Cultura

22 enero, 2021

Los Simpson no existen más: la muerte del mediocre sueño americano

El contexto socio-económico estadounidense en el que nació la serie animada se ha deteriorado tanto que el estilo de vida de la familia amarilla pasó de ser el de una clase media en decadencia a un objetivo inalcanzable para la mayoría de la población de EE.UU.

Santiago Mayor

@SantiMayor

COMPARTIR AHORA

En 1987 nacieron Los Simpson como cortos en un programa de televisión y se convirtieron en serie autónoma desde 1989. Su surgimiento y lo que expresó durante sus primeros años fue una aguda sátira de la vida de cierta clase media estadounidense, golpeada por los gobiernos neoliberales de Ronald Reagan, pero todavía con un relativo estatus.

Sin embargo, ese estilo de vida hoy se convirtió en un objetivo aspiracional casi inalcanzable para cualquier trabajador en EE.UU. Es que la familia Simpson aunque no vivía en una ciudad ridículamente cara como los amigos de Friends en Manhattan, si tenía un buen pasar.

Como analizó el periodista Dani Alexis Ryskamp en la revista The Atlantic, Homero “un graduado de secundaria cuyo trabajo en la planta de energía nuclear requería poca habilidad técnica, mantenía a una familia de cinco”. Y eso incluía tener una casa, dos autos, comida, visitas regulares al médico y sobraba para emborracharse en el bar de Moe. Se trata, según el autor de la nota, de algo muy similar a lo que pasaba con su familia de Michigan a fines de los ‘80.

En el capítulo «Much Apu About Nothing», el de la propuesta 24 para expulsar inmigrantes, se puede ver que Homero gana 479,60 dólares brutos por semana (362,19 netos). O, como se suele contabilizar en EE.UU., 25 mil dólares al año. Según Ryskamp, si ajustamos ese monto por inflación (si, allá también hay inflación), ese salario sería hoy de 42 mil dólares.

Lo que puede parecer un sueldo enorme para países latinoamericanos, es en realidad un ingreso que apenas si garantiza una vida aceptable para un ciudadano o ciudadana estadounidense. Y bajo ningún punto de vista permitiría mantener a toda una familia. 

Esto se vuelve más preocupante si consideramos que el 60% de la población percibe anualmente ese dinero o menos. En el caso de la población negra la situación es aún peor, ya que se trata del ingreso promedio por hogar, sin importar cuántos miembros de la familia trabajen. Esto, antes de la pandemia de coronavirus.

Crisis financiera mediante, hoy en EE.UU. el precio de una vivienda es 2,4 veces más alto que a mediados de los noventa; los gastos médicos se triplicaron; y la matrícula promedio en las universidades es 1,8 veces más cara.

Frente a este escenario es prácticamente un hecho que hoy Marge tendría que trabajar de manera permanente y no solo intentarlo esporádicamente (vendiendo pretzels, casas o como policía). Es que mientras que en 1970 sólo el 38% de la fuerza laboral estadounidense eran mujeres, en la actualidad representan más del 50%. Y al igual que en el resto del mundo perciben un salario inferior al de los varones y tienen empleos más precarios.

Por otra parte, aunque esto era prácticamente una excepcionalidad simpsoniana, también hay retrocesos en el plano sindical. La tasa de sindicalización, aunque con una leve recuperación en determinados sectores, cayó del 14,5% en 1996 al 10,3% en la actualidad.

Sin su sindicato, Homero jamás podría haber pagado el tratamiento de ortodoncia de Lisa como se vio en -quizás- el mejor y más clasista capítulo de la serie. Probablemente, tampoco podría haber mantenido su trabajo ante una patronal tan arbitraria y explotadora. Incluso, aquel cartel que señalaba que no olvide que estaba ahí para siempre, hoy sería una bendición en tiempos de empleos precarios e inestables.

Para ejemplificar la situación actual Ryskamp -que se desempeña como periodista freelance- cuenta que, en todo 2020, su ingreso bruto fue de aproximadamente 42 mil dólares, la misma cantidad que Homero estaría ganando hoy. “Fue el segundo año con mayores ingresos de mi carrera. Quería comprar una casa, pero ningún banco estaba dispuesto a financiar una hipoteca, especialmente porque tenía menos de cinco mil dólares para hacer un pago inicial”, explicó.

Además contó que tras pagar todos sus gastos (impuestos, alimentación, vivienda, salud) tuvo un saldo anual de 19 dólares a favor. Aunque teniendo en cuenta el interés de los préstamos que tuvo que pedir para estudiar, su patrimonio actual es negativo.

Cuando Los Simpson se emitieron por primera vez, la aspiración era ser millonario como el señor Burns o al menos tener una cómoda situación económica como los Flanders con posibilidad de comprar lindos regalos de navidad y una casa en la playa. Pero era impensado que para un ciudadano estadounidense, con un empleo estable, el mediocre sueño americano de Homero fuera inalcanzable.

Si llegaste hasta acá es porque te interesa la información rigurosa, porque valorás tener otra mirada más allá del bombardeo cotidiano de la gran mayoría de los medios. NOTAS Periodismo Popular cuenta con vos para renovarse cada día. Defendé la otra mirada.

Aportá a Notas