontraban allí decidieron plantarse frente a las fuerzas de seguridad.

Todo comenzó con varias molotov improvisadas con tragos que tenían a mano. Sylvia fue una de las primeras en contraatacar y ponerse frente a las fuerzas represivas. Durante varias entrevistas posteriores, señaló que cuando todo comenzó no quería perderse un minuto de lo que estaba sucediendo. Las revueltas duraron tres días y fueron el disparador para sentar las bases del orgullo.

Luego de los disturbios en Stonewall, la revolución iniciada durante esas jornadas siguió en marcha, sobre todo para las mujeres trans que seguían sin ser respetadas dentro de su propia comunidad. En 1973 durante una movilización, Sylvia subió al escenario y desafió a todas las personas que estaban allí, en especial a los hombres gays blancos que menospreciaban al colectivo trans.

Mientras todes la abucheaban, dio su mítico discurso conocido como “Todos deberían callarse” y señaló la tibieza de sus compañeres a la hora de reivindicar los derechos de las trans. Después de ese día intentó suicidarse y se alejó por dos décadas de la militancia, pero siguió ayudando a jóvenes de distintas identidades y orientaciones sexo-genéricas a tener un hogar y conseguir trabajo.

La lucha de Sylvia y de tantas otras mujeres trans sigue más viva que nunca, ya que todavía se vulneran sus derechos. Su expectativa de vida sigue siendo mucho menor que la de las personas cisgénero, y el sistema las empuja a una vida de pobreza y prostitución como única fuente de trabajo posible.

Sylvia dedicó su vida a demostrar que la igualdad entre géneros tenía que ser un hecho y que los derechos no se piden prestados, se toman.

Ustedes me dicen que vaya y esconda / Mi cola entre las piernas / Ya no aguantaré esta mierda / He sido golpeada / Me han roto la nariz / Me han echado en la cárcel / He perdido mi trabajo / He perdido mi apartamento / Todo para la liberación gay y todos ustedes me tratan de esta manera? / ¿Qué diablos les pasa a todos?

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