24 enero, 2021
Mundial de Handball: la década ganada de los Gladiadores
Este lunes a las 14 hs por DeporTV, el canal público de deportes, la selección argentina masculina de handball, más conocida como Gladiadores, se enfrentará a Qatar por la clasificación a cuartos de final del Mundial de Egipto, buscando quedar por primera vez entre las ocho mejores selecciones del mundo.


Hernán Aisenberg
Octubre de 2011, ciudad de Guadalajara, México. La selección argentina masculina de handball dirigida por Eduardo Dadi Gallardo, le ganaba a Brasil la final de los Juegos Panamericanos y se ganaba una plaza para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 por primera vez en su historia. Ese fue el inicio de un camino que todavía no tiene techo.
Diego y Sebastián Simonet, Gonzalo Carou, Fede Pizarro y Fede Fernández ya estaban en aquel equipo junto a figuras como Andrés Kogovsek, Matías Schulz, Fede Vieyra, Leo Querín y otros jugadores que no sólo llegaron por primera vez a una cita olímpica, sino que además consiguieron una primera victoria ante los locales, pero se quedaron con las ganas de estar entre los ocho por perder con Túnez por dos goles.
A partir de ahí, los Gladiadores participaron de todos los eventos mundialistas y olímpicos, pero siempre con un rol de reparto. Si bien se convirtió en uno de los equipos más sólidos del continente, todavía no podía dar el salto frente a las grandes potencias europeas. Una victoria frente a Suecia en el mundial 2011, algún empate con Dinamarca y Hungría, pero nunca pudo acceder a la élite del balonmano.
El español Manolo Cadenas reemplazó a Dadi Gallardo cuando cambió la selección masculina para hacerse cargo de la selección femenina. En el camino se sumaron nuevos jugadores determinantes como el Colo Vainstein, Pablo Simonet (el más chico de los tres hermanos), Leo Maciel, Lucas Moscariello, Manu Crivelli y útimamente Juan Bar y Pedro Martínez. El equipo estaba listo para hacer historia, pero la pandemia puso todo en duda.
Durante más de seis meses, con el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) cerrado por la cuarentena, varios de los jugadores se entrenaron como pudieron, solos, por Zoom y algunos hasta en la terraza de su casa. Dieron bastante ventaja frente a planteles europeos que ni siquiera frenaron la competencia. Sin embargo, ellos nunca dejaron de creer y declaraban a la prensa que estaban para llegar a cuartos de final aun cuando parecía un reto bastante difícil.
Argentina nunca había quedado entre los ocho mejores de un Mundial, ni había participado de un Juego Olímpico: llegaron a Egipto con la gran oportunidad, pero no había margen de error. La selección debutó con un triunfo esperable ante Congo, y otro más frente a Bahrein que fue decisivo para pasar a la segunda ronda. Aunque no pudo contra Dinamarca, el último campeón olímpico y mundial, pasó de ronda con la esperanza intacta.
Japón fue el primer rival de esta segunda etapa. Un equipo muy rápido e intenso que le había robado un empate a Croacia en la primera ronda, y que se prepara para recibir los Juegos Olímpicos y poder competir de igual a igual con otras potencias. Pero en esta ocasión no pudo con la intensidad defensiva del equipo de Manolo y los contragolpes letales de los argentinos.
El segundo reto iba a ser aún más complicado: Croacia. Una de las potencias mundiales más fuertes, que no bajó del quinto puesto en ninguno de los grandes torneos de los últimos 10 años. Fuertes, agresivos y repartidos por los mejores equipos de Europa. Argentina le había ganado una sola vez en la historia en 2003, pero este equipo no se daba por vencido.
Jugaron el partido perfecto, con muchísima intensidad defensiva y buscando atacar de contragolpe para impedir que los croatas se ordenaran. Iniciaron ganando 5 a 0 en los primeros 15 minutos. Luego, el arquero Ivan Pesic complicó las cosas, empezando a atajar todo lo que le tiraban. Se fueron al entretiempo 12 a 12.
Nadie perdía la fe, pero lo lógico era que los balcánicos salieran a comerse la cancha en el segundo tiempo. Sin embargo, el que se despachó con los europeos fue Leo Maciel, el arquero. Con más de un 42% de pelotas atajadas y ayudado por una defensa que nunca bajó la intensidad, dejaron a Croacia en 7 goles en los últimos 30 minutos. Un equipo que suele hacer 30 goles de promedio, terminó con 19. Esa defensa fue la base fundamental del triunfo más importante de la historia.
Con cuatro victorias importantes y una sola derrota, la selección de Cadenas tiene el último enfrentamiento para meterse entre los ocho mejores, y no será nada fácil. Qatar es el verdugo de los sueños argentinos de los últimos torneos importantes. Los asiáticos invirtieron parte de su renta petrolera en nacionalizar varios jugadores para armar una liga competitiva y transformarse en potencia en un deporte emergente que crece.
Si mantienen el nivel de todo el torneo, deberían conseguir el triunfo este lunes a las 14, pero el equipo ya logró la mejor de las victorias: hizo que todo un país estuviera a la expectativa de sus resultados, que un país futbolero reconociera el mérito colectivo de un deporte amateur que consigue los logros a pulmón.
Detrás de este plantel y de este cuerpo técnico hay familias enteras dedicadas al balonmano, clubes de barrio que enfrentan tarifazos y cuentas que no cierran a fin de mes, becas estímulo estatales cada vez más ajustadas y pequeñas y especialmente chicos y chicas que se inician deportivamente muchas veces solo para divertirse, pero cuando ven estos logros sueñan con ser como ellos. Por todas esas familias, esos clubes y esos esfuerzos encomiables, habrá que prestar atención a lo que pueda pasar y felicitar a un plantel que ya hizo historia y le hizo honor a su apodo porque son verdaderos Gladiadores.
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